En Cantabria y perdido en la montaña: el lugar favorito de Alberto de Mónaco sin Charlène
El príncipe de Mónaco se alojó en un hotel-boutique exclusivo la pasada primavera perdido en los Valles pasiegos
El matrimonio de Alberto y Charlène de Mónaco siempre ha estado en el punto de mira. Mucho se ha hablado de la realidad de su relación y de por qué la princesa intenta evitar, a toda costa, posar con su marido o por qué pasan temporadas por separado. Unas dudas que no han sido resueltas ni por la propia Corona ni por su equipo de comunicación que siempre han mostrado las vidas por separado de los príncipes de forma natural. Es por eso que no es de extrañar que Alberto haga viajes en solitario o acompañado de sus hijos mellizos. Tal y como confirma la revista Lecturas, el príncipe aterrizó en Cantabria la pasada primavera en una visita en la que aprovechó para pasear por Puente Viesgo, donde visitó sus cuevas rupestres que son patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Y no solamente eso. También, están muy relacionadas con su tatarabuelo del príncipe, quien financió parte de las obras de las cuevas de la localidad cántabra. En esta ocasión, el príncipe de Mónaco hizo la visita en solitario, en la que combinó su parte más profesional con su pasión personal. Es por eso que, en estos momentos, no cuenta con la presencia de su mujer, quien suele preferir quedarse en casa, en Mónaco, o viajar hasta su Sudáfrica natal. Sí que es cierto que no se sabe que si su pasión por el norte de España le haga volver junto a su mujer y, sobre todo, junto a sus hijos.
El viaje de Alberto de Mónaco a Cantabria
En esta última visita, Alberto de Mónaco decidió hospedarse en el Palacio de la Helguera. Se trata de uno de los destinos más exclusivos de la zona y que está situado «en la naturaleza interior de Cantabria». Además, como cuentan desde su página web, se encuentra «escondido en el comienzo de los Valles Pasiegos, con treinta mil años de antigüedad, patrimonio histórico artístico, ancestrales, con historia, pinturas rupestres, fauna silvestre hacen del enclave un lugar único». Uno de los puntos fuertes que destacan es su exclusividad, ya que cuenta solamente con once habitaciones que están reservadas para adultos.
El alojamiento tiene una piscina interior y un diseño excepcional de la mano de Malales Martínez Canut del estudio Malmaca y Maria Mas Interiors, definiéndolo como un entorno «íntimo y distintivo». Además, el hotel cuenta con pequeños detalles vintages como una butaca francesa al estilo de Luis XV y una vajilla de los años 40. Los precios de las habitaciones parten de los 270 euros la habitación Deluxe con desayuno y la más cara se puede disfrutar por unos 585 euros por noche. Todas las opciones, además, cuentan con un desayuno exclusivo.
El hotel-boutique donde se alejó perdido en los Valles pasiegos
Como apuntan desde la revista Lecturas, el príncipe se quedó «prendado de las habitaciones llenas de personalidad, esencia Rococó y puro lujo de este refugio del siglo XVII que respira historia y que está rodeado de un entorno natural incomparable». Para comer y cenar, Alberto eligió el restaurante del hotel, Trastámara, «una propuesta gastronómica basada en la cocina cántabra y realizada con productos frescos». La carta cuenta con caviar, una degustación de anchoas del Cantábrico o una tabla de quesos de la zona. Como plato principal, el restaurante ofrece platos con toque italiano como los raviolis de carrillera ibérica o el risotto con setas y trufas. También, hay carne o pescado, así como cocido o caldereta, todo esto último bajo encargo.
En el caso del príncipe de Mónaco, Alberto se decantó por los raviolis de rabo de toro, tortilla y rodaballo. Además, de vuelta a su país, se llevó también varias cajas de Ribera del Duero. «Disfrutó realmente de la comida, repitiendo varias veces un canapé de tortilla de patatas muy especial que se preparó para él. Le gusta la comida española, autóctona, de la zona, producto fresco y de calidad y disfrutó especialmente el vino del Palacio, un ribera del Duero elaborado con viñas viejas en la zona de la Milla de Oro. Se llevó varias cajas», explican desde el hotel al mencionado medio. En los ratos libres que tuvo, además, Alberto dio varios paseos por los espectaculares jardines. También, se dio un baño en la piscina.
Sobre su personalidad desde el alojamiento solamente tienen palabras de halago. «Es una persona de un carácter afectuoso y alegre, tremendamente educado y culto, con sensibilidad, siendo conocedor de ser quien es», confirman. Además, el palacio fue cerrado tanto para él como para sus acompañantes que se quedaron encantados. Pero Alberto no es el único que ha pasado por este lugar sino que, también, lo han hecho otros famosos como Rafa Nadal o Antonio Banderas.