El día que Zarzuela transformó un vestuario en la casa de Irene de Grecia con despacho y baño
Fue a principios de los años 80 cuando la princesa se instaló definitivamente junto a su hermana tras vivir en la India

Irene de Grecia junto a su hermana, Sofía. | Gtres
Corría el año 1975 cuando una joven Irene de Grecia decidió realizar visitas, cada vez más frecuentes, a la Zarzuela. Allí residía -y lo sigue haciendo- tanto su hermana, la reina Sofía, como sus sobrinos y su cuñado. Ella había llevado una vida marcada por las improvisaciones en la que primó su pasión por el mundo de la meditación. Esto hizo que pasara temporadas en India, donde se estableció y descubrió una cultura que, sin duda, le dejó totalmente enamorada. Unos seis años más tarde, Irene decidió establecerse, definitivamente, en Palacio. Para que se sintiera como en casa, la Familia Real decidió reformar una zona exterior, concretamente la parte de los vestuarios de la piscina, que convirtieron en una apartamento privado con dos dormitorios, despacho y baño.
Allí pasó sus mejores años la tía Pecu -de peculiar, cómo le llaman en la familia- hasta que la salud hizo que estuviera que estar, también físicamente, más cerca de su hermana. La mujer nació en mayo de 1942 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Su familia estaba exiliada allí. Se crio muy unida a sus hermanos y es por eso que la muerte del rey Constantino de Grecia fue un auténtico mazazo. También para la reina Sofía, quien viajaba con mucha frecuencia hasta Londres para reencontrarse con su hermano. Irene fue educada entre Grecia, Alemania e Italia, debido a los exilios políticos que vivió su familia. Esto le hizo aprender varios idiomas y, desde muy pequeña, mostró cierto interés en la música clásica, la arqueología y la cultura en general.
Los vestuarios que transformaron en Zarzuela en la casa de Irene de Grecia

Sus viajes por India le hicieron caer en una espiral de espiritualismo, yoga y veganismo que se tradujo en una forma de vestir un poco peculiar. Además, se integró mucho en la cultura, llevándola, también, a España, cuando se mudó definitivamente. Es más, nunca dejó de lado esa forma tan colorida de vestir, con una especie de sayones grandes en tonalidades muy vivas. Irene estudió piano y se convirtió en una pianista de gran nivel, aunque decidió no desarrollar una carrera pública como concertista. También, se acercó mucho a distintas figuras espirituales como Krishnamurti, centrada en el crecimiento personal, la meditación y las artes.
Fue a principios de los años 80 cuando la familia de Grecia vivió una de sus mayores pérdidas tras la muerte de la madre de la reina Sofía. Tras esto, Irene decidió mudarse hasta Zarzuela, donde construyeron una pequeña casa para que se sintiera del todo cómoda. En aquel momento, no había mucho espacio en la residencia de los Juan Carlos y Sofía y, por eso, decidieron acondicionar una zona, muy cerca a la piscina, concretamente los vestuarios, que reformaron completamente. Allí construyeron un pequeño apartamento con dos habitaciones, despacho, baño, vestidor y una sala de estar. Sí que es cierto que no era una residencia especialmente grande, pero muy adecuada para las necesidades que tenía en ese momento.
Dos habitaciones, un baño, una sala de estar y despacho

A pesar de que vivieron en zonas separadas, desde el primer momento, tanto Irene como Sofía han desayunado, comido y cenado juntas en las zonas comunes, que tienen, además, total independencia con la casa de la princesa. Sí que es cierto que la idea de Irene no fue la de quedarse a vivir allí para siempre y lo concibió como algo «transitorio», unos «cinco días», pero, al final, se convirtió en toda una vida. Este pequeño apartamento sigue siendo su rincón más especial dentro de las inmediaciones de Zarzuela. Aún así, en los últimos tiempos, la princesa ha visto cómo su salud se debilitaba. Es más, desde hace algo más de un año, se mueve en silla de ruedas y, también, está teniendo ciertos problemas de memoria. Esto ha hecho que haya tenido que mudarse más cerca de su hermana Sofía, con quien ha aparecido en infinidad de eventos juntos.

Es más, fue la propia reina quien se dio cuenta de los distintos problemas de salud que estaba sufriendo su hermana. Unos inconvenientes degenerativos que, como ella misma sabe, se irán agravando con el paso del tiempo. Y es que la reina es su única familia. Irene de Grecia ni se casó ni tuvo hijos y siempre ha llevado una vida más reservada. Fue a finales de los años 80 cuando fundó una organización sin ánimo de lucro, Mundo en Armonía, que se centra en la cooperación humanitaria y el desarrollo sostenible. Además, también ha participado en distintas iniciativas solidarias en América Latina, Asia y África. También, ha estado muy vinculada a diversos proyectos culturales, educativos y medioambientales.
En todo este tiempo, Irene es considerada una persona muy espiritual y culta con unos grandes intereses filosóficos y humanistas. También, ha sido muy reservada y generosa, que ha hecho que sea muy querida por su familia y personas cercanas. Es más, Irene mantiene una buenísima relación con las infantas Elena y Cristina y, también, con los hijos de estas. Además, a pesar de su delicado estado, no se pierde un verano en Mallorca. La última vez apareció junto a los Reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía, quienes llevaban su silla de ruedas. En todo este tiempo, Irene ha gozado de una vida más discreta, sin tener mucho protagonismo público como sí les ha sucedido a otros miembros de las casas reales. A sus 80 años, Irene sigue residiendo en Zarzuela. Además, participa, ocasionalmente, en actos familiares o en discretos compromisos institucionales.