Los cuatro productos básicos que compró Felipe antes de embarcar en Elcano en 1987
El que fuera príncipe de Asturias embarcó en el buque-escuela a finales de los años 80 al igual que ha hecho Leonor
Fue hace más de 35 años cuando el rey Felipe se embarcó en el buque-escuela Juan Sebastián Elcano. Lo hizo con las mismas ganas e ilusión que ha mostrado su hija en estos últimos meses. No será hasta este sábado cuando la princesa zarpe a esta nueva etapa que, sin duda, será decisiva para su vida militar. Fue su abuelo Juan Carlos quien formó parte de la expedición en el XXX crucero de instrucción. Su hijo, Felipe, lo hizo 38 años como guardiamarina. Fue con 18 años cuando el príncipe realizó su primera instrucción marítima que, sin duda, marcó un antes y un después en su vida. De lo que, además, siempre ha guardado un buenísimo recuerdo.
Al igual que hará en los próximos meses Leonor, Felipe también recorrió los distintos países americanos y cruzó el Atlántico a bordo del barco. Así, conoció de primera mano Estados Unidos y se reunió con el que era, en ese momento, presidente de los Estados Unidos; Ronald Reagan. Antes de zarpar en el barco, también desde la ciudad de Cádiz, como hará su hija el próximo sábado, el que fuera príncipe de Asturias se acercó a un comercio cercano para adquirir una serie de productos básicos y que tenía claro que iba a utilizar, sí o sí, en su travesía.
El paso de Felipe por el Juan Sebastián Elcano
«Hace días entró en una tienda de indios para adquirir pilas para una radio y acudió a Correos para comprar unos sellos. Una noche, de madrugada, la escolta pidió refuerzos a la Policía Nacional para lograr conducirle al barco, porque las jovencitas le asediaban en una discoteca», recogen en Vanity Fair, como narraron en El País el mismo día en el que el rey Felipe se aventuró dentro del Juan Sebastián Elcano. Antes de embarcar fue su padre quien le dio una serie de consejos, basados en su experiencia. «Pórtate como un verdadero guardiamarina», le dijo el rey Juan Carlos. Luego, antes de subirse, su madre le pidió que les llamara.
Al igual que hará Leonor en un futuro cercano, el que era príncipe de Asturias realizó varias prácticas de navegación y observaciones astronómicas, aprendiendo el uso del instrumental mecánico y electrónico del barco. También, desempeñó los servicios de guardia de puente, rota o cubierta. Sus días pasaron muy pendiente de todas las maniobras que llevaba a cabo dentro del barco y los conocimientos nuevos que tenía que interiorizar. Su rutina comenzaba a las siete de la mañana con un toque de diana y finalizaba a las diez de la noche, «rendido en su cama». En su travesía pasó por Río de Janeiro, Buenos Aires, Montevideo o Baltimore.
Todo lo que compró antes de embarcar
Como curiosidad, cuando llegó a la capital de Argentina, el rey Felipe, como era tradición, le estaba esperando un fotógrafo de la revista ¡Hola! que le entregó los últimos números de la publicación. Además, lo acompañó de una revista Interviú, en la que se mostraba un reportaje sobre el paso de Felipe a Río de Janeiro y una supuesta novia que se había echado en una visita a un cabaret. Fueron varios los medios internacionales que se hicieron eco de su periplo por las distintas ciudades del mundo. En su tiempo libre, el príncipe estaba muy centrado en toda su formación pero, también, en pasar tiempo libre con sus compañeros, jugando al mus o yendo a misa.
Una vez que conoció el barco, se estableció en su camarote, donde colocó en su taquilla todas sus pertenencias. Luego, fue a visitar el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando para colocar una ofrenda. Luego, en el ayuntamiento, le otorgaron la medalla de oro concedida por la ciudad de Cádiz y pronunció unas breves palabras. Más tarde, aprovechó para dar un paseo por el puerto de Cádiz, el casco viejo, tomar algo y hacer algunas compras. Entre lo que adquirió, el príncipe se hizo con pilas para su radio portátil, cuchillas de afeitar, calcetines de deporte y jabón. Además, en su despedida contó con la presencia del rey Juan Carlos, la reina Sofía y sus hermanas, Elena y Cristina. También, su abuelo don Juan.
Todos ellos, además, estuvieron a su lado en la fiesta de despedida que se ofreció en el Club Naval de San Fernando. También, estuvieron junto al príncipe en la misa de Acción de Gracias en el Convento de Santo Domingo. Muchas fueron las personas que se acercaron hasta allí para ver de cerca a Felipe. Tanto es así que hasta se tuvo que desplegar un dispositivo doble de seguridad para velar por su integridad física.