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Una psiquiatra analiza el duro posparto de Isa Pantoja: «Pedir ayuda no es signo de debilidad»

La hija de la tonadillera se convirtió en madre por segunda vez hace algunos días y ha hablado de su realidad

Una psiquiatra analiza el duro posparto de Isa Pantoja: «Pedir ayuda no es signo de debilidad»

Isa Pantoja, en una imagen de sus redes sociales.

El posparto es uno de los momentos más delicados después de convertirse en madre. Se trata de una etapa en la que el cuerpo se recupera física y hormonalmente de esos nueve meses de intensas vivencias y suele durar entre unas seis y ocho semanas. En el mismo, además, se viven una serie de cambios hormonales que, sin duda, afectan al ánimo de la mujer. Una situación que parece ser que está sufriendo Isa Pantoja. La hija de la tonadillera ha contado que estos primeros días, tras dar la bienvenida a su segundo hijo, Cairo, no están siendo nada sencillos. «Tengo una felicidad increíble y luego tengo momentos de bajón en los que recuerdo mi embarazo», ha contado la creadora de contenido.

Desde THE OBJECTIVE hemos hablado con Blanca Molins, psiquiatra y experta en salud mental, que nos ha dado las claves de esos primeros días con el bebé en casa. «El trastorno mental durante la etapa perinatal es una realidad cada vez más evidente. Una de cada diez mujeres sufrirá una depresión posparto, y más del cincuenta por ciento de los casos pasan desapercibidos», explica Molins. Y es que esto supone «un retraso en el inicio del tratamiento, mayor tiempo de evolución de la enfermedad y una mayor repercusión, tanto para la madre como para el bebé».

Todo lo que supone el posparto

Hay que tener en cuenta que la maternidad es «una etapa vital de cambios físicos, emocionales y de identidad». Durante el embarazo, especialmente en el tercer trimestre, el cerebro de la mujer experimenta una serie de cambios «neurobiológicos» en distintas regiones para «desarrollar capacidades indispensables para cubrir necesidades del bebé, protegerlo y cuidarlo; habilidades cognitivas, capacidad incrementada de planificar, de detectar emociones y señales de peligro o amenaza, entre otras». A la vez, otras regiones del cerebro se ven «reducidas» y pueden dar explicación a la «disminución de la concentración o los fallos en la memoria que muchas mujeres experimentan durante el embarazo». También, durante el parto se produce una liberación masiva de neurohormas, como la oxitocina, que también influye en el estado emocional de las mujeres.

La propia Isa ha reconocido que su bebé ha sido «su mejor regalo». Es más, el mismo día en el que dejó el hospital comentó que Cádiz les había dado «muchas cosas bonitas». «Pero, sin duda, la mejor de todas ha sido nuestro hijo gaditano», contó a los medios de comunicación. Una felicidad que parece ser que se están desvaneciendo con el tiempo. «Sinceramente, el embarazo que he tenido ha sido idílico. Y he sido tan pero tan feliz que no estaba preparada para compartir a mi bebé con el mundo. Él tenía que nacer ya y yo no tenía prisa, porque quería seguir sintiendo sus pataditas. Y ya no puedo ver fotos embarazada, ni ecos… Ni siquiera he podido eliminar la app de embarazo todavía», contó hace unos días.

El duro relato de Isa Pantoja tras convertirse en madre de Cairo

Y es que a todos los cambios mencionados hay otros factores externos limitantes, tal y como explica la doctora Molins, como «las alteraciones en el sueño, inseguridad, adaptación a un nuevo rol, falta de red de apoyo, expectativas previas…». Por todo ello, «la tristeza tras el parto es más frecuente de lo que pensamos, incluso cuando el embarazo ha sido deseado y cursa sin incidencias». Sí que es cierto que Isa ha admitido que ahora, en casa, está «tranquila». «Ese sentimiento -por suerte- cada vez es menor, porque sé que ahora pasamos a otra etapa, aunque no seamos uno solo. Y me quiero acostumbrar a esto. Tengo que acostumbrarme a que él esté conmigo de otra forma y a que puedo besarlo y achucharlo las veces que quiera», ha aclarado.

Muchas mujeres durante esta etapa experimentan el llamado «maternity blues», es decir, «un periodo transitorio de dos semanas aproximadamente con cambios emocionales leves y fluctuantes pero que no alteran de forma significativa el día a día». Como apunta Blanca Molins, si los síntomas se agravan y llegan a alterar la funcionalidad de la mujer, «no debemos seguir atribuyéndolos al ‘desajuste hormonal’». Es por eso que la «detección precoz» será fundamental. «Lo que estoy experimentando es una felicidad increíble, miro a mi familia y soy súper feliz. Quizás de lo bonito que es, me sale llorar. Y luego tengo los momentos de bajón, en los que recuerdo mi embarazo. Todavía no he podido desinstalar la aplicación, veo fotos de mi tripa, veo vídeos de cómo idealicé todo y compruebo que ha salido todo como yo quería», contado la propia Isa.

«Yo quiero estar feliz siempre»

Es más, la influencer ha explicado que ella cree que todo lo que está sucediendo es por una cuestión «hormonal». «Porque yo no quiero estar así, yo quiero estar feliz siempre. Todo el mundo sabe que el posparto es duro y que tienes que recuperarte físicamente y psicológicamente. O sea, tu cuerpo ha estado durante nueve meses creando vida y ahora tienes que recuperarte para estar para tu bebé y yo quiero estar para mis chicos», ha afirmado Isa Pantoja. También, ha expresado su deseo de que acabe «pronto» la cuarentena para poder «hacer más cosas». «Es como que siento que se me escapa. Me gustaría que todo se quedara así y, obviamente, eso es imposible, las cosas tienen que avanzar. Mis hijos tienen que ir creciendo y yo ahora mismo estoy ahí, como que no puedo quitarme esos pensamientos de la cabeza. Pero yo confío en que, poco a poco, pues pueda disfrutarlos mucho más», ha aclarado.

«No hay ambivalencia, sino tristeza continua»

Además, ha confirmado que estaba viviendo todo «intensamente». «Estoy tomándome este tiempo para conocerme un poco más. Solo sé que cuando soy feliz, soy demasiado feliz de ver la familia que he creado y lloro de felicidad», ha escrito en una publicación en sus redes sociales. Aún así, la doctora Molins sigue insistiendo en la importancia de identificar las señales. «La pérdida de emoción durante el embarazo puede ser una de las claves», explica. «La vivencia de la maternidad no es igual para todas; para algunas mujeres puede ser una etapa de plenitud, y para otras una transición difícil llena de ambivalencia», aclara la psiquiatra. Lo habitual es «transitar por ambas sensaciones en distintos momentos, pero quienes sufren depresión posparto estos momentos de bienestar son mínimos o inexistentes». «No hay ambivalencia, sino tristeza continua, culpa e incapacidad para disfrutar», apostilla.

Sobre los síntomas que caracterizan una depresión posparto, nos encontramos con un «estado de ánimo triste persistente, sentimiento de vacío, pérdida de energía, disminución del interés o del placer, sentimientos de culpa -no sentirse ‘una buena madre’-, y en muchas ocasiones ansiedad asociada». Toda esta situación, además, puede interferir en el vínculo con el bebé y, en los casos más graves, «comprometer el cuidado adecuado del recién nacido». De hecho, «casi la mitad de las mujeres con depresión posparto refieren dificultades para establecer ese vínculo emocional» y no es que no quieran es que «no pueden».

El gran reto del posparto: superar la invisibilidad

Con el paso del tiempo, uno de los mayores retos para diagnosticar la depresión tiene que ver con la «invisibilidad». «Factores sociales y culturales tienden a idealizar la maternidad como una etapa muy bonita, donde no hay lugar para la tristeza o el malestar», explica la psiquiatra. «En muchas ocasiones, son las propias madres que interpretan su malestar como un fallo personal como si ‘eligieran estar así’. Esto refuerza el sentimiento de culpa y retrasa la búsqueda de ayuda», apostilla la experta. Es por eso que como «momento vital extraordinario», la capacidad de una mujer para gestar y dar vida es «un verdadero milagro». «Pero eso no quita que también es el periodo de mayor vulnerabilidad física, psicológica y social para muchas mujeres, la cual puede tener consecuencias emocionales muy relevantes», apostilla Molins.

Es por eso que es especialmente urgente que se reivindique la «necesidad urgente» de contar con más circuitos especializados y con «profesionales formado en psiquiatría perinatal para ofrecer una adecuada atención a todas las mujeres». Es más, pedir ayuda «no es un signo de debilidad, sino un acto de «autocuidado y responsabilidad». «La depresión posparto tiene tratamiento tanto psicológico como farmacológico, y, con el apoyo adecuado, es posible revertir los síntomas, volver a disfrutar y reencontrarse con una misma, incluso saliendo de este período más fuerte y consciente de las propias capacidades», concluye la doctora Blanca Molins.

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