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La herencia de la madre de Juan Carlos I: joyas para la infanta Elena y la tiara especial de Letizia

María de las Mercedes murió de forma repentina en Lanzarote a principios de los 2000 sin haber repartido sus joyas

La herencia de la madre de Juan Carlos I: joyas para la infanta Elena y la tiara especial de Letizia

La reina Letizia con la tiara rusa. | Gtres

El rey Juan Carlos vivió una infancia feliz. A pesar de que esta estuvo marcada por la muerte de su hermano, una trágica noticia que costó mucho a toda la familia superar, el monarca mantenía una especial conexión con su madre, María de las Mercedes. Juntos vivieron sus mejores momentos en Estoril, el enclave que se convirtió en protagonista tanto en invierno como en verano y en el que pasaba largas tardes jugando junto a sus hermanas. Y es que el Emérito siempre fue una persona muy familiar. Es más, actualmente todavía sigue manteniendo una especial conexión con su hermana, la infanta Margarita, a quien suele ver cada vez que vuelve a España.

Su madre, María de las Mercedes, murió de forma repentina, dejando una gran colección de piezas que forman parte del joyero actual de la Casa Real. Nació en 1910 y siempre se sintió un poco andaluza. Enamorada de las costumbres más tradicionales de nuestro país, como los toros, emigró a Francia junto a su familia cuando la República llegó a España. Don Juan, el padre del rey Juan Carlos, era su primo y ambos se convirtieron en marido y mujer a mediados de 1930 en el exilio en Roma. En el enlace, María de las Mercedes no llevó tiara, tan solo un pequeño adorno en el pelo formado por una serie de flores de azahar en forma de diadema que sujetaban el velo de gasa.

El joyero de la madre de Juan Carlos, María de las Mercedes

Las joyas más especiales de la infanta Margarita. Gtres

También, lució unas joyas muy especiales; unos pendientes de perlas y el anillo que le había dado don Juan a la hora de pedirle matrimonio, confeccionado en rubí. En ese momento, el joyero de María de las Mercedes se convirtió en uno de los más envidiados de las Casas Reales europeas, ya que Alfonso XIII le había dado las piezas más importantes del joyero de su madre, la reina María Cristina de Borbón y de su tía, la infanta Isabel. Juntos tuvieron cuatro hijos; Alfonso, Juan Carlos, Margarita y Pilar. Fue a finales de los años 70 cuando María de las Mercedes volvió a España, concretamente a Madrid, donde se instaló en la lujosa urbanización de Puerta del Hierro. Murió el 2 de enero del 2000, de forma sorpresiva, en Lanzarote, en La Mareta, la casa que han utilizado tanto presidentes del Gobierno como miembros de la Familia Real en la isla.

Allí había conseguido reunir a toda su familia, tanto a Juan Carlos como sus hijos, quienes solían pasar la temporada de invierno en Baqueira. Lo cierto es que su muerte fue un auténtico mazazo para la Casa Real, especialmente para sus tres hijos. Fue en ese momento cuando Juan Carlos, Pilar y Margarita acordaron el reparto de las joyas al no haber recibido ninguna indicación de su madre, quien había muerto de forma repentina. Así, por ejemplo, en 2006 fue la reina Sofía quien apareció luciendo la tiara Rusa, una pieza creada por el diamantista español Francisco Marzo para la reina María Cristina en platino, perlas y diamantes, como confirman en Vanity Fair. Lo hizo en su viaje oficial a Noruega.

Joyas para la infanta Pilar, la infanta Elena y la reina Letizia

La reina Sofía con La Rusa. Gtres

La infanta Pilar fue otra de las personas que con más cariño guardó las joyas de su madre. Así, por ejemplo, su hija, Simoneta Gómez-Acebo lució una corona, con un significado muy especial, en su boda a mediados de los años 90. La misma que ella prestó a sus cuñadas para sus respectivos enlaces con sus hijos. Esta estaba formada por 15 pequeños zafiros rodeados de tirabuzones de brillantes y fue creada por María Isabel de Orleans. Por su parte, su otra hermana, Margarita, heredó un par de broches gemelos que solía empalmar para formar una tiara. María de las Mercedes también disfrutó de un espectacular collar de 25 perlas naturales que perteneció a la reina María Cristina y que, tras su muerte, acabó en manos de la infanta Pilar. Así, como un par de pendientes de perlas gruesas tocadas con dos diamantes.

La tiara rusa la ha lucido la reina en contadas ocasiones. La última vez fue en su visita a Ámsterdam. Gtres

En la boda de Beltrán Gómez-Acebo con Laura Ponte, Pilar decidió lucir un impresionante broche cornucopia que era de su madre y que lo llevó durante la Comunión de la infanta Elena, hecho en oro amarillo, brillantes y gemas de color. Probablemente, una de las partes más importantes del joyero de la reina María de las Mercedes eran las joyas del pasar. Entre ellos, La Chata. Es decir, un collar, unos pendientes y una pulsera con dibujos de flor de lis. Esta última la lució en su boda la infanta Elena, quien era su nieta favorita. Con el tiempo, La Rusa se convirtió en la tiara favorita de la reina Letizia y de las pocas que ha llevado en todo su reinado.

La vida de María de las Mercedes marcada por dos tragedias

La muerte de don Juan fue uno de los momentos que marcaron la vida de María de las Mercedes. Durante un tiempo, toda la familia estuvo viviendo en Lausana, en Suiza, país que ahora ocupa la infanta Cristina. Allí cuando sus hijos eran pequeños, su progenitora se dio cuenta que algo no iba bien con Margarita quien no se desarrollaba de forma igual que sus compañeros de clase ni que sus hermanos. Así, se descubrió que había nacido sin retinas, algo que le convirtió en ciega desde su nacimiento. Una condición que todavía le sigue condicionando la vida. Más tarde, toda la familia se instaló en Estoril, concretamente en Villa Giralda. Cuando Juanito -como llamaban al rey Juan Carlos cariñosamente en casa- disparó, de forma accidental, un revólver pequeño que causó la muerte instantánea de su hermano Alfonso.

María de las Mercedes en el entierro de don Juan de Borbón. Gtres

Esto, sumado a la muerte de don Juan, hizo que María de las Mercedes se sumiera en un doloroso trance. Es por eso que, debido a una depresión, fue internada en distintos hospitales, visitando clínicas de distintas partes de Europa para poder paliar su dolor. En noviembre de 1975, su hijo Juan Carlos se convirtió en rey de España y su madre aprovechó para mudarse a España. En 1993 enviudó tras la muerte de Juan de Borbón por un cáncer de laringe. En sus últimos años de vida fue consciente de la boda de sus nietos y, también, del nacimiento de algunos de sus bisnietos como Victoria Federica, Froilán o Juan Urdangarin.

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