Un loro le cuenta a su dueña que su marido le está siendo infiel
La mujer llevaba tiempo sospechando la infidelidad, por lo que cuando oyó las repeticiones del loro se lo llevó a la comisaría con la intención de usarlo como prueba. En Kuwait, donde ha ocurrido esta historia, la infidelidad es considerada un delito y se castiga con penas de prisión o trabajos forzados. Afortunadamente para el marido, la policía no admitió las palabras del animal por no considerarlo un testigo creíble, alegando que este podría haber escuchado las frases en la televisión, y el presunto infiel consiguió evitar la pena de cárcel. No es la primera vez que esta extraña situación acaba con una pareja. En el año 2006, los medios ingleses publicaron la historia del loro Ziggy, que delató la infidelidad de una mujer a su novio repitiendo lo que ella le decía a su amante en sus conversaciones telefónicas: “te amo, Gary”. Ella acabó confesando que había sido infiel durante cuatro meses y el animal fue acogido por otra familia, ya que el novio no quería seguir escuchando las románticas conversaciones.
Este hombre podría haber acabado en la cárcel por culpa de su loro. La mascota comenzó a repetir, en frente de su mujer, las frases que él le decía a la sirvienta, destapando así una posible relación entre ambos.
La mujer llevaba tiempo sospechando la infidelidad, por lo que cuando oyó las repeticiones del loro se lo llevó a la comisaría con la intención de usarlo como prueba. En Kuwait, donde ha ocurrido esta historia, la infidelidad es considerada un delito y se castiga con penas de prisión o trabajos forzados. Afortunadamente para el marido, la policía no admitió las palabras del animal por no considerarlo un testigo creíble, alegando que este podría haber escuchado las frases en la televisión, y el presunto infiel consiguió evitar la pena de cárcel.
No es la primera vez que esta extraña situación acaba con una pareja. En el año 2006, los medios ingleses publicaron la historia del loro Ziggy, que delató la infidelidad de una mujer a su novio repitiendo lo que ella le decía a su amante en sus conversaciones telefónicas: “te amo, Gary”. Ella acabó confesando que había sido infiel durante cuatro meses y el animal fue acogido por otra familia, ya que el novio no quería seguir escuchando las románticas conversaciones.