Tamara Falcó aparca sus deseos de ser madre a sus 43 años: decide pausar el tratamiento
La marquesa de Griñón ha decidido frenar su tratamiento de fertilidad, ya que se encuentra saturada

Tamara Falcó e Íñigo Onieva
Tamara Falcó ha decidido parar. Lo ha dicho con serenidad, con honestidad y sin dramatismos: «He decidido tomarme un descanso». A sus 43 años, tras meses de intentos para quedarse embarazada, la marquesa de Griñón ha optado por hacer una pausa en su proceso de fertilidad. Y no se trata de una pausa cualquiera, sino de un alto consciente ante el desgaste físico y emocional que le estaba suponiendo este deseo tan íntimo.
Lejos de lo que muchos podrían pensar, Tamara Falcó no ha recurrido a tratamientos de reproducción asistida como la fecundación in vitro (FIV). En su caso, optó por un enfoque natural: el método Fertilitas, una alternativa basada en la naprotecnología, que busca regular el ciclo ovulatorio a través de observación, medicina hormonal específica y cambios en el estilo de vida. Un método exigente, pero coherente con su fe religiosa y su forma de ver la vida.
Tamara Falcó aparca sus deseos de ser madre: «Me encuentro saturada»

Durante meses, Tamara Falcó se entregó con ilusión a este camino. Se sometió a análisis, seguimientos médicos, registros diarios del ciclo menstrual y diversos ajustes de hábitos. Sin embargo, ha llegado un momento en que la presión ha podido más que la esperanza.
«Me encuentro saturada», ha confesado recientemente en una entrevista en InStyle. Reconoce que el proceso ya le estaba «afectando» y que necesitaba poner freno. No se trataba solo de una cuestión física, sino también emocional: «Para mí era como una espada de Damocles», admitió, ilustrando así el peso psicológico que sentía sobre sus hombros ante cada intento que no daba resultado.
En esta experiencia, su marido, Íñigo Onieva, ha estado a su lado. La marquesa reconoció que él «lo lleva mucho mejor», y que si bien ambos compartían el deseo de formar una familia, él no vivía con la misma angustia cada fase del proceso. Esa diferencia de perspectivas, lejos de distanciarlos, parece haberlos unido más aún.
Una decisión sin renuncia
A pesar de la pausa, Tamara Falcó no ha tirado la toalla. Mantiene la fe en que la maternidad podría llegar en algún momento, pero ya sin la ansiedad del control o la exigencia. «Si Dios quiere, siempre está la forma natural», ha dicho con tranquilidad, dejando claro que, aunque el deseo sigue presente, no será una obsesión ni un condicionante para su felicidad.
Más aún, parece que ya está interiorizando que quizá nunca pueda tener hijos: «Soy muy niñera, pero puedo sentirme realizada en la vida sin ser madre». Con estas palabras, la marquesa pone voz a una realidad que muchas mujeres viven en silencio: que no alcanzar la maternidad no equivale al fracaso vital.
Prioriza su paz mental

La maternidad tardía, los tratamientos naturales o asistidos, las expectativas sociales y el reloj biológico son temas sensibles que afectan a millones de mujeres en el mundo. El testimonio público de Tamara Falcó tiene un valor especial porque visibiliza una experiencia muchas veces silenciada o minimizada.
Su decisión de frenar no implica rendirse, sino priorizar su salud emocional, su paz interior y su libertad. No obstante, al parecer, Tamara Falcó no ha cerrado la puerta a la maternidad, pero ha decidido dejar de empujarla a la fuerza. Se ha dado un respiro. Un espacio para cuidar de sí misma, para reequilibrar su vida y para aceptar que no todo está en sus manos. No sabemos si, no obstante, en el futuro recurrirá a técnicas de reproducción asistida, a pesar de que no concuerden con sus valores y su fe.