La prensa internacional resuelve la polémica: el verdadero apellido de Harry y Meghan Markle
Los duques de Sussex llevan semanas en el punto de mira por el programa ‘Con amor, Meghan’ de Netflix

Harry y Meghan, los duques de Sussex, en el perfil de Instagram de ella. | Redes sociales
Con amor, Meghan se publicó hace unas semanas pero ha dado tema de conversación hasta el próximo periplo empresarial que emprenda Meghan Markle. La mujer de Harry estrenó el 4 de marzo un programa en Netflix que removió a la prensa internacional. Su contenido de cocina, estilo de vida y cuidado del hogar pasó inadvertido frente al tenso momento en que la exroyal estableció su nuevo nombre ante el mundo. Han pasado dos semanas desde que la americana se aventuró a compartir el verdadero apellido de la familia pero la prensa internacional sigue comentando la veracidad de sus declaraciones.
En el segundo episodio de esta miniserie, la actriz Mindy Kaling dio pie a esta polémica sobre el nombre oficial de los duques de Sussex. La amiga invitada al programa se refería a la anfitriona con el apellido más conocido, como Meghan Markle. Así se la conocía en sus años de actriz en Hollywood, así se mantuvo durante su matrimonio con el hijo de Carlos III, y así creíamos conocerla a partir de se salida de la Casa Real británica en 2020. «Es muy gracioso que sigas diciendo Meghan Markle», respondía Meghan a su amiga. «Tú sabes que ahora soy Sussex». La duquesa no dudó en corregir este ‘fallo’ y durante semanas se ha puesto en duda la forma correcta de llamar al matrimonio.

‘Nuestro pequeño apellido’
La razón que dio al momento para apellidarse Sussex fue que usando este sobrenombre se sentía más unida a sus hijos, Archie y Lilibeth, y a su marido. «No sabía lo significativo que sería para mí, pero significa mucho decir: ‘Este es nuestro apellido, nuestro pequeño apellido’», comentaba en el mencionado episodio. Pero la prensa ha recordado que las preferencias personales de los implicados no son una razón suficiente para establecer un apellido, y menos en una familia real. La pareja renunció a sus funciones institucionales en 2020, pero aún mantienen el cargo de duques y junto a sus hijos forman parte de la línea de sucesión al trono inglés.
Rachel Meghan Markle llevó el apellido de su padre durante 36 años. Su boda con el príncipe Harry el 19 de mayo de 2018 supuso un cambio de nombre a nivel oficial. Desde su boda ella se llama ‘Meghan, duquesa de Sussex’. Este es el distintivo que ella misma utiliza en sus redes sociales, en su Fundación, en Wikipedia y en la página oficial de la Casa Real británica. Es el más completo a nivel oficial, pero se puede acortar como ‘Meghan de Sussex’ o ‘Meghan Sussex’, como defiende en su documental. Lo mismo aplica para Harry que, desde que su abuela les concediera el ducado el día de su boda, ha sumado a su nombre esta coletilla que comparte con su mujer.

Meghan Markle no tiene nada que ver con Windsor o Mountbatten
El caso del príncipe Harry, duque de Sussex, es más complejo que el de su mujer. Es príncipe por nacimiento y aunque renuncie a sus derechos como trabajador de la corona seguirá ostentando este título. Muchas opiniones defienden que Harry tampoco debería llevar el apellido Sussex. Se remontan a los apellidos Windsor y Mountbatten que también han sonado en la familia inglesa. Jorge V estableció en 1917 que los apellidos de origen alemán, como Teck, Hesse, Battenberg o Württemberg, se sustituirían por Windsor, de una sonoridad más inglesa y menos ‘enemiga’. Isabel II trató de unificar de nuevo el apellido familiar y en 1960 declaró que sus descendientes llevarían el Mountbatten-Windsor.
Este nuevo apellido sería ‘normal’, o sea, de aplicación común como unos ciudadanos corrientes del país europeo. Pero no aplica en el caso de Harry y Meghan. La desaparecida reina escribió, y así se recoge en la web oficial, que «los miembros de la familia real que tienen derecho al estilo y dignidad de SAR el príncipe o la princesa no necesitan un apellido, pero si en algún momento alguno de ellos necesita un apellido -por ejemplo, al casarse-, ese apellido es Mountbatten-Windsor». Así el apellido queda reservado para los descendientes «de tercera», como los han descrito en Vanity Fair. Esto deja a Harry y Guillermo por nacimiento y a sus mujeres Meghan y Kate por matrimonio fuera del apellido Mountbatten. La misma razón libra a sus primas, las princesas Eugenia y Beatriz de York, de este sobrenombre y les permite usar el que heredaron de su padre el príncipe Andrés, duque de York.
Sus hijos heredan el nombre Sussex pero no el título
Esta razón se aplicó a los hijos de Harry y Meghan Markle cuando nacieron en 2019 y 2021. Inicialmente se usó este apellido de reserva para llamarles en el momento de su nacimiento Archie Harrison Mountbatten-Windsor y Lilibet Diana Mountbatten-Windsor. Cuando el rey Carlos III subió al trono en 2023 se les concedió a los pequeños los títulos de Príncipe y Princesa de Sussex y dejaron de llevar la alternativa que inventó su bisabuela en los 60s.

Otra de las explicaciones que se han visto en las redes es que Harry se hacía llamar Harry Wales en sus años de militar. La experta en familia real Hilary Fordwich, disipa esta teoría en una entrevista telefónica con The new york times. Cuenta que es fácilmente rebatible si se explica que es la abreviación de ‘Capitán príncipe Harry, príncipe de Gales’ y que el título lo tomaba de su padre y no es suyo propio como para aplicar este apellido con normalidad. En la Familia Real inglesa se toma el título del progenitor, en este caso Gales provenía de Carlos de Gales -antes de subir al trono-, pero no se hereda a no ser que se reciba el título a título propio.
Diana Spencer, Sarah Ferguson y Camila Parker Bowles
Guillermo de Gales sigue siendo ‘de Gales’ porque recibió el título de manos del monarca cuando se convirtió en primero en la línea de sucesión en 2023. Su hermano Harry lo habría perdido en ese momento si su boda en 2018 no se lo hubiera quitado entonces, convirtiéndole en titular del ducado de Sussex por encima de ‘hijo del príncipe de Gales’. Ahora que Harry no trabaja en la Casa Real, su apellido y el que transmite a su mujer sigue inalterable. Su madre Diana Spencer y luego Diana de Gales tampoco perdió el título de princesa cuando se divorció de Carlos III en 1996. Lo mismo defendió su tía Sarah Ferguson y luego Sarah, duquesa de York, cuando se divorció del príncipe Andrés en el mismo año que el de su cuñada.
Sea cual sea el tratamiento oficial de los miembros de la realeza inglesa, en medios de renombre se ha incidido en la importancia del lenguaje como prueba del machismo persistente en el mundo de la realeza. Patricia Moreno en Vogue España y Noelia Ramírez en El país escribieron sobre este problema en 2020, en el marco de la salida de Meghan Markle y Harry de la Casa Real. Ambas comentaron la tendencia de la prensa y de la audiencia de menospreciar a las mujeres de esta familia real mediante el uso de uno y otro apellido. La diferencia es clara al encontrar en redes que Diana murió siendo ‘de Gales’ pero Camila Parker Bowles es reina de Reino Unido.