Adriana Domínguez, la hija del diseñador que hereda su imperio: exactriz y casada en Orense
Es la presidenta ejecutiva y nueva consejera delegada de Adolfo Domínguez, tras la marcha de Antonio Puente

Adolfo Domínguez junto a su hija Adriana en 2015. | Europa Press
Adriana Domínguez se convierte en la figura más poderosa de Adolfo Domínguez. La firma de moda, con sede en San Ciprián de Viñas (Orense), ha reestructurado su organigrama y lo ha anunciado este mismo jueves. La clave de sus nuevos movimientos es que se refuerza el liderazgo de esta hija del diseñador. Hasta ahora era la presidenta ejecutiva de la compañía, un cargo que asumió en 2017. De forma inmediata también asume las funciones de consejera delegada que hasta ahora compartía con Antonio Puente. Este exCEO deja la compañía y será reemplazado por Íñigo de Llano, con 19 años de experiencia en Inditex.

Adriana forma parte de la nueva generación de empresarios que, como Marta Ortega o las hermanas Tous -de las que ya hemos hablado en THE OBJECTIVE-, han heredado los imperios textiles de sus padres. En el caso de esta gallega, es la segunda generación que regenta la firma pues su padre la fundó en 1974. Ella y la compañía tienen por tanto la misma edad y una historia que ha evolucionado en paralelo. Su vida personal y su faceta profesional tienen tanto puntos en común como etapas de distanciamiento. Hoy que se cambia la estructura de la firma y ella gana poder, hablamos de la mujer que lidera su éxito más reciente.
Adriana Dominguez releva a su padre

Adolfo Dominguez ‘persona’ tiene 74 años y en unos días cumplirá los 75, el 14 de mayo. Ya no tiene un papel activo en la firma, sólo como consejero. Mantiene el 31% de las acciones pero dejó sus funciones en 2020, en manos de su hija mayor. Las tres hijas que tuvo en común con su mujer, Elena González, han heredado esta histórica casa de moda, que tanto define el panorama empresarial español en la actualidad. Valeria, de 44 años, vive en Estado Unidos y se ha enfocado en la ingeniería de robótica industrial. Tiziana, de 39, dejó su puesto de directora creativa en 2022 para perseguir sus sueños artísticos. Adriana es la mayor de las hermanas y también tuvo una fuerte llamada al arte.
Adriana Domínguez nació el 22 de agosto de 1976. Actualmente tiene 48 años y toda una historia personal más allá de la famosa empresa de su padre. Es natural de Orense y allí ha pasado toda su infancia y juventud. Junto a sus hermanas, aprendió a amar la moda jugando en los telares mientras sus padres trabajaban. Por eso no pudo dejar la empresa en manos externas y se unió al legado familiar en el año 2000. «Me siento muy honrada de ser hija de mi padre y de recoger todo el cariño que mucha gente le tiene. Eso no podía morir», confesó a Vanitatis hace unos años. La empresaria tenía en cuenta los prejuicios que le acompañarían en sus inicios, hasta que demostrase su visión para la empresa. «Yo sé que se contemplaron muchos perfiles, algunos no quisieron, otros estaban fuera de precio para lo que esta empresa podía pagar, y al final estaba yo».

Su carrera frustrada y una familia propia
Antes de implicarse de lleno en la empresa familiar, Adriana Domínguez iba para actriz. Se licenció en empresariales y dirección de cine en la prestigiosa escuela New York Film Academy y The Lee Strasberg Theatre Institute. Ha vivido en varios destinos internacionales y así es políglota, habla 5 idiomas. Llegó a actuar con Geraldine Chaplin, Luís Tosar o Robert de Niro. Su filmografía reúne hasta cinco pequeñas producciones y es miembro vitalicia de The Actors Studio. Así pasó los años 2000, hasta que crecieron sus obligaciones en Adolfo Domínguez. Una vez confesó para Vanity fair que una de sus aficiones más personales era la lectura. Era lectora incansable del novelista inglés Martin Amis y adicta a la compra de libros.
Al igual que su homóloga Marta Ortega, la mayor de las Domínguez tiene una cuenta de Instagram que gestiona de forma privada. Se ha confesado «un poco mirona» y dice que solo la usa para seguirle la pista a sus amistades internacionales, pero que no publica nada. De su faceta más personal se tienen pocos detalles, ha centrado la atención pública en sus labores en la empresa. Se sabe que está casada y tiene un hijo. Celebró su boda con José María García Agulló, presidente de Makro, el 25 de junio de 2011. Cuatro años después se convirtió en madre de una niña que ha mantenido en el anonimato.