El demonio de Tasmania podría tener la solución contra las superbacterias
Las llamadas superbacterias han desarrollado una gran resistencia incluso a compuestos muy agresivos como la vancomicina. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido que serán la primera causa de muerte en el año 2050 si no se encuentra una forma de combatirlas. Los autores del estudio se centraron en los demonios de Tasmania tras observar a sus crías, que a pesar de presentar un sistema inmune muy inmaduro durante su desarrollo consiguen sobrevivir en la bolsa de la madre, un entorno inundado de bacterias. «En estos animales encontramos seis péptidos antimicrobianos, mientras que el ser humano, por ejemplo, solo tiene uno», explica Emma Peel, una de las autoras. Después de obtener estas moléculas en el laboratorio, los científicos comprobaron que destruían las cepas superresistentes a los antibióticos pero también otras. No obstante, creen que es el primer paso para el desarrollo de fármacos que permitan afrontar la amenaza de estos microorganismos.
Este entrañable marsupial quizá guarde el arma definitiva contra las bacterias resistentes a los antibióticos. En concreto, su leche materna. Porque un nuevo estudio publicado en Scientific Reports sugiere que las biomoléculas presentes en ella ayudan a combatir varias de estas superbacterias, como algunos estafilococos áureos o enterococos. El demonio de Tasmania, aseguran los investigadores, posee más péptidos antimicrobianos que otros mamíferos.
Las llamadas superbacterias han desarrollado una gran resistencia incluso a compuestos muy agresivos como la vancomicina. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido que serán la primera causa de muerte en el año 2050 si no se encuentra una forma de combatirlas. Los autores del estudio se centraron en los demonios de Tasmania tras observar a sus crías, que a pesar de presentar un sistema inmune muy inmaduro durante su desarrollo consiguen sobrevivir en la bolsa de la madre, un entorno inundado de bacterias. «En estos animales encontramos seis péptidos antimicrobianos, mientras que el ser humano, por ejemplo, solo tiene uno», explica Emma Peel, una de las autoras. Después de obtener estas moléculas en el laboratorio, los científicos comprobaron que destruían las cepas superresistentes a los antibióticos pero también otras. No obstante, creen que es el primer paso para el desarrollo de fármacos que permitan afrontar la amenaza de estos microorganismos.