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La influencer María de León se sincera sobre su vida: «Estudio a Teresa de Jesús y me encanta»

La comunicadora y escritora de ‘Vivir con sentido’, habla con TO sobre su camino hacia lo trascendental

La influencer María de León se sincera sobre su vida: «Estudio a Teresa de Jesús y me encanta»

María de León Castillejo, escritora y creadora de contenido en redes sociales. | Victor Ubiña

María de León está viviendo un momento muy dulce en lo profesional. Acaba de publicar su segundo libro, Vivir con sentido, y está recibiendo los frutos de su curso de marca personal en Universidad Francisco de Vitoria de Madrid. En los últimos años ha desarrollado proyectos con un enfoque humanista, como este o el podcast Referencers, para acercar al mundo digital los beneficios de los valores. La aristócrata sevillana -hija de los marqueses de la Cañada y nieta de los condes de Lebrija y condes de Floridablanca- se dedica a la comunicación y combina el gusto por la moda con una llamada urgente al autoconocimiento.

La emprendedora e influencer se ha sentado esta semana con THE OBJECTIVE para desgranar su viaje interior hacia el éxito, y cómo sus lectores pueden beneficiarse de sus reflexiones. Como escritora, ha logrado combinar unas memorias y un libro de autoayuda, pasando por las nociones básicas de la filosofía del conocimiento. A sus 45 años ha pasado por muchas y muy distintas profesiones: modelo, relaciones públicas, columnista, editora de viajes, coach de yoga, y sigue sumando facetas. Su próximo proyecto será una fundación que desarrolle empresas bajo un enfoque «con sentido», una versión amplificada de su búsqueda personal por ser mejor persona día a día. En las páginas de su última publicación incide en la importancia de la elegancia -exterior e interior-, la inquietud por el conocimiento y la comunidad como ejes de una mejor vida y un mejor país.

TO – ¿Cuál sería el siguiente paso? 

M – Bueno, pues seguir aprendiendo y seguir con la ilusión de compartir todo ese aprendizaje con los demás. Ahora mismo estoy haciendo varias formaciones y proyectos, donde estoy aplicando todos los conocimientos de mis formaciones humanistas para el mundo profesional, enfocada a la comunicación. La idea es seguir trabajando en ese sentido y sobre todo ayudar tanto a personas como a empresas, para que puedan sacar todo el potencial que tienen dentro y desarrollar sus actividades. Enfocado en los valores trascendentales que es lo que creo que da valor a lo que uno hace. 

TO – ¿Cómo resumiría tu libro? ¿Lo escribiste pensando en un perfil concreto de lector? ¿Para qué es este libro?

M – Mi libro es un ensayo. Es un testimonio personal de un viaje que va del exterior hacia el interior. Lo que trato con ese libro es de compartir desde la experiencia personal, porque lo mejor es cuando uno habla de algo es que lo viva. Lo que aquí cuento es teoría pero también hay mucha práctica, y eso pues hace que uno tenga ese criterio de poder hablar. Mi idea es poder aportar valor a la gente al compartir esa experiencia, ese conocimiento. Por supuesto, sin creer que tengo la verdad absoluta de nada, para nada. O sea, con humildad y con las ganas de seguir aprendiendo y de poder sumar a los demás. 

TO – Vivir con sentido ha salido este febrero, pero no es tu primer libro. Hace 13 años que publicaste Vestir con estilo. ¿Cómo has notado tu evolución desde esa primera obra hasta ahora? 

M – Pues la he notado con mi manera de relacionarme con la realidad, con mi misma y con los demás. Porque profundizar en el camino humanista, antropológico, del conocimiento de la persona, de uno mismo, nunca se acaba durante la vida. De hecho, esa es una de las claves para vivir con sentido. Cómo me puedo conocer mejor cada día. Pero lo que sí notado es que a medida que he avanzado en ese camino, tanto humanista como espiritual, es que trato de vivir con más paz y mayor confianza y mayor esperanza. Y eso me parece que son unos frutos que no tienen precio, son los que no se pagan, pero son los más valiosos.

«Trato de vivir con más paz, mayor confianza y mayor esperanza»

TO – ¿Crees que, en la actualidad, la belleza depende de los tratamientos estéticos, y la elegancia de las tendencias? 

M – No estoy muy alineada con ese pensamiento. Pienso que la belleza y la elegancia tienen esa parte de estética, que es lo que podemos apreciar por los sentidos. Pero yo creo que una belleza sin ética y sin esa visión profunda, ese enfoque hacia los valores trascendentales es insuficiente. Hay una definición que me encanta en el libro es el resplandor de la verdad y del bien. Cuando uno se muestra natural y auténtico, y cuando uno trata de enfocar su libertad en elegir todo aquello que le ayuda a dejar mejor huella a los demás, para mí es belleza. La elegancia es saber elegir lo que te lleva a tener la mejor conducta, el mejor comportamiento, que es el que te ayuda a florecer como persona, a sacar todo el potencial que tienes dentro. Lo que implica que muchas veces tengas que renunciar a cosas que producen placer pero que no te aportan tanto positivo para alcanzar ese objetivo de crecimiento personal. Cómo ejerzo la libertad para poder elegir siempre el mejor camino. 

Foto: Víctor Ubiña

TO – ¿Escuchas a tu intuición? ¿Te ha jugado malas pasadas?

M – La intuición es es la sabiduría profunda que cada uno tiene dentro y se diferencia del conocimiento que viene más del intelecto. Cuando no la he escuchado, me he equivocado. Cuando tienes unas vibraciones de hacer algo o no hacer algo, al final son por algo. Y yo creo que vienen de esa sabiduría interior que todo el mundo tiene pero que todo el mundo no es consciente. 

TO – ¿Te conoces a ti misma? ¿ Cómo te definirías? 

M – Yo digo que el conocimiento de uno mismo al final dura toda una vida. Cada día que uno avanza, tiene experiencias y descubre algo nuevo sobre sí mismo. También es muy importante para el conocimiento de uno mismo tener en cuenta la mirada de los demás. Soy una buscadora de todo aquello que me ayude a a crecer y mejorar como persona. Soy una persona inquieta y con muchas ganas de aprender. Y eso lo digo más un poco la forma de ser. Pero María de León es ante todo una persona. Y esto lo digo porque en el nivel del ser todos somos iguales, tenemos ese mismo valor y esa misma dignidad. Y luego tenemos lo que se llaman los accidentes, que es lo que nos diferencia unos de otros. Tenemos unas capacidades y unos talentos distintos y, ahí, a María de León lo que se le da bien es comunicar. 

«El conocimiento de uno mismo al final dura toda una vida»

TO – ¿Cómo encontraste tu vocación en la comunicación? 

M – Pues fue experimentando. Yo creo que el trabajo es la mejor universidad. Yo estudié Ciencias del Medio Ambiente sin vocación, pero luego me metí en una agencia de comunicación y ahí fue, hace ya más de 20 años. Poco a poco, a medida que trabajaba, me fui dando cuenta de lo que se me daba bien hacer, lo que disfrutaba haciendo y cómo quería enfocar ese trabajo. También antes estaba mucho más enfocada en la moda y tendencias, lo cual está muy bien porque yo soy una esteta, me encanta vestir con estilo. Pero se me quedaba corto, quería ir siempre más allá y eso me lo ha permitido, pues todo el recorrido que he hecho en el mundo humanista. 

TO – ¿Tienes una vocación frustrada o algo que te quede por probar? 

M – Me hubiera encantado cantar mejor. Me gusta cantar, mi vocación frustrada. Pero yo creo que estoy haciendo lo que quería hacer. De hecho, es una de las cosas que haría más. Estoy enfocada en escribir y estoy contenta de haber escrito este segundo libro, y de poder seguir haciéndolo. 

TO – ¿Tienes pensado escribir un tercer libro? 

M – ¡Sí! Y un cuarto, un quinto, columnas… También colaboraciones con medios, porque eso me encanta. He estado escribiendo durante mucho tiempo sobre viajes y me gustaría seguir con esto, pero como siempre, con ese fundamento humanista. 

TO – ¿Qué es para ti el éxito? 

M – El éxito es vivir alineado con quien tú eres y con tus valores. Porque al final, ahí, en ese camino, es donde te encuentras la plenitud. Si tú vives enfocando en ideales que no van alineados contigo, al final vas a llegar a un punto donde no vas a estar feliz y satisfecho. Muchas veces cuesta vivir porque tenemos unas circunstancias de vida que a lo mejor no nos permiten poder hacerlo de vez en cuando. Imagínate una persona pues que tenga una vocación y no se permita desarrollarla porque tiene que trabajar para ingresar dinero, para mantener a su familia. Y yo creo que ahí los autónomos ganamos, porque tenemos esa oportunidad de probar más. Pero es verdad que vivimos en una inseguridad eterna, en la incertidumbre y tienes que saber lidiar con la incertidumbre. 

M – ¿La humanidad se ha pasado de moda?

M – Más que se ha pasado de moda yo creo que lo que está es un poco acallada. Todos los avances científicos y tecnológicos han silenciado toda la dimensión humana, que es la que de verdad merece la pena. Están muy bien como herramientas que nos facilitan la existencia, pero no para anestesiar las capacidades del ser humano, porque eso nos puede llevar a un precipicio en el que no hay salida y ahí vamos a acabar cayendo. Y eso es una pena. Por eso es tan importante la tarea de personas que que trabajan en este área, en las cuales me incluyo, cada una desde su perspectiva. Unas humanidades, otros filosofía, otros historia, otros literatura y yo creo que en todas. Y como decía Nuccio Ordine: ‘la utilidad de lo inútil‘, que es todo el área de las humanidades.

Foto: Víctor Ubiña

TO – ¿Qué te ha quedado por contar en el libro? 

M – Me ha quedado por contar más sobre los viajes, con lo cual ahí a lo mejor hay un camino más por recorrer. Había un capítulo solo de viajes pero era el más largo y no podía alargarlo más. Y luego, quizá, más temáticas relacionadas con el tema de la belleza, que ya veré como como puedo desarrollarlo. 

TO – En relación con los viajes. Durante años has buscado el valor humano en tus viajes por Irlanda, Japón, Estados Unidos, Marruecos, Congo… ¿Cómo es nuestro país comparado a otros países en temas de comunidad y humanidad? 

M – Cada vez tengo más esperanza en todo esto. Creo que en muchos países hay muchas iniciativas muy buenas en crear comunidad, especialmente por ejemplo de jóvenes. Imagínate el movimiento Hakuna. Todo lo que se ha creado en diferentes ámbitos, no solo en el religioso. También, por ejemplo, en periódicos como este. En las universidades e incluso marcas que generan movimientos. De sostenibilidad, de también de impulsar la artesanía… y dependiendo de las diferentes culturas. Yo creo que se están creando comunidades muy valiosas y me quedo con eso.

TO – Entrando en tu faceta más personal, ¿cómo te ha marcado tu peculiar historia familiar?

M – Esto genera mucho prejuicio y a mí me da mucha pena porque precisamente mi familia, mis padres, me han educado de una manera súper estricta. Nosotros hemos recibido un legado, en este caso, una historia familiar, tanto por padre como por madre. También un legado material, compartido por toda la familia. Por ejemplo, en la familia de mi padre, el Palacio de Lebrija. Pero claro, eso no es una excusa para vacilar, sino es una responsabilidad. Este legado tampoco significa que nosotros tengamos la vida resuelta, y eso te lo digo con conocimiento de causa. Soy autónoma y me cuesta mucho el cerrar mis colaboraciones y mis proyectos. Y de hecho muchas veces incluso me supone una tara esa historia familiar, porque parece que no lo necesitas. Y a mí eso me parece muy injusto. Muy injusto que se etiquete por que uno haya nacido en una familia determinada. Como yo digo, no hay mayor título que el que uno se gana cada día con su trabajo. Lo otro es motivo de orgullo y motivo de responsabilidad para conservar ese legado. 

TO – El mundo de la moda te llevó naturalmente a las redes sociales, pero no te gusta llamarte influencer, ¿verdad?

M – No me gusta llamarme ni influencer ni referente, eso lo tiene que decidir el público. Yo soy la fundadora de un proyecto que se llama Referencers. No significa que me guste llamarme a mí misma referencia. Pero yo sí que me denomino emprendedora de proyectos que ayuden a impulsar una mirada más humanista, más ética, más responsable, más saludable, más profesional dentro de la cultura digital

TO – ¿Cómo ha cambiado tu manera de ver las redes sociales en los últimos quince años? 

M – Con una mirada profunda. Una persona con una mirada profunda se da cuenta que las redes sociales son un medio que se que se queda en la superficie y en la imagen. Pero yo abogo porque haya una mirada más allá. Por eso me gusta compartir contenido de valor, que no solo vaya relacionado con la estética, sino también con la ética, la cultura, el arte… Con todo aquello que puede ayudar a crecer al ser humano. Pero claro, para eso también es muy importante que la persona que te sigue lea, y esto en redes sociales comprendo que es difícil. 

TO – ¿Quiénes son tus referentes? 

M – Mis referentes son los profesores que he tenido en mis formaciones, las personas que dan un buen ejemplo en la sociedad de actitud. Muchos de ellos les he entrevistado en mi podcast. Ahora estoy estudiando a Santa Teresa de Jesús y me parece una maravilla. La gran figura que es, no solo religiosa sino también humana. Fue una mujer con una gran fortaleza emprendedora, fue contracorriente en su época y nos marcó las claves, digamos, los pasos del camino que nos pueden ayudar a perfeccionarnos como personas. También artistas, como Jaume Plensa, que en su obra plasma la filosofía que va de la materia al espíritu.

TO – En el libro hablas también del mal uso de las redes sociales, que puede empeorar el sentimiento de insatisfacción y soledad. ¿Cómo afecta esto a usuarios y a profesionales de las redes?

M – Con el mal uso me refiero al uso no consciente. Sin tener consciencia de quién eres tú para no hacer lo imposible por convertirte en ese influencer que sigues. Es una persona distinta a ti y nunca vas a llegar a ser como esa persona, porque tú eres quien eres y eres único e irrepetible. Igual que esa persona es única, irrepetible. Esa distorsión al final genera muchísima frustración, mucha crisis de autoestima y de identidad. ¿Quién soy yo? ¿Soy yo lo que muestro a los demás o soy lo que me da miedo mostrar? La vulnerabilidad y nuestras debilidades nos hacen humanos y nos conectan con los demás, y esto es muy importante que no lo perdamos.

TO – Al ser una de las primeras influencers, ¿qué crees que les falta a los creadores de contenido de hoy en día? 

M – Hago es un llamamiento a que no nos quedemos solo en la superficie. Creo que es muy importante que el contenido vaya más allá de vender y se busque un propósito de impactar de manera positiva. De hecho es lo que diferencia al influencer del referente. El que primero tiene formación y conocimiento. Luego enfoca su actividad hacia los valores trascendentales de unidad, verdad, bondad y belleza. Quiero que cada vez haya más referentes, porque esos son agentes de cambio necesarios para construir una cultura digital más ética, más humana, más sana.

TO – ¿Se vive en las redes últimamente con más miedo de dar la opinión propia?

M – Vivimos en la era de lo políticamente correcto. Los temas de política, religión siempre son cada vez más delicados. Yo creo que cuando uno expresa su opinión tiene que argumentar adecuadamente esa opinión y es lo que está faltando ahora mismo en la sociedad, claramente en las redes sociales. Hay veces que faltan esos argumentos, por espacio y porque uno tiene que haber leído, haber estudiado, haber analizado. 

TO – ¿Cómo vives tu trabajo en la comunicación al padecer hipoacusia? 

M – Yo me he dedicado a la comunicación antes del problema de los oídos y lo que he hecho es adaptarme a mi situación, con algo muy fantástico y maravilloso que son los audífonos. Si no tuviera audífonos, no podría desarrollar mi trabajo ni relacionarme con los demás. Por eso creo que hay que celebrar los avances de la tecnología, porque nos permiten que podamos seguir teniendo una vida normal y socializar. Y el ser humano está hecho para el encuentro, para socializarse. Si que queda aislado puede acabar hundiéndose en depresión. 

Foto: Víctor Ubiña

TO – Hace unas semanas entregabas los premios Solidaridad de Telva, siendo parte del jurado. Las ayudas fueron a Valencia, Uganda, Kenia y Ucrania. ¿Cómo vives esta responsabilidad? 

M – La verdad que es un orgullo. Que haya un medio de comunicación, una revista, que siga manteniendo estos premios después de más de 20 años… y me siento súper honrada de poder ser parte de ese jurado. Aporto mi pequeño granito de arena con mi voto y estudio bien los proyectos que nos llegan. Es contribuir de alguna manera a que proyectos que son tan necesarios se puedan hacer realidad. 

«No me gustan los movimientos políticos que lo que hacen es generar discordia y separar»

TO – ¿Qué mensaje se está pasando por alto sobre la mujer de hoy en día? 

M – Estoy en contra de la politización de aspectos que son esenciales del ser humano. Yo creo que la sociedad está cambiando. Afortunadamente se han conseguido muchas cosas en ese sentido y eso es súper positivo. Que se pueden conseguir más, por supuesto, pero no estoy a favor de ideologización porque eso es lo que fomenta la discordia. Yo creo en la complementariedad entre el hombre y la mujer, en que cada uno tiene sus facultades y que nos complementamos unos a otros. Nadie es más que otro. Ahora se van igualando las oportunidades porque es lo justo. Pero como digo, no me gustan los movimientos políticos que lo que hacen es generar discordia y separar.

TO – ¿Te afecta vivir fuera del perfil de mujer casada, madre y trabajadora? 

M – Pues ya no. En un momento dado, quizá, pues por el anhelo que uno tiene crear su propia familia. Ahora te diría que desde que evoluciono en mi camino espiritual me siento en paz. Me siento es esa frase que le respondió la Virgen al ángel de ‘Hágase en mí según tu palabra‘. Y con ella empiezo el libro. No todo el mundo está llamado a lo mismo. Trato de aceptar las cosas como vienen aunque, a veces, me puede generar un poco de sufrimiento. 

TO – ¿Cómo te ves de aquí a cinco años?

M – Seguro que con muchos proyectos para calmar mi inquietud. Me encantaría haber escrito otro libro. Me encantaría crear mi propia fundación. También escribir para periódicos. Hacer más viajes, desarrollar proyectos humanitarios… mil cosas. Mientras haya tiempo de vida para mí misma.

TO – ¿Tienes algún proyecto entre manos?

M – La fundación me llama mucho la atención. Quiero seguir ayudando a las personas a su crecimiento personal y también al mundo corporativo. La enfocaría a desarrollar iniciativas de una manera más valiosa. A potenciar los valores valores que hay detrás de la actividad empresarial de cada de cada corporación.

TO – ¿Qué te aporta tu faceta de profesora de universidad y de coach

M – Pues me aporta también mucha satisfacción, sobre todo cuando hablo con mis alumnos. De hecho estoy muy contenta porque acabo de recopilar las opiniones de mis alumnos, de los de primera y segunda edición del Programa de Marca Personal, Liderazgo e Influencia Digital de la Universidad Francisco de Vitoria. Y la verdad es que me hicieron llorar. El otro día fui a la clase de Pilates que organizaba una alumna, había creado su proyecto profesional después de ese programa. ¿Qué mejor recompensa que eso? Eso es la bomba. 

«Yo creo en una educación en inteligencia emocional, humanidades y espiritualidad»

TO – ¿Qué falta en la educación en España?

M – Yo creo que educación en inteligencia emocional, por supuesto, educación en humanidades y en espiritualidad. Sin politizar, por favor, sin querer adoctrinar ni manipular. Es muy importante que el adolescente sepa cómo gestionar sus emociones y cómo poder desarrollar un camino espiritual. 

TO – ¿Dirías que estamos creando un país pobre en valores? 

M – Hay muchos movimientos que están impulsando esos valores. Pero si me remito a la política, pues puede ser. Pero la vida no es sólo política. La vida real es la de la gente trabajadora que se levanta por las mañanas, que desarrolla sus servicios y abren sus negocios y empresas para mantener a España en pie. Y yo confío en esa España. La vida no solo la política, aunque de ello depende cómo se enfoquen muchas iniciativas. 

TO – ¿Ves positivos los avances científicos en medicina, tecnología o espaciales que estamos viviendo últimamente? 

M – Sí, siempre y cuando no sobrepasem los límites del ser humano. Que no se conviertan en avances transhumanistas, donde perdamos la esencia del ser humano. Por eso es muy importante la bioética. Lo decía en el Evangelio, y no es por el tema religioso, pero ¿de qué sirve ganar la vida si te pierdes a ti mismo? Yo no abogo por eso. 

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