El otro encierro de la madre de Rubiales tras salir del hospital (y en un día clave)
Ángeles Béjar abandonó el centro médico y se instaló en su casa, donde permanece atrincherada y sin nueva reacción
Luis Rubiales va a ser suspendido cautelarmente en sus funciones por el Gobierno este mismo viernes tras ser inhabilitado hace días por FIFA. Mientras tanto, su madre, Ángeles Béjar, continúa encerrada en su casa sin salir ni dar declaraciones desde que abandonara el hospital, donde necesitó atención médica urgente tras poner en marcha una comentada huelga de hambre.
Rubiales será suspendido
Tras días de reuniones, hipótesis y mucho debate jurídico sobre Derecho deportivo, el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) ya tiene un veredicto sobre la denuncia que presentó la semana pasada el Consejo Superior de Deportes (CSD) contra el presidente de la Real Federación Española del Fútbol (RFEF) por «abusos de autoridad» y actos contra el «decoro», por su obsceno gesto en el palco al lado de la reina Letizia y de la infanta Sofía.
Todo apunta a que el TAD va a incoar un expediente de sanción a Rubiales, quien rechazó dimitir tras su comportamiento en el estadio de Sidney, el pasado 20 de agosto, tal y como te hemos contado en THE OBJECTIVE. Se espera que durante este viernes sea el presidente del CSD, Víctor Francos quien comunice la resolución de un caso que ha sacudido a todo el planeta, más allá del fútbol.
La peor semana de Ángeles Béjar
La familia de Rubiales ha dado esta semana un paso adelante en este conflicto. Pero ha sido la figura de Ángeles Béjar la que ha aglutinado gran parte de la atención. La madre del presidente de la RFEF tuvo que acudir a urgencias el pasado miércoles tras permanecer dos días y medio de huelga de hambre en la parroquia Divina Pastora de Motril. Mientras tanto, la prima de Rubiales denunciaba la cacería pública a la que éste estaba siendo sometido, al mismo tiempo que pedía a Jenni Hermoso «que diga la verdad».
Era el padre Antonio quien detalló a los periodistas que Ángeles había tenido que salir del templo, por su propio pie y usando una puerta trasera, al encontrarse «muy mal» y «con angustia» y «muchos problemas ya no solamente a nivel anímico», sino también con palpitaciones. Se notaba «nerviosa» y con «mucho estrés».
Durante su protesta, la madre de Rubiales recibió agua y líquidos isotónicos junto con su medicación que le llevaban al templo vecinos, amigos y familiares. No había apenas dormido y lo poco que lo hizo fue en un colchón en una capilla lateral.
Los médicos consiguieron estabilizar su estado de salud después de que acudiera al hospital con un cuadro de deshidratación y de ansiedad importante. Sin embargo, no necesitó dormir allí ni una sola noche ya que pasadas unas horas fue dada de alta y se marchó a descansar a su casa. Al calor y refugio de su hogar ha iniciado un encierro voluntario que está por ver si mantiene cuando se sepa la resolución definitiva de su hijo, el mismo para el que buscó justicia renunciando a comer.