Mario Vargas Llosa, en horas bajas: su familia toma una drástica (y necesaria) decisión
La familia del escritor ha decidido reducir al máximo sus exposiciones públicas a partir de ahora
Tras varios meses con su familia en su residencia de Lima, Perú, Mario Vargas Llosa regresó a España a finales del pasado mes de junio. A sus 88 años, el Premio Nobel viajó a la capital para cumplir con varios compromisos profesionales. Lo hizo con algunos miembros de su familia, como Patricia Llosa, de quien no se separa tras su polémica ruptura con Isabel Preysler.
En sus últimas apariciones públicas en Madrid, pudimos ver que Vargas Llosa ha experimentado un notable bajón físico en los últimos tiempos a causa de su avanzada edad y de la neumonía que contrajo el pasado marzo.
De hecho, fue del todo llamativo cuando los reporteros le preguntaron si había hablado con Isabel Preysler en su regreso a España. El escritor contestó que «sí», y esta respuesta fue titular en numerosos medios de comunicación. Pero, evidentemente, tal conversación nunca se produjo, ya que el Nobel y la socialite no tienen ningún tipo de contacto desde que cortaron, en diciembre de 2022.
Entonces, ¿por qué dijo que sí? Evidentemente, la respuesta de Vargas Llosa dejó al descubierto que su salud se ha ido deteriorando con el paso del tiempo. De hecho, tal y como ha confirmado Vanitatis, su familia «está preocupada» con la evolución médica del escritor en los últimos meses: «Nos confirman que ya no escribe, aunque sí hace una vida normal, se vale por sí mismo, anda con autonomía y lee los periódicos».
Vargas Llosa, una nueva etapa lejos de los focos
Conscientes de la nueva situación que atraviesa Vargas Llosa, sus familiares han decidido restringir al máximo, a partir de ahora, sus exposiciones públicas.
De momento, toda la familia ha dejado Madrid para trasladarse, durante unas semanas este verano, a una pequeña isla de Grecia. Allí, según el citado medio, estarán todos juntos hasta finales del mes de julio, cuando planean volar de nuevo a Madrid, hacer una escala de unos días, y viajar seguidamente a Lima, donde Vargas Llosa ha decidido pasar los últimos años de su vida.
Una vez que estén en su domicilio, el escritor seguirá con sus revisiones médicas, arropado por los suyos y lejos de compromisos profesionales y sociales.