Unas 50 ballenas piloto quedaron varadas y 20 de ellas murieron en una orilla del suroeste de Islandia, informaron el sábado los servicios de socorro, dos semanas después de que 52 cetáceos murieran en el oeste de la isla, también arrastrados a la orilla.
Los calderones, o ballenas piloto, fueron hallados el viernes por la noche en la región de Gardur, a unos 50 km de la capital, Reikiavik. Según los medios locales, unos transeúntes atendieron a las ballenas mientras llegaban los equipos de rescate, que lucharon durante buena parte de la noche para mantenerlas con vida.
«Unos 90 voluntarios trabajaron toda la noche para mantener húmedos a los animales», declaró a la agencia AFP David Mar Bjarnason, portavoz de la Asociación islandesa de Investigación y Salvamento. A las 8 de la mañana los últimos cetáceos rescatados se adentraron en el mar. «Hubo que esperar a la marea alta para devolverlos al mar«.
Las ballenas piloto son una especie abundante en el Atlántico, donde se calcula que hay entre 500.000 y 800.000. El pasado 18 de julio, 52 animales que yacían en la arena fueron avistados en una playa salvaje del oeste de la isla.
Las ballenas son particularmente vulnerables cuando se acercan a la costa para cazar a sus presas si las aguas del litoral son poco profundas. Se desconocen las razones que hacen que las ballenas acaben varadas, y en una cantidad tan significativa. Algunas teorías apuntan que podría deberse a la interferencia de campos magnéticos; otras, al papel central del individuo dominante dentro de un grupo, al que sigue el resto «pase lo que pase», según Gisli Vikingsson, del Instituto de Investigación Marina de Reikiavik.