La casa de Ana Obregón en Mallorca: 6.000 metros, 35 millones de euros y vistas al mar
La actriz ha disfrutado de su impresionante chalé en la isla junto a su hijo, Aless, y sus padres y, ahora, lo ponen en venta
Ana Obregón, en una imagen en redes sociales.
Cuando Aless murió, Ana Obregón encontró su propio refugio en Mallorca. La casa de su familia, El Manantial, siempre ha sido uno de sus lugares favoritos en el mundo. Allí construyó los mejores recuerdos junto a su hijo Aless pero, también, pasó los momentos más duros tras la muerte de sus dos padres. Ahora, parece ser que los García-Obregón, tal y como confirman Look, han decidido deshacerse de esta residencia, situada en uno de los lugares más privilegiados de la isla y, sobre todo, que destaca por sus impresionante vistas. Tampoco pasa desapercibida su extensión, que asciende hasta los 6.000 metros cuadrados, con hasta dos viviendas distintas dentro de la finca.
El chalé se encuentra en la Costa de los Pinos con unas grandes vistas a la bahía de Cala Millor. Fue a finales de los años 6o cuando Antonio García y Ana María Obregón adquirieron esta estupenda vivienda con la que deseaban salir del ruido de la ciudad. Ha sido en esta casa donde se han reencontrado, año tras año, los hermanos de Ana y sus padres y es por eso que siempre ha sido un lugar de lo más especial. También, era allí donde Aless pasaba los mejores días de su temporada estival y a donde se marchó Ana cuando su primogénito falleció en mayo de 2020.
Ana Obregón pone en venta su impresionante casa de Mallorca
Han sido infinitas las fotos que ha compartido Ana en sus redes sociales de su casa de Mallorca. En la mayoría de ellas aparece Aless. «Adorabas el azul turquesa del mar mediterráneo y esas olas que cada día me cantan tu nombre: Aless», escribió en una publicación de Instagram, en un perfil donde tiene casi un millón de seguidores. Ahora, esa cuenta está inundada de instantáneas junto a su nieta, Anita, quien ha llegado a su vida para alegrarla. Gracias a estas fotos que ha compartido Ana en sus redes sociales hemos podido saber que es una casa amplia, donde destaca una impresionante piscina. La mansión se edificó gracias a la unión de tres fincas, lo que dieron lugar a un terreno de más de 6.000 metros cuadrados. La vivienda, solamente, ocupa poco más de mil metros.
La casa está dividida en distintas zonas. Una de día y otra de noche. En la de más actividad, está situado el salón, el recibidor y la cocina. También, cuenta con siete dormitorios con baño en suite y un aseo de cortesía. En el exterior, se ubica un estanque, una pista de pádel y una zona para que pueda aterrizar un helicóptero. También, tiene una casa de guardeses con dos dormitorios, cocina y un baño. La terraza, como ha mostrado Ana en más de una ocasión, tiene unas impresionantes vistas sobre el mar y la piscina del jardín. Además, el chalé cuenta con una zona de servicio compuesta por una sala de plancha, una despensa y un dormitorio con baño.
Piscina, terraza y siete dormitorios
Lo cierto es que la residencia tiene capacidad para más de diez personas y cuenta, además, con un pozo privado de agua potable y un puesto de atraque en el embarcadero de la zona. Por ahora, no se sabe por qué la familia García-Obregón ha decidido poner la espectacular finca en venta, sobre todo teniendo en cuenta que ha sido allí donde todos ellos han construido sus mejores recuerdos. La propia Ana ya ha contado, en varias ocasiones, que «no existe lugar más bello». «Emerge majestuosa sobre una multitud de pinos centenarios, abrazando el mar con una infinita terraza, y su suelo turquesa en los atardeceres de verano se fusiona con el azul del Mediterráneo y del cielo», confesó la actriz.
Cuando su hijo era joven le pidió a Ana y su familia que pasara lo que pasara no la vendieran. «Decidiste venir para estar con tus abuelos y conmigo. Nos regalaste unas semanas de felicidad absoluta, exprimiendo cada segundo los atardeceres entados en el sofá con tu abuela y los gin-tonics que le cambiabas por pastillas. Volvimos a navegar juntos por ese mar que tanto amabas desde pequeño», reflejó Ana en El chico de las musarañas, el libro que escribió conjuntamente con su hijo, dejando claro la importancia del lugar para su familia.
