El modesto barrio de Madrid en el que se crio Alberto Chicote que es obrero y muy castizo
El cocinero madrileño vivió los mejores momentos de su infancia y juventud en la zona sur de la capital junto a su familia
Alberto Chicote, en una imagen de archivo. | Gtres
Alberto Chicote, ahora, se codea con los vecinos de la Puerta del Sol y de Gran Vía. También, con los de Paseo de la Castellana. Dos de los centros neurálgicos de Madrid en los que se reparten ciudadanos de alta alcurnia, de apellido compuesto y buena situación económica. Pero antes de eso, el cocinero se crio en una de las zonas más modestas, castizas y obreras de la ciudad. Algo de lo que parece ser que no se ha olvidado. Es normal ver a Alberto en el barrio que le vio crecer, donde todavía residen parte de sus familiares y de sus amigos más cercanos.
El chef se ha consagrado como uno de los cocineros más importantes de nuestro país. Chicote tiene repartidos por Madrid varios establecimientos que se ha convertido en parada obligatoria para muchas personas. Además, todos sus establecimientos cuentan con un enclave de lo más especial, haciendo que su accesibilidad sea sencilla y que puedan presumir de una ubicación, en muchas ocasiones, de ensueño. Aún así, el cocinero ha visto cómo, por causas ajenas a él y debido a unas obras, ha tenido que cerrar su restaurante en la Puerta del Sol, uno de sus locales con más rentable y que se encontraba dentro de un conocido centro comercial.
La infancia de Alberto Chicote
Alberto Chicote nació en Madrid hace 55 años. Se crio en el seno de una familia de clase trabajadora en el barrio de Carabanchel Alto. Desde muy joven, no solamente se aficionó a la cocina sino que, también, lo hizo al deporte, especialmente al rugby y al tiro con arco. Es por eso que, en su adolescencia, llegó a formar parte de la selección madrileña de rugby, donde coincidió con Javier Bardem. Carabanchel Alto es uno de los barrios más humildes de Madrid. Fue un municipio hasta que a mediados de los años 50 fue anexionado como barrio a la ciudad. Su población ha ido creciendo con el paso del tiempo y, ahora, nos podemos encontrar con pisos no excesivamente alto, con vecinos de distintas partes del mundo y con comercios locales.
Es más, este fue el lugar en el que se inspiró Elvira Lindo para su archiconocida novela, Manolito Gafotas. Allí intentó mostrar la vida de una familia trabajadora de un pequeño barrio de Madrid y Carabanchel se convirtió en el escenario perfecto. En los últimos tiempos, además, la zona ha evolucionado mucho, siendo el lugar donde se alberga a muchos movimientos contemporáneos y relacionados con el arte. Este se ubica al sur de la ciudad, limitando al norte con el río Manzanares y con el distrito de Arganzuela. Al sur se encuentra Leganés, mientras que al este se emplaza el distrito de Usera. En el oeste, Carabanchel colinda con Latina.
Carabanchel Alto, el barrio más castizo, icónico y modesto de Madrid
El barrio nació con el nombre de los Carabancheles debido a sus dos municipios originales; Carabanchel Alto, que se situó sobre una pequeña colina. Por su parte, Carabanchel Bajo se encuadró más cerca de la capital. Dentro de estos, además, nos encontramos con los barrios de Comillas, Opañel, San Isidro, Vista Alegre, Puerta Bonita, Buenavista y Abrantes, siendo el barrio más poblado con algo más de 50.000 habitantes. En 2018, se registró una población de algo más de 243.000 habitantes. Además, esta zona de Madrid cuenta con varias bocas de Metro como Vista Alegre, Oporto, Marqués de Vadillo y Uriel. También, tiene varias líneas de autobús.
Dentro de esta zona destacan algunas joyas arquitectónicas como la Finca de Vista Alegre, un conjunto monumental que fue declarado Bien de Interés Cultural. También, cuentan con el Palacio de Vistalegre, que sirve para albergar distintos eventos culturales. Además, en el Ensanche de Carabanchel se levanta el edificio Carabanchel 17, una obra de ACM Arquitectos, cuya construcción recuerda a unos contenedores de mercancías apilados en un puerto. Además, también tienen la Casa de Bambú, obra de los arquitectos Alejandro Zaera y Farshid Moussavi. Una de las paradas imprescindibles es La Colonia de la Prensa, uno de los ejemplos modernistas que todavía quedan en la ciudad.
