La única propiedad de Iñaki Urdangarin que le pone en la casilla de salida: no tiene rentabilidad
El exmarido de la infanta Cristina y exduque de Palma tuvo que liquidar su patrimonio con la infanta en los últimos años

Iñaki Urdangarin en imagen de archivo. | Gtres
Iñaki Urdangarin vuelve a la primera plana por un motivo de patrimonio. El exmarido de la infanta Cristina hace años que mantiene la discreción sobre su vida privada y sus movimientos empresariales, pero hay cosas que no pueden pasar desapercibidas. No de forma intencional se conocen detalles sobre su relación con la abogada Ainhoa Armentia, que avanza viento en popa desde su complicado comienzo en 2022. También que mantiene el contacto con sus cuatro hijos, que tiene junto a la hermana del Rey y que ya hacen sus vidas de forma independiente de sus padres en varios países europeos. En cuanto a la infanta, el tiempo sigue pasando y rehacen sus vidas por separado, manteniendo unas comunicaciones mínimas a través de los jóvenes.

Si ahora Urdangarin es noticia es porque Vanitatis ha descubierto algo nuevo en sus cuentas. Según este medio, el exjugador de balonmano tiene una nueva propiedad que cambia su situación financiera a lo que se creía hasta ahora. Es sabido que desde el inicio de la investigación del caso Noos en 2010, que involucraba a los entonces duques de Palma, la pareja hizo cambios sustanciales en sus cuentas para gestionar sus deudas con la Administración. La sentencia del Supremo en 2018 le llevó a liquidar su patrimonio en común con la infanta Cristina, para gestionar la situación de ambos. A esto se suma su divorcio que firmaron en enero de 2024 tras dos años de separación, que diferencia de forma definitiva los caminos personales y patrimoniales de Cristina e Iñaki.
Iñaki Urdangarin empieza de cero

Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina tenían en común numerosas propiedades a lo largo de la península y algunas fuera de nuestras fronteras. Se han contado varios pisos en Tarrasa y Palma de Mallorca y varios locales. El más comentado fue el palacete de Pedralbes, en Barcelona, que se vendió en 2017 por 6’9 millones de euros, mucho menos del precio al que lo adquirieron en 2006. Se hablaba también de un piso en Bidart, en la costa del País Vasco francés, pero ya no aparece en los registros. También tuvo que liquidar la empresa Aizoon, el último negocio al que Urdangarin estaba vinculado. Se desconoce a qué se dedica profesionalmente el exmarido de la infanta ahora que ha rehecho su vida fuera de la cárcel, pero debe recibir un salario suficiente para hacer frente al alquiler de su vivienda. Hace un año se mudó junto a su novia Ainhoa Armentia a un piso de 200 metros cuadrados en Vitoria, en la misma urbanización donde reside Claire Liebart, madre del deportista.
Se creía que el patrimonio de Iñaki se había reducido a la nada, pero el medio anteriormente citado habría descubierto que en 2021 volvió a crecer. Fue gracias a una herencia al fallecer un familiar cercano, del que no han trascendido identidad ni parentesco. Iñaki y sus seis hermanos se convirtieron así en propietarios del 50% de un local de 135 metros cuadrados. El inmueble está en el centro de Urretxu, un municipio pegado a Zumárraga, la localidad guipuzcoana de donde es natural la familia Urdangarin. La otra mitad era de un matrimonio que la compró en gananciales. Recientemente el marido de esta pareja falleció y los dueños se redujeron a ocho, incluyendo al exduque de Palma.

Un local en desuso para reconstruir su patrimonio
El medio ha podido conocer que el local no está en uso y que hace años albergó una autoescuela. El precio de su alquiler rondaría los 1.000 euros mensuales, una cifra aproximada al compararlo con otro local de la misma calle y características similares. Si le sacasen rentabilidad al inmueble, Urdangarin recibiría más o menos 100 euros por su alquiler. Esta cantidad poco tiene que ver con los números que manejaba hace años junto a la infanta Cristina, pero recuerda a los orígenes humildes del vasco. Era hijo de una familia media de Zumárraga que se abrió camino a base de trabajo y buenas inversiones. A los 18 años pudo emanciparse gracias a la oportunidad que le dio el Barça de jugar en el primer equipo de su sección de balonmano. Ahora su situación es de alquiler, con una propiedad poco trabajada y sin el respaldo financiero que le daba la Corona hace apenas una década.

Por su parte, la infanta Cristina ha vuelto al mercado inmobiliario y la pasada primavera adquirió un piso en el centro de Barcelona. La propiedad costó aproximadamente 2 millones de euros además de lo que está invirtiendo en las reformas. La infanta sigue a la espera de que se terminen los cambios pertinentes desde su casa alquilada en Ginebra. Su hijo Pablo Urdangarin es quien vigila el avance de la obras, que vive en la ciudad condal y se rumorea que podría entrar a vivir en la vivienda cuando está esté preparada. La propia Cristina pudo ver los avances de este piso de 300 metros cuadrados estas pasadas Navidades, cuando visitó la ciudad y a su hijo con motivo de las fiestas.