Aumenta a tres los funcionarios muertos y cuatro heridos tras un motín en cárcel de Guatemala
Un motín iniciado el domingo en un centro correccional de menores de Guatemala por un grupo de pandilleros concluyó este lunes, con saldo de tres policías muertos y otros cuatro heridos, después de un operativo de seguridad que entraron a la fuerza para conseguir el control.
Un motín iniciado el domingo en un centro correccional de menores de Guatemala por un grupo de pandilleros concluyó este lunes, con saldo de tres monitores muertos y otros cuatro heridos, después de un operativo de seguridad que entraron a la fuerza para conseguir el control.
La crisis comenzó el domingo en el centro Etapa II, cuando un grupo de 26 «inconformes» de la pandilla Bario 18, según datos de la Policía Nacional Civil (PNC), retuvo a siete monitores.
Dos de los rehenes fueron asesinados y otro fue liberado por los pandilleros este lunes y sometido a una operación debido a que presentaba múltiples heridas de arma blanca.
Las autoridades entraron al centro este mismo lunes para rescatar a los cuatro monitores que quedaban retenidos, y tras el operativo uno murió al ingresar al hospital y otros dos están heridos, dijeron los portavoces oficiales.
Los niveles de «agresividad, violencia e intolerancia» que iban en aumento por parte de los amotinados motivó a las fuerzas de seguridad a entrar por la fuerza, luego que el diálogo no fraguó, resumió el director de la Policía Nacional Civil (PNC), Nery Ramos, en una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por el ministro de Gobernación (Interior), Francisco Rivas.
En el operativo participaron 45 agentes especializados.
Los agentes siguen ahora en el interior del lugar para resguardar y controlar a los internos e investigar la muerte de los monitores, mientras unos 45 jóvenes fueron trasladados ya a Torre de Tribunales para ser puestos a disposición judicial.
Los pandilleros llegaron este lunes a amenazar con quemar vivos a los rehenes sino cumplía con sus peticiones, entre ellas el traslado de sus compañeros recluidos en Las Gaviotas, otro centro de privación de menores ubicado en la zona 13 de la capital.
Uno de los pandilleros dijo que el asesinato de los dos primeros monitores fue por los maltratos que propinaban los custodios y también las autoridades del centro, y que «se lo tenían ganado».
Un informe de la Procuraduría de Derechos Humanos de octubre de 2016 sobre los cuatro centros de reclusión para menores del país, incluido el Etapa II, evidenciaba carencias como el hacinamiento, la falta de infraestructura o la poca higiene.
Según ese informe en el Etapa II tiene capacidad para 160 personas pero había 201 internos, y había 23 monitores aunque cuando eran necesarios llegaban 40.
De las 30 cámaras de vigilancia solo funcionaban 13 y apenas había un sanitario por sector, pues en otros casos el baño eran «agujeros de tierra» donde los jóvenes tenían que hacer sus necesidades mayores, orinar y bañarse.
La crisis en el Etapa II estalló días después de la tragedia en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, otro centro estatal donde un incendio el pasado 8 de marzo mató a 40 niñas y adolescentes que, supuestamente, eran víctimas de abusos sexuales y físicos.