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Sara Carbonero confiesa cómo se tomaron sus hijos su duro tratamiento contra el cáncer

La comunicadora reflexiona como nunca sobre el cáncer que le detectaron hace cinco años

Sara Carbonero confiesa cómo se tomaron sus hijos su duro tratamiento contra el cáncer

Sara Carbonero

Sara Carbonero está viviendo uno de los mejores momentos de su vida. La periodista, de 40 años, está centrada en sus negocios al margen de los medios de comunicación, en su pareja —el músico y productor Nacho Taboada, con quien sale desde 2022— y en sus hijos —los pequeños Martín y Lucas, de 9 y 7 años de edad, fruto de su relación con Iker Casillas—.

Además de todo ello, a la empresaria también le acompaña la salud, algo que no siempre ha sido así. Hace cinco años, en una revisión rutinaria, los médicos le detectaron un tumor maligno de ovario por el que tuvo que ser operada de urgencia. Tras ello, Carbonero comenzó un duro tratamiento de quimioterapia del que ha hablado muy poco.

Este lunes, sin embargo, la comunicadora se ha abierto en canal en su perfil de Instagram y ha relatado cómo sus hijos vivieron este proceso.

Sara Carbonero confiesa cómo afrontaron sus hijos pequeños su cáncer

Con unas imágenes de ella misma mirándose en el espejo, Sara Carbonero comienza su texto: «Vaya por delante que soy malísima con los selfies en el espejo pero anoche quería probar unas luces nuevas. Que si un ojo bizco, que si muy seria, la mirada melancólica, que si te sonríes mucho a ti misma es muy forzado. Lejos de la frivolidad que pueda parecer, yo, cuando me miro al espejo, lo hago para tomar conciencia de mí misma, lo utilizo como herramienta clave para mejorar mi autoestima».

Unos espejos que, en épocas de su vida, rehuía: «Llegué incluso a pasar tres o cuatro meses sin mirarme en uno. En una de esas, al acabar el sexto y último ciclo de quimioterapia, yo estaba en la cama, sin poder moverme y mi hijo mayor se tumbó conmigo. Después de mirarme detenidamente, muy raro, soltó: ‘Mamá, es que tienes las cejas grises y no pareces tú’. Yo, por entonces, precisamente por no mirarme ignoraba que había perdido todo el pelo de las cejas, que son las que enmarcan la mirada y dan personalidad al rostro».

Tras ello, y para quitarle hierro al asunto, Sara Carbonero le preguntó al pequeño Martín por sus pestañas: «No sabía muy bien cómo salir de ahí y se me ocurrió decirle: ‘¿Y pestañas? ¿Has visto que me queda una única superviviente?’». A lo que él contestó: «¡Una! ¡Las más valiente!».

«Intentó arrancármela , por supuesto, muerto de risa, y empezamos una guerra de almohadas y después, a otra cosa.
Tengo esa conversación grabada como muchas otras incómodas, en las que gracias a su capacidad de adaptación fue todo menos traumático. A día de hoy, cuentan orgullosos a sus amigos cuando mamá tenía el pelo ‘como un chico‘. El día que me vieron así por primera vez, les llevé unos puzzles para desviar su atención, como me dijo la psicóloga», confiesa.

Pero, a pesar de sus planes, «no resultó, como dice la canción: No quitaron sus ojos de mí, corriendo incluso alguna tímida lágrima por sus mejillas. Luego, empezamos a buscar fotos de actrices y cantantes monísimas con pelo corto y nos pusimos con el puzzle».

«Las carcajadas llegaron cuando en ese mismo verano salía en la tele un anuncio de champú que grabé meses antes con mi larga cabellera meneándola para delante y para detrás. El colmo de los colmos. Esto sirvió para que los enanos me imitaran y me animaran: ‘Ya pronto volverás a hacerlo, mamá. Y, además, ya no tendrás las cejas grises’».

Un conmovedor relato que refleja lo bien que los niños se tomaron la dura enfermedad que atravesó Sara

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