El palacete de los Café Quijano en León ahora es un hotel con obras de arte y de estilo colonial
La vivienda la compró Manuel Quijano en 2001 y la vendió siete años más tarde por más de cinco millones de euros

Los Café Quijano, en una imagen de archivo. | Gtres
Café Quijano se ha labrado una trayectoria de excepción en la música, tanto dentro de nuestro país como fuera de nuestras fronteras. En todos estos años, en los más de treinta años que llevan dedicándose a escribir canciones, se han convertido en número uno de distintas listas. Todo esto ha repercutido positivamente en su bolsillo, teniendo un nivel económico elevado, y repartiendo su vida entre nuestro país y Miami, donde han pasado largas temporadas en las que se han dedicado a componer. Así, a principios de los dos 2000, el mayor de los tres hermanos, Manuel, decidió invertir en un bonito palacete en el centro de León, su ciudad natal.
Este fue vendido en 2008 y, actualmente, es utilizado como un hotel-boutique. Este fue construido, en 1929, por el arquitecto Manuel de Cárdenas como su residencia burguesa. Además, es el único palacete unifamiliar que queda en esta avenida, con protección patrimonial de nivel 2. La casa tiene cuatro plantas, un semisótano, una planta baja y una primera, donde está la recepción, el comedor para desayunos y dos habitaciones. En general, el palacete combina la arquitectura clásica con elementos originales protegidos con instalaciones modernas y un interior muy exclusivo.
El palacete de Manuel Quijano es ahora un hotel-boutique
Café Quijano es un grupo musical formado por tres hermanos leoneses; Manuel, Óscar y Raúl, quienes hacen de voz, teclado y guitarra. El grupo, además, se caracteriza por mezclar pop, rock, bolero, swing, música latina y sonidos cubanos, con letras cargadas de ironía, amor y estilo cinematográfico. Los tres crecieron en un ambiente musical, ya que su padre tenía el café La Lola, en el centro de la ciudad leonesa, donde pasaban músicos y artistas. En 1997 grabaron su primer disco, Café Quijano, producido por Carlos Jean. Fueron canciones como La Lola o Tequila, los que le lanzaron al estrellato. En ellas mezclaron el pop con son cubano, algo que era muy innovador en nuestro país en ese momento.
Sin duda alguna, su mayor éxito fue La taberna del Buda, que vio la luz en 2001, y con el que lograron vender más de un millón de copias. Gracias a esto, se consolidaron en España, América Latina y Estados Unidos. Han colaborado, además, con Celine Dion, Armando Manzanero, Pancho Céspedes, Joaquín Sabina y Humberto Gatica. Sus siguientes discos fueron más experimentales y cinematográficos. En 2004 anunciaron un parón y cada uno de los hermanos emprendieron su camino. Manuel Quijano ha lanzado varios discos en solitario, mientras que Óscar y Raúl, formaron el dúo Quijano, con menor éxito. En ese momento, el grupo entró en pausa por diferencias personales y el cansancio del ritmo en las giras. En 2011 se volvieron a encontrar con una trilogía dedicada al bolero moderno, con un toque más elegante.
Varias plantas, piscina y una joya arquitectónica
En estos últimos años, ha llenado grandes teatros tanto en España como en México. Gracias a su vuelta lograron recuperar su popularidad, sobre todo en Latinoamérica. Siempre han mantenido una imagen elegante y romántica, con trajes clásicos, letras sofisticadas y puesta en escena cuidada. El palacete de Ordoño II fue comprado por Manuel Quijano en 2001. Luego, en 2008, se pudo en venta por algo más de cinco millones de euros. El edificio cuenta con más de 1.000 metros cuadrados construidos, con alrededor de 626 útiles. Tienen, además, una piscina cubierta de estilo romano con columnas, sauna y gimnasio. En la planta baja tienen salón-comedor, patio interior, vestíbulos y oficinas. En la primera planta tienen la recepción, comedor para desayunos y dos habitaciones. La distribución tiene cuatro habitaciones y cinco más en la superior, incluida una suite abuhardillada con terraza de unos 30 metros cuadrados.
La decoración combina elementos clásicos, con suelos de mosaica hidráulico, pasamanos y aleros de madera, así como artísticos como vidrieras originales. Además, también tiene equipamientos muy modernos con camas king size, sábanas de 300 hilos, secadores Dyson, cafeteras Nespresso, televisores Loewe y albornoces de terciopelo. El interiorismo es acogedor y elegante y mezcla distintas influencias burguesas con toques orientales. Además, cuentan con obras de arte de José de León, distintas figuras de elefantes, jarrones asiáticos y detalles de diseño del estudio León E4. Actualmente, el palacete funciona como un bes & breakfast de lujo con doce habitaciones; nueve estándar, dos junior suite y una suite con terraza. Además, también tienen piscina y gimnasio.
Así, actualmente es una joya arquitectónica reconvertida; un refugio histórico con todas las comodidades actuales, ideal para quienes aprecian diseño, arte y lujo en el corazón de León. Lo cierto es que la decisión de ponerlo en venta no fue tomada al azar. Y es que Manuel se tuvo que enfrentar a unos costes de mantenimiento especialmente altos, ya que tenía que mantener una propiedad especialmente grande, con piscina, gimnasio y varios elementos de lujo. Además, cambió de planes profesionales y personales y prefirió ponerlo en venta. En 2008, lo lanzó al mercado por más de cinco millones de euros, un precio ambicioso que reflejó su gran valor arquitectónico, su ubicación céntrica y la reforma integral. No se difundió públicamente el nombre del comprador inicial tras 2008, pero años después pasó a manos de nuevos propietarios que lo convirtieron oficialmente en un hotel boutique de lujo, conservando buena parte del mobiliario y estilo original de Manuel Quijano.