La verdadera razón por la que la infanta Cristina ha ido a Galicia: no ha sido para ver a su padre
El pasado fin de semana, Cristina acudió a la boda de Theodora de Grecia y, luego, a Sangenjo a visitar a su padre
La infanta Cristina, en una imagen de archivo. | Gtres
La infanta Cristina ha pasado unos días fuera de Ginebra por varios motivos de peso. El primero de ellos, y probablemente el más importante, tuvo que ver con la boda de Theodora de Grecia, con quien la hija de los reyes Eméritos guarda una buenísima relación. Luego, también, Cristina decidió viajar hasta Sangenjo, donde se reunió con el rey Juan Carlos, en un encuentro del que no ha transcendido ninguna imagen. Muchas han sido las informaciones que se han conocido en esta última semana sobre la vida privada del Emérito y que ha provocado cierto disgusto dentro de Zarzuela. Aún así, siempre ha contado con el apoyo de sus hijos, quienes han seguido todos sus pasos.
No es de extrañar, por tanto, que la infanta haya viajado hasta el norte del país para pasar unos días junto a su progenitor, a quien no veía desde hacía unos meses. Este mismo verano, junto a su hermana Elena, ambas viajaron hasta Abu Dabi para visitar al rey Juan Carlos. Mucho se ha hablado, entonces, si el encuentro con su padre era una manera de darle su apoyo públicamente. Y lo cierto es que, como confirman desde Vanitatis, la infanta se trasladó hasta Galicia porque tenía un compromiso profesional con la Fundación La Caixa, con la que dejó de trabajar hace cuatro años pero a la que está muy unida.
La larga visita de la infanta Cristina
Debido a su buena relación, la hija de la reina Sofía decidió ir al evento, celebrado en la ciudad gallega para reencontrarse con viejos y buenos amigos. Luego, más tarde, puso rumbo a Sangenjo, en un trayecto que se extendió durante una hora y media para ver a su padre, que se encontraba en la casa de su amigo, Pedro Campos. Allí ambos se vieron durante unas horas y, más tarde, la infanta volvió a su hotel en Coruña donde pasó la noche. A la mañana siguiente, en vez de volver a Ginebra, paró en Madrid por un compromiso de lo más emotivo y especial.
Como confirman en el mencionado medio, a las ocho de la tarde, la infanta, su hermana Elena y la reina Sofía acudieron a la misa homenaje a Marisa Satrústegui, quien había sido su cuidadora en Zarzuela desde que eran pequeñas hasta que salieron de Palacio. La mujer falleció en septiembre a los 90 años y siempre se había llevado a las mil maravillas con las hijas de los Reyes. Era Marisa, además, quien viajaba tanto con Elena como Cristina y supervisaba todo lo que hacían. Una vez se jubiló, hace unos años, siguió en contacto permanente con la Casa Real. La mujer fue elegida por el propio rey Juan Carlos, ya que era la hija del militar y hermana de Joaquín Satrústegui, miembro del Consejo Privado de don Juan.
Por qué se ha quedado en Madrid
Su homenaje se celebró la iglesia de los Jesuitas, en la calle Serrano, donde estuvieron tanto Sofía como sus dos hijas. Además, no ha sido solamente ella quien ha vivido en Zarzuela. Como recoge Vanitatis y según publicó El debate, la prima de Marisa, Elena Vergarajáuregui, fue contratada para gestionar la residencia independiente que, por aquel entonces, gestionaba el príncipe de Asturias y se convirtió en una ama de llaves. Es por eso que ambas dos se convirtieron en una pieza fundamental dentro de palacio y tanto la infanta Cristina como Elena como la propia reina se han sentido con la necesidad de estar presentes en su último ‘adiós’.
De esta manera, las tres han vuelto a demostrar su unión. Algo de lo que ya dieron buena cuenta este mismo fin de semana cuando aparecieron en la boda de Theodora de Grecia. Junto a ellas también estaban Irene, Juan y Miguel Urdangarin. Además, su aparición se produjo en un momento de lo más crucial, teniendo en cuenta que las imágenes que se publicaron la pasada semana sobre el rey Juan Carlos cambiaron el curso de su vida privada. Fue el propio Ángel Cristo Jr. quien quiso hacer públicas las fotografías de su madre junto al rey Juan Carlos, unas instantáneas que confirmaron lo que ya había sido un secreto a voces en los últimos tiempos.
Tampoco favoreció a la paz general la decisión del rey Juan Carlos de hacer públicas sus memorias que, muy previsiblemente, verán la luz el próximo 2025. En ellas, el Emérito dará la versión más especial y personal de su vida, en la que desea contar y reescribir su propia historia. Muy previsiblemente, esta autobiografía sentará como un jarro de agua fría en Zarzuela, donde siempre buscan pasar desapercibidos y generar la menor polémica posible.
