¿Qué supone dejar Elcano? La dura sanción a la que se enfrentan las compañeras de Leonor
Casa Real ha compartido unas imágenes de la última parada de Leonor donde se aprecia que faltan dos guardiamarinas

Leonor, junto a sus compañeros de Elcano. | Gtres
La formación militar, normalmente, no suele ser un camino de rosas. Para todos los alumnos se convierte en una retadora, en la que tienen que poner su cuerpo al límite, experimentar nuevas sensaciones y, sobre todo, aprender distintos aspectos de la vida y situaciones que, como un civil, nunca podrían llegar a vivir. Aunque eso sí, como cuentan todos aquellos que han pasado por la carrera militar, se trata de una etapa, también, muy enriquecedora y en la que se conoce infinidad de amigos que duran para toda la vida. Y si no que se lo digan al rey Felipe o a su padre, Juan Carlos. E, incluso, ahora a la princesa Leonor, quien, como ya contamos en THE OBJECTIVE, ha posado junto a sus compañeras en Nueva York. La foto llama especialmente la atención porque, de las nueve mujeres que se subieron a Elcano como guardiamarina, solamente siguen adelante con la formación siete.
Entre ellas, como no podía ser de otra manera, está la princesa Leonor. Tal y como confirman desde el portal ¡Hola! han sido dos las chicas que han decidido abandonar su carrera como guardiamarina durante el recorrido de Elcano que salió del puerto de Cádiz el pasado 11 de enero. En todos estos meses, tanto la princesa como sus compañeros han pasado por distintos puntos de América como República Dominicana, Uruguay, Colombia y Perú. En todos esos lugares hemos podido comprobar la buena sintonía que hay entre todos los guardiamarinas, quienes han compartido, frente a las cámaras, confesiones, risas y, también, momentos duros.
Las razones por las que han podido abandonar Elcano las compañeras de Leonor

Es más, no solamente se han enfocado en entender cómo funciona un barco en la mar sino que, también, han tenido tiempo para hacer visitas a los lugares en los que han hecho parada. Lo cierto es que una de las etapas más complicadas se produce durante los primeros días, en los que los alumnos tienen que adaptarse a los mareos, conocido como el mal de mar, la fatiga por las guardias nocturnas, la adaptación a la disciplina a bordo y el cambio de vida; en el que no pueden utilizar móvil, casi no tienen privacidad y conviven con más de 200 personas. También, otra de las partes más duras es la que se produce en el recorrido desde Canarias hasta América, que es el recorrido más largo sin pisar tierra.
El cruce del Cabo de Hornos o la navegación por el Mar de los Sargazos también entraña alguna que otra complicación debido a las condiciones meteorológicas extremas debido al viento fuerte, lluvias constantes y el frío intenso. Por no hablar de las maniobras duras bajo la lluvia o en condiciones precarias, así como los cambios bruscos del clima y la mar. La última etapa del viaje también es una de las más retadoras ya que acumulan cierto agotamiento físico, la ansiedad por regresar y presión académica y la tensión entre los compañeros por el tiempo de convivencia. Todos estos factores pueden llevar al guardiamarina a abandonar en cualquiera de los puntos de su formación. Pero ¿qué consecuencias entraña?
Las duras consecuencias de decir ‘adiós’ a la formación naval

Lo cierto es que abandonar el buque-escuela Juan Sebastián Elcano no es una cuestión menor y, por eso, habrá que reflexionar mucho sobre ello. Para hacerlo habrá que solicitar la baja voluntaria ante su cadena de mando. Normalmente se hará comenzando con su inmediato superior y ascendiendo hasta el mando del buque y la Escuela Naval. Lo más probable es que se cite a la persona para una entrevista con sus superiores o, incluso, con el comandante. En ese momento, se evaluarán las causas, que pueden ser personales, médicas o psicológicas. Si la baja es aceptada durante la travesía se procederá a desembarcar al guardiamarina en el puerto más cercano donde se pueda gestionar su repatriación.
Las consecuencias de abandonar, sin duda, marcarán el presente y el futuro profesional del guardiamarina. Y es que implica, normalmente, la pérdida de la condición de alumno dentro de la Escuela Naval de Marín. En la mayoría de los casos, además, conlleva la expulsión de la carrera militar, salvo que se trate de un caso extraordinario, como por motivos médicos o por causas de fuerza mayor. Si el alumno, además, ha disfrutado de su formación, manutención o beneficios económicos como becas o ayudas puede exigirse la devolución de parte de esos gastos al Estado. Además, en el expediente, quedará registrada esa baja voluntaria o abandono, lo que puede afectar a futuras solicitudes para el empleo público y, por su puesto, su reingreso.
Además, esto también puede tener un fuerte impacto emocional y social, especialmente por no cumplir un sueño o con aquello que se esperaba por el entorno. En general, la baja voluntaria, en un centro de formación militar como es la Escuela Naval de Marín, es difícilmente reversible. Es por eso que volver a ingresar requeriría superar, de nuevo, los procesos de selección y la baja previa puede ser un factor negativo en la valoración.