Marisa Paredes, más allá de la chica Almodóvar: su pareja, su hija María que es actriz y una nieta

La actriz Marisa Paredes ha fallecido hoy a los 78 años. Acudía ayer de madrugada al Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid por un malestar acompañada de su pareja, Chema Prado, falleció horas después. La Academia de cine, de la que fue presidenta hasta 2003, ha confirmado la triste noticia con un comunicado a través de sus redes sociales. El cine español se viste de luto por la pérdida de esta reputada artista, que durante seis décadas trabajó con los mejores de nuestro país y del cine internacional hasta en 75 películas y otras tantas obras de teatro. Goya de Honor en 2018, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2007 o Premio Nacional de Cinematografía 1996, entre muchos otros galardones que recibió por su extensa carrera que comenzó a los catorce años. Hoy recordamos el camino de esta madrileña que durante años le dio vida a tantas «mujeres fuertes, ambivalentes, desgarradas, pasionales, enigmáticas y muy humanas», una valoración que le dedica la academia.

Nacida en 1947, la madrileña se inició muy joven en el mundo de la interpretación formándose en la Escuela de Arte Dramático de la capital. A los catorce años debutó en la película Esta noche tampoco y en 091 Policía al habla, al año siguiente también se estrenó en el teatro y durante años participó en el programa dramático Estudio 1. Durante años representó papeles secundarios hasta que en 1980, Ópera prima de Fernando Trueba lanzó su carrera a lo más alto. En la consagración de su carrera trabaja con el director Pedro Almodóvar, convirtiéndola en una «chica Almodóvar» en películas como Tacones lejanos o La flor de mi secreto, esta última le valió una nominación al Goya como Mejor actriz protagonista en 1995. Sus trabajos con el manchego le abrieron las puertas del cine internacional y tuvo el honor de trabajar en producciones tan emblemáticas como La vida es bella de Roberto Benigni, Profundo Carmesí de Arturo Ripstein o El espinazo del diablo de Guillermo del Toro.

Marisa Paredes, una trayectoria reconocida internacionalmente

Marisa Paredes fue la Presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España desde 2000 a 2003, unos años controvertidos para la institución por su lucha en contra de la Guerra de Irak que comenzaba entonces. La fuerte postura de la academia, con Marisa al frente llegó hasta la gala de los Goya de ese año con el reconocido lema «No a la guerra». Años más tarde esta misma institución la reconoció con el Goya de Honor en 2018 por «una prolífica y prolongada carrera, trayectoria que mantiene con absoluto vigor, apostando en numerosos trabajos por proyectos cinematográficos nacionales e internacionales definidos por el riesgo y el prestigio». Durante su carrera se ha valido otros reconocimientos como la Gran Medalla Vermeil de la Villa de París o la Espiga de Honor de la Seminci, así como premios cinematográficos en certámenes internacionales como el de Karlovy Vary, Taormina, Gijón o Málaga.

Una de sus grandes aportaciones al mundo del cine internacional fue de la mano de Pedro Álmodovar, director con el que mantenía una relación cercana. El manchego le dedicó varios papeles a la actriz como Entre tinieblas, Tacones lejanos, La flor de mi secreto, Todo sobre mi madre, Hable con ella y La piel que habito. Esta chica Almodóvar sabía cómo tratar al director y así su amistad duró más de 40 años. «Pero yo le conozco mucho y él a mí. Nos llevamos bien, nos entendemos bien». Como el artista, Marisa también se dedicó a la lucha social por causas que ella llevaba muy de cerca como la libertad de la cultura.

Su hija actriz María Isasi y una nieta, Thelma

De su primer matrimonio con el director de cine Antonio Isasi Isasmendi nació en 1975 año su unica hija, la también actriz María Isasi. Su nieta Thelma cumplió tres años el pasado mes de mayo. En la actualidad compartía una relación con Chema Prado, ex director de la Filmoteca Nacional e interiorista de formación. Aunque su residencia habitual se encontraba en otra zona de Madrid, el año pasado contó para AD que su despacho en la planta 21 de las Torres Blancas fue su lugar de desconexión durante los años dorados de los 80s. «Había en la última planta un restaurante buenísimo al que, ocasionalmente, porque era muy caro, le pedíamos que nos preparara la comida y nos llegaba a través del montaplatos. Era todo mágico y tan misterioso», recordaba en aquella entrevista con gracia y nostalgia.

El inesperado fallecimiento de la actriz ha sorprendido a todo un país que la ha visto crecer a través de sus películas y obras de teatro durante tantos años. Su obra ha sobrevivido al paso del tiempo y la modernización de las técnicas cinematográficas y a las constantes evoluciones sociales de un país. Finalmente deja pendiente de estreno la película Emergency Exit de Lluís Miñarro y algunos proyectos de futuro con Serrat o un regreso a los escenarios para 2025. Los que la conocieron y tuvieron el placer de entrevistarla la recuerdan hoy con cariño y admiración. Sus restos ya descansan en el Tanatorio de San Isidro donde se podrá velar a esta gran artista que hoy nos ha dejado.