La sencilla boda de Antonio Banderas y Ana Leza en Madrid y su divorcio de miles de euros
Su separación les llevó a los tribunales en los que Ana se quedó con una pensión y con una casa en Madrid
Ana Leza y Antonio Banderas, en una imagen de archivo. | Gtres
Fue hace más de 35 años cuando Antonio Banderas se dio el ‘sí, quiero’ con Ana Leza. Por aquel entonces, ambos se convirtieron en dos de los actores más codiciados del mundo del cine y la televisión. Ella era hija de Concha Leza, una reputada actriz, y Banderas se estaba abriendo hueco en un mundo que, muy pronto, le sonreiría. Fue el 25 de julio de 1987 cuando organizaron un enlace que fue uno de los más interesantes para las revistas del papel couché. Lo hicieron, además, en la iglesia de San Nicolás en Madrid. A pesar de la limitada atención que suscitó, Ana y Antonio hicieron todo lo posible para que su enlace pasara desapercibido.
Probablemente lo que más llamó la atención fue la identidad de sus padrinos. Entre ellos estaba Carmen Maura, quien siempre ha sido muy amiga del actor y del padre de la novia. Además, entre los invitados acudieron personalidades de la talla de Bibiana Fernández y Pedro Almodóvar, con quien Antonio ya había comenzado a grabar. Tal y como explican desde la revista ¡Hola!, para ese día tan especial, la novia eligió un traje sencillo blanco que acompañó con un discreto tocado. Antonio, por su parte, fue más tradicional y se enfundó un traje moderno, compuesto por una camisa y un pantalón negro.
La boda de Antonio Banderas y Ana Leza en Madrid
Carmen Maura también llamó especialmente la atención por su traje con falda abullonada, corpiño con encaje y detalles de tul y unos guantes en conjunto. Tras el fin de la ceremonia, tanto los novios como los invitados se trasladaron hasta el Hotel Ritz donde siguieron con la celebración. Lo cierto es que ya en ese momento, Ana y Antonio vivieron una preciosa simbiosis porque no solamente se acompañaron en lo personal sino, también, en lo profesional. Su mujer hablaba varios idiomas, por lo que fue el nexo de unión para que Banderas pudiera traducir esos primeros guiones que le llegaron de Hollywood. Gracias a ella, Antonio comenzó a desenvolverse perfectamente en inglés, lo que hizo que pudiera embarcarse en nuevos proyectos.
Aunque eso sí, este momento personal coincidió con el profesional. Fue a los pocos meses cuando el nombre de Antonio Banderas comenzó a sonar con mucha fuerza en Hollywood y en 1995, él ya se trasladó a vivir a Estados Unidos, poniendo tierra de por medio en su relación. Como confirman en el mencionado diario, el divorcio se produjo con rapidez y llegaron a un acuerdo. Ana se quedó con la casa que tenían en Madrid y una pensión alimenticia de casi 2 millones y medio de pesetas, es decir, 12.000 euros y el derecho vitalicio al 50 por ciento de todos los beneficios de las películas que había tenido el actor en esos ocho años de matrimonio.
La nueva vida de Ana Leza en Nueva York
La ruptura no fue nada fácil, especialmente para Ana, quien se quedó en Madrid mientras veía que el que ya era su exmarido triunfaba en el cine internacional. Un año más tarde, Antonio comenzó su relación con Melanie Griffith a quien conoció en el rodaje de la película, Two Much. Aunque eso sí, al poco tiempo, Ana rehizo su vida de la mano del técnico audiovisual Christopher Lee Villareal. Ese fue el momento en el que, además, decidió dejar su carrera como actriz. Ahora ya, a los 60 años, Ana vive muy cerca de Nueva York junto a su marido y sus dos hijas, Clara María y Sofía Macarena.
También, Antonio lleva una vida totalmente plena de la mano de Nicole Kimpel, con quien reside entre Málaga y Los Ángeles. Una de las piezas más especiales de su vida, sin duda, es su hija, Stella del Carmen, quien anunció hace unas semanas que se había prometido. La joven está muy ligada a España y a su padre y pasa en nuestro país largas jornadas. Además, también ha conocido de primera mano una de las tradiciones favoritas del actor; la Semana Santa. Lo cierto es que su relación con Ana le dejó especialmente tocado. «Me dejaron más pelao que… Fueron ocho días de juicio. Es un negocio. Lo que el juez quiere saber es cuánto le vas a pagar a tu pareja. Te agarran de un pie, te sacuden y, cuando se acaba el último dólar, te dejan. Eso es lo que hicieron conmigo», le confesó a Jesús Quintero en una entrevista.
