Se enfrenta a seis años de cárcel por morderle la oreja a un revisor: "Noté algo en la boca y lo escupí"
La Fiscalía pide una pena de 6 años de cárcel y una indemnización al acusado de 56.000 euros por un delito de lesiones y otro de atentado a la autoridad
El acusado de morder la oreja a un revisor de Renfe en la estación de Mollet del Vallès (Barcelona) en 2015 ha declarado este miércoles al tribunal que «nunca» quiso morderle y que fue «un acto reflejo» para escaparse del revisor en la pelea que ambos mantuvieron en el andén.
La agresión ocurrió la mañana del 22 de agosto de 2015 cuando el acusado, que viajaba en un tren de la línea R3 de cercanías de Renfe tuvo una discusión con el revisor por no llevar el billete, ante lo que el revisor instó al acusado a bajarse en la siguiente parada, donde la discusión pasó a mayores y terminó con el mordisco que el viajero propinó al revisor.
El trabajador de RENFE perdió dos tercios de la oreja izquierda y requirió hasta cinco operaciones para recuperar la apariencia inicial. Además, perdió de forma definitiva un 14% de capacidad auditiva.
El acusado, Yuri M., de nacionalidad española y 22 años, ha dado esta mañana su versión de los hechos en el juicio, celebrado en la sección 3ª de la Audiencia Provincial de Barcelona.
A preguntas del fiscal, el acusado ha explicado al tribunal que subió al tren en Parets del Vallès y ha admitido que lo hizo sin billete porque llegó «muy justo» y no le dio tiempo a comprarlo. Ya en el vagón, y siguiendo la versión del acusado, se acercó al revisor al ver que estaba invitando a una chica a bajar en la siguiente estación por no llevar el billete y se dirigió a él pidiéndole que le expidiera un billete, a lo que este se negó alegando que la norma lo prohíbe y también le invitó a bajar en la siguiente parada.
«El revisor estuvo muy agresivo en todo momento, no sé el motivo por el que lo estaba, pero se le veía fuera de sí», ha dicho el acusado, que ha añadido: «Le dije que no me iba a bajar porque tenía que llegar al trabajo».
Al llegar a la siguiente estación, la de Mollet del Vallès, el acusado se bajó porque «no quería más problemas«, pero antes de que se cerrara la puerta, escupió al revisor porque se sintió «humillado», ante lo que este se bajó del tren y empezó a propinarle puñetazos, según su versión.
«En ese momento no podía zafarme de él y le mordí por acto reflejo. Era la única manera de escaparme. Yo nunca quise hacerlo, estaba aterrorizado. No sabía ni dónde le había mordido. Noté algo en la boca, lo escupí y me fui corriendo», ha concluido su relato.
Por su parte, el revisor ha contado otra versión de los hechos al tribunal y ha manifestado que cuando el acusado se bajó no le escupió una vez sino dos -«una cuando cerré la primera puerta del vagón y otra al cerrar la segunda puerta»- y que en ese momento decidió apearse del tren para «identificar a aquel hombre y llamar a la policía».
Ante el aviso de que llamaría a la policía, el acusado le «amenazó de muerte» e intentó pegarle, pero esquivó el golpe. Fue entonces cuando le mordió: «Escuché un chasquido, sentí el dolor y vi la oreja en el suelo».
El trabajador de Renfe también ha expuesto al tribunal los efectos que tuvo para él la pérdida de una parte de la oreja: a parte de las cinco intervenciones quirúrgicas que recibió para reconstruírsela, sufrió estrés postraumático por el que estuvo de baja 18 meses y hasta pidió un traslado a Galicia de dos años porque «no era capaz de ir en el tren», recuerda.
Por estos hechos, la Fiscalía ha pedido en su informe final una pena de 6 años de cárcel y una indemnización al acusado de 56.000 euros por un delito de lesiones y otro de atentado a la autoridad, mientras la acusación particular ejercida por el abogado de la víctima pide 5 años de cárcel y 70.000 euros de indemnización por un delito solo de lesiones.
Por su parte, el letrado de la defensa ha pedido la absolución del acusado al considerar que este actuó en «defensa propia«, lo que le eximiría de cualquier responsabilidad penal.
También ha pedido al tribunal que considere la situación laboral estable del agresor, la ausencia de antecedentes penales, que tiene un hijo de un año y su predisposición a la reparación del daño por la cual ha consignado ya 2.000 euros en la cuenta bancaria del juzgado.
El juicio ha quedado hoy visto para sentencia, que se notificará a las partes en las próximas semanas.