Las especies poco numerosas se organizan en guetos para sobrevivir
Este patrón podría explicar cómo las especies que compiten por los mismos recursos son capaces de coexistir
Un equipo internacional de científicos, en el que han participado investigadores de ocho centros españoles, han descubierto que las especies poco numerosas de animales y plantas se organizan en guetos para sobrevivir frente a otras especies más competitivas. El hallazgo revela que las comunidades de animales y plantas se organizan en guetos o barrios étnicos para fomentar su persistencia, según ha informado este martes el Museo Nacional de Ciencias Naturales en una nota de prensa.
Esta organización de las especies podría explicar cómo coexisten especies que compiten por los mismos recursos, según han comprobado los investigadores, que han publicado las conclusiones en la revista «Nature Ecology & Evolution». Para llevar a cabo la investigación, se han analizado 326 comunidades ecológicas de musgos, hierbas, árboles, insectos, arácnidos y corales, entre otras; y todas ellas distribuidas por todo el mundo.
Los resultados sugieren una explicación general para el mantenimiento de la biodiversidad en ambientes competitivos, matizando el principio de exclusión competitiva por el que las especies con las habilidades competitivas más bajas deberían ser excluidas por las competidoras más eficientes. Este patrón podría explicar cómo las especies que compiten por los mismos recursos son capaces de coexistir.
De acuerdo con los investigadores, esta organización podría estar detrás de la persistencia de especies raras, ya que éstas podrían evitar la presión competitiva de las especies más abundantes, bien porque cooperan entre ellas, bien porque prefieren microhábitats concretos, o por las dos razones a la vez. Este descubrimiento puede tener grandes implicaciones para la comprensión de la formación de las comunidades ecológicas.
La planificación de la conservación y el estudio de enfermedades humanas relacionadas con los genes de las bacterias que habitan en el intestino son algunas de las «profundas aplicaciones» que puede tener este descubrimiento, según han concluido los investigadores.