Los chinos reciben el Año del Cerdo, asociado a la fertilidad y la abundancia
Las comunidades chinas de todo el mundo dan la bienvenida al año nuevo. La llegada del Año del Cerdo del ciclo astrológico chino -de 12 años- pone fin al Año de Perro. El cerdo se asocia, en la cultura asiática, con la fertilidad, la abundancia y la virilidad. Los chinos celebran el año nuevo con oraciones y agradecimientos en el templo, banquetes multigeneracionales en familia y la mayor ola de viajes del mundo.
Las comunidades chinas de todo el mundo dan la bienvenida al año nuevo. La llegada del Año del Cerdo del ciclo astrológico chino -de 12 años- pone fin al Año de Perro. El cerdo se asocia, en la cultura asiática, con la fertilidad, la abundancia y la virilidad. Los chinos celebran el año nuevo con oraciones y agradecimientos en el templo, banquetes multigeneracionales en familia y la mayor ola de viajes del mundo.
Las grandes metrópolis chinas se encuentran extrañamente vacías por estas fechas. Decoradas con luces e invadidas por los mercados de flores, ciudades como Beijing, Shangai y Hong Kong se inundan de una inusitada calma que contrasta con las aglomeraciones que las caracterizan el resto del año. Son los efectos de la que supone la migración anual más grande del mundo, cuando cientos de millones de personas se suben a trenes, coches y aviones para visitar a familiares a lo largo y ancho del país y del mundo. Y es que la diáspora china se encuentra muy repartida, por lo que los viajes al extranjero se disparan con el inicio del año lunar.
La festividad más importante del calendario chino dura quince días. Las familias reunidas comen los populares dumplings, intercambian regalos y sobres rojos con dinero, decoran sus casas con orquídeas y las perfuman con incienso; se acercan a templos -como el de Wong Tai Sin en Hong Kong, o el de Longhua de Shangai- para ofrecer su agradecimiento y orar por la buena fortuna. Pero se trata de una celebración que abarca todo el planeta, y los barrios chinos de ciudades como Nueva York, Londres, Vancouver, Sydney, Madrid o Los Ángeles también se llenan de lámparas, petardos, desfiles y bailes de leones.
En Japón, la famosa Torre de Tokio se iluminará de rojo para celebrar el Año Nuevo. También es la fiesta más importante de Vietnam, donde se conoce como Tet. En Taiwán, la presidenta Tsai Ing-wen ya ha felicitado en nuevo año con el saludo tradicional en cinco idiomas diferentes. Y en países de mayoría musulmana como Indonesia y Malasia, con una población étnica china considerable, el Año Nuevo Lunar es un día festivo no exento de polémica. En Malasia, algunos centros comerciales han optado por no exhibir decoraciones de cerdos, un animal considerado impuro por el Islam.
Este Año del Cerdo, las celebraciones han tenido una inesperada estrella invitada. Se trata del personaje de dibujos animados Peppa Pig, que ha pasado de ser vilipendiada por diarios afines al Partido Comunista Chino y ser censurada, a convertirse en toda una celebridad nacional. A esta cerdita animada, el Diario del Pueblo la acusaba de ser un símbolo contracultural. La polémica surge de un capítulo en el que Peppa conoce a la reina de Inglaterra. A raíz de ello, usuarios de Internet comenzaron a utilizar su imagen para elaborar memes de contenido subversivo. «No se debe permitir destruir la infancia de nuestros jóvenes y romper las reglas», defendía el diario el pasado abril en un acalorado editorial. Ahora, Peppa Pig invade en masa las estanterías de las tiendas chinas y acumula 60.000 millones de visionados en las principales plataformas de vídeo.
Como curiosidad, los arqueólogos chinos han descubierto que China fue uno de los primeros lugares donde se domesticó al cerdo, hace nada menos que 9.000 años. Según el medio chino Xinhua.