47 años de la boda de Aznar y Ana Botella: larga luna de miel y vida discreta centrada en sus hijos
Los dos expolíticos se comprometieron a los pocos días de conocerse y se casaron en la Parroquia de San Agustín
Una boda siempre es una alegría. O si no, que se lo digan a la familia Aznar-Botella que, este mismo mes de diciembre, ha celebrado el enlace de su hijo pequeño, Alonso, con su novia, Renata Collado, en la ciudad mexicana de Mérida. Hasta allí se han trasladado tanto el matrimonio de expolíticos como sus otros dos hijos, José María y Ana, para disfrutar de un enlace que ha estado marcado por la discreción y el lujo. Fue hace casi 50 años cuando Aznar y Ana Botella se dieron el ‘sí, quiero’ un tiempo después de conocerse en la universidad. Más adelante, sus respectivas vidas profesionales les llevarían por distintos caminos, convirtiéndose en dos de las personas más influyentes de nuestro país.
Probablemente, una de las etapas más importantes fue la que pasaron en el palacio de La Zarzuela, algo que, sin duda, marcó un antes y un después en sus vidas y en las de sus hijos. Una vez que se alejaron de la política, bien entrados los 2000, tanto José María como Ana ha querido llevar una vida discreta, centrados en sus nietos, en sus negocios y, también, apoyando a su partido, el Partido Popular, y a todas las asociaciones que tienen la misma línea. Aunque eso sí, siempre en el centro está la estabilidad de su matrimonio y, sobre todo, la preocupación por sus hijos y sus nietos.
Los primeros meses de relación entre José María Aznar y Ana Botella
Es por eso que la boda de Alonso Aznar ha servido para darle al botón de pause y poder disfrutar todos en familia. Como recogen desde la revista Mujer Hoy fue a mediados de los años 70 cuando se conocieron al estudiar Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Así, se organizó un viaje, entre todos los estudiantes, que les llevó hasta Turquía y Grecia. Cuando aterrizaron en su destino, poco tiempo le faltó a la pareja de expolíticos para quedarse prendados el uno del otro. «Cuando la vi pensé ‘esta es mía», confesó el propio Aznar a Bertín Osborne en su programa. Lo suyo fue tan rápido que, a los tres días de conocerse, cuando habían vuelto a Madrid, decidió pedirle matrimonio.
«Me dijo que sí», confesó el propio el expresidente en Mi casa es la tuya. Sí que es cierto que, en ese momento, se pusieron las manos a la obra para encontrar una manera de poder financiarse su enlace. Antes de darse el ‘sí, quiero’ decidieron enfocar su carrera profesional a una oposición, por lo que estuvieron estudiando incansablemente durante un tiempo. Es por eso que esperaron a que Ana, en 1977, aprobara los exámenes como técnico de la Administración Civil del Estado y con su sueldo abrieron su primera cuenta corriente, a nombre de los dos, y, en ese momento, decidieron poner una fecha concreta para la boda. El enlace no llegó hasta el 28 de octubre de 1977 en la Parroquia de San Agustín.
Su discreta boda, varias mudanzas y su vida tras la política
Para esta etapa tan especial, que pasó, incluso, desapercibida, Ana se enfundó un vestido de Aby Güemes, la misma que se había encargado de diseñar el vestido de su madre y la diseñadora vallisoletana a la que recurrió Ana Aznar en su boda con Alejandro Agag. Tras protagonizar un discreto enlace, todos los invitados y los recién convertidos en marido y mujer celebraron el amor en el restaurante Pavillón y pasaron su primera noche en el Hotel Villa Magna, uno de los más exclusivos de la capital. Tras esto, decidieron emprender su luna de miel que les llevó hasta la isla portuguesa de Madeira. Tras volver a la realidad, ambos decidieron irse a vivir a un céntrico apartamento de Madrid, de apenas 30 metros cuadrados. Aunque eso sí, como confesó la propia Ana, en un primer momento, la convivencia no fue nada fácil.
Tras una corta etapa, el matrimonio se mudó hasta la ciudad de Logroño debido a sus distintos compromisos laborales. En ese momento, estaban esperando su primer hijo, un niño al que llamaron José María, como su padre. Al poco tiempo decidieron volver a Madrid y en 1981 vino al mundo su segunda hija, Ana. A finales de los años 80, José María se tomó la política más en serio y fue elegido presidente de Castilla y León y se instalaron en Valladolid. Unos meses más tarde nació su tercer retoño, Alonso. Aún así, siguieron regresando a Madrid, sobre todo cuando José María se convirtió en presidente del Gobierno y en líder del Partido Popular. Por su parte, Ana Botella fue alcaldesa de Madrid durante casi cuatro años. Una vez que ambos dijeron ‘adiós’ a la política decidieron dedicarse a sus hijos y a sus siete nietos; Alejandro, Rodrigo, Pelayo, Alonso, Valvanuz y José María.