El refugio de Ana Botín en una aldea alpina de Suiza: un chalé imponente y fiesta para la jet set
La presidenta del Santander se hizo con una bonita casa en la estación de Gstaad, donde se reúne con empresarios

Ana Botín junto a su marido, en una imagen de archivo. | Gtres
Madrid es una ciudad que tiene infinidad de ventajas y comodidades; zonas verdes, una gran variedad de restauración, de ocio, cierta accesibilidad y, sobre todo, un estilo de vida que en ocasiones más que vibrante puede ser especialmente agobiante. Es por eso que son muchas las personas que, para encontrar cierta paz y tranquilidad, deciden alejarse del bullicio de la capital y disfrutar de más momentos cerca de la naturaleza y respirando aire puro. Algo que le sucedió en su momento a la familia Botín, quien, hace más de dos décadas, se hizo con una finca en Ciudad Real; Los Castaños, que ahora gestionan sus herederos. Por su parte, Ana Botín, se hizo, hace algunos años, con el terreno colindante, al que bautizó con el nombre de Santa María.
Sí que es cierto que esta no es la única propiedad que tiene la hija más conocida de la saga Botín. Ana Botín, la actual presidenta del Banco Santander y una de las mujeres con mayor influencia de nuestro país, posee una casa de vacaciones en la localidad suiza de Gstaad que, además, es uno de los lugares más transitados de la jet set. Es allí donde suele reunirse, junto a sus hijos, en la temporada de invierno y en el que se disfruta de infinidad de planes exclusivos; como cenar y comer en los restaurantes más caros del país o disfrutar de sus privilegiadas y extensas pistas de esquí. También, desde hace dos décadas, tanto Ana como su marido, Guillermo Morenés, son propietarios de un terreno en la bahía de Santander. Es más, en 2016, adquirió una parcela adicional de unos 74.000 metros cuadrados, colindante con la finca original, para mantener cierta privacidad.
Las otras propiedades de Ana Botín y sus hermanos

Como ya contamos en THE OBJECTIVE, hasta principios de 2023, Ana Botín era mayoritaria de una sociedad dedicada a la gestión inmobiliaria y de fincas agrícolas, a través del holding Pérgamo Inversiones. Este tenía un valor patrimonial de unos 19 millones de euros y que decidió transferir a uno de sus hijos. Este reúne activos agrícolas e inmobiliarios, incluyendo fincas y holdings como Kyhecho y Kibaoni. En todo este tiempo, ha efectuado reducciones de capital significativas en 2022 -hasta 25 M €-. En 2010, Ana Botín decidió adquirir una casa de diez habitaciones en la ciudad de Londres, concretamente en Belgravia, una de las zonas más exclusivas de la ciudad del Támesis. Y es que Ana Botín ha tenido siempre un vínculo muy especial con la capital de Reino Unido, ya que trabajó allí durante mucho tiempo y, ahora, es en esta ciudad donde vive su marido, tal y como ella misma contó en Planeta Calleja.
Tras el fallecimiento de Emilio Botín se repartió todo el entramado de fincas y empresas entre Ana Botín y sus hermanos. Los grandes terrenos, como El Castaño o Puente San Miguel, quedaron en manos de sus hijos, formando un entramado societario común. Sí que es cierto que, en los últimos tiempos, Ana ha ido separando distintos activos a su nombre -como Santa María, Oquendo, Carriazo o su propiedad en Londres/Suiza-. A lo largo de la historia, probablemente, la finca que más ha marcado a la familia Botín ha sido la de Ciudad Real. Esta tiene más de 4.500 hectáreas y es utilizado para la explotación agrícola y para la caza mayor. Además, se ubica entre los términos municipales de Luciana y Piedrabuena, con un entorno rural de gran valor ecológico. Cuenta con un aeródromo privado, que fue utilizado tanto por Emilio Botín como, ahora, por sus hijos.

Fue uno de los lugares favoritos de Emilio Botín para la caza mayor -venados, jabalíes, corzos- y sus escapadas de descanso. Además, la finca dispone de explotaciones agrícolas y creación de empleo local, especialmente en temporadas de caza. Hace un tiempo, la familia Botín consiguió autorización oficial -sin evaluación ambiental ordinaria- para reconvertir zonas de pradera en un campo de golf privado, una iniciativa impulsada por Agropecuaria El Castaño. El proyecto, impulsado por Ana Botín y sus hermanos, ya está en marcha. Las relaciones con las localidades colidantes son especialmente buenas y suelen colaborar económicamente en proyectos como restauración de patrimonio o apoyo cultural y social. Tras el fallecimiento del cabeza de familia, la finca se mantiene bajo sociedades familiares.
Ana posee una finca en Ciudad Real, otra en Santander y casa en Londres
Actualmente, la gestión, como ya contamos en este periódico, es de Alfonso Botín quien ha asumido roles de gestión en algunas propiedades agrícolas y sobre el aeródromo. Durante mucho tiempo, además, Los Castaños se convirtió en el lugar de reunión de Ana Botín y sus hermanos, los que han disfrutado siempre de este amplio terreno repleto de lujo y zonas verdes. Aunque eso sí, sin duda alguna, la propiedad más especial de la presidenta del Banco Santander es la que posee en Suiza. Se trata de un imponente chalé, del que suele disfrutar en la temporada de invierno, y en la que celebra una tradicional fiesta, que no se pierde ningún miembro de la jetset internacional. Es por eso que es más que una residencia y se ha convertido en el epicentro de una de las fiestas de Nochevieja más selectas de la clase alta española.
Su refugio en la estación alpina de Gstaad
El refugio de invierno de Ana Botín está ubicado en la estación alpina de Gstaad, uno de los destinos más exclusivos de Europa. La familia posee una bonita casa, de estilo suizo, en madera y con grandes ventanales, donde suelen dar la bienvenida siempre al año. Es más, cada 31 de diciembre organizan una celebración emblemática que se lleva a cabo en el Yacht Club del prestigioso Grand Hotel Bellevue. Hasta allí, como publican en Vanity Fair, acuden personalidades destacadas del mundo empresarial y financiero como Borja Prado, Juan March, José María Aristráin o Alfonso Cortina. La noche incluye, además, una elegante cena de gala, las 12 uvas al estilo español, animación para niños -payasos y chucherías- y fiesta con DJ. Esta velada lleva celebrándose más de una década y se ha convertido en una de las grandes tradiciones de la familia Botín-Morenés.

Es más, en los últimos años, han sido los hijos de Ana Botín quienes han recogido el testigo de la organización, siguiendo con la tradición familiar. La propiedad y sus fiestas forman parte de la llamada «colonia española» en Gstaad, que convoca a la élite económica y social. Y es que, a diferencia de ser unos invitados, tanto Ana como su marido, poseen residencia propia y organizan uno de los eventos más reputados de Fin de Año. Si hablamos de Gstaad es uno de los enclaves más especiales que tiene Suiza, ya que suele ser turístico tanto en verano como en invierno, viviendo su mejor momento en esta última temporada. Se trata de una pequeña aldea alpina, en el cantón de Berna, y uno de los destinos más caros y exclusivos del mundo.

El precio inmobiliario es de lo más altos de Europa, ya que el precio medio del metro cuadrado supera los 30.000 €/m² en propiedades de lujo, llegando a más de 50.000 €/m² en chalés prime. Solamente es comparable con zonas como Mónaco, Saint-Jean-Cap-Ferrat, el Upper East Side de Nueva York y The Peak en Hong Kong. Las propiedades que hay allí, además de la de Ana Botín, se transmiten discretamente, muchas veces entre familias aristocráticas o grandes fortunas -Botín, Thyssen, Onassis, Roman Abramovich…-. Y, además, cuentan con restricciones a compradores extranjeros, a los que limitan el acceso, lo que dispara aún más el valor de los inmuebles disponibles.