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Silvia Intxaurrondo, a sus 41 años: «Mi familia es muy humilde; fui la primera en ir a la universidad»

La presentadora sigue muy ligada a sus raíces y reconoce el esfuerzo que hicieron sus padres por enseñarla a vivir

Silvia Intxaurrondo, a sus 41 años: «Mi familia es muy humilde; fui la primera en ir a la universidad»

Silvia Intxaurrondo, en una imagen de archivo. | Gtres

Silvia Intxaurrondo es una de las periodistas del momento. Con un carácter irreverente, sin pelos en la lengua y con una base informativa, la presentadora de TVE ha conseguido convertirse en uno de los rostros que más elogios y críticas recibe. Fue hace algo más de dos años cuando la vasca comenzó una nueva etapa en la corporación pública, después de pasar por el eterno CNN+ y Telemadrid. En todo este tiempo, Silvia ha conseguido reavivar las mañanas de Televisión Española, siendo muy consciente, además, de la situación en la que se encuentra y la cantidad de privilegios con los que cuenta por, no solamente tener un trabajo estable, sino, también, por contar con una audiencia que le respalda.

Y es que a la periodista nadie le ha regalado nada en la vida. Creció en una familia humilde en la localidad de Santurce, en la que vivió muy cerca del mar, en un entorno especialmente obrero y en el que no hubo grandes lujos. Estudió en Navarra y Madrid, donde se formó con dos carreras. En todo este tiempo, no solamente se ha convertido en presentadora sino que, también, ha creado su propia agencia de comunicación de la mano de su marido, Farouk. También, ha sido madre en dos ocasiones. En estos últimos años, y muy probablemente desde que se estrenara en la maternidad, Silvia ha comenzado a comprender la importancia de la educación de calidad que le dieron sus padres.

Cómo fue la infancia de Silvia Intxaurrondo

Silvia Intxaurrondo ha escrito una novela inspirada en sus raíces. Gtres

«Vengo de una familia humilde, y mis padres fiaron todo a mi educación. Desde el primer momento supe que no podía fallar», confesó en una entrevista, en el mes de marzo, para Vanity Fair. La periodista ha presentado, en estos meses, su nuevo libro, en el que como ya contamos en THE OBJECTIVE, se ha inspirado en aquellos lugares que marcaron su infancia, especialmente el pueblo de su padre y de sus abuelos, en Vizcaya. Describir todos estos lugares le ha hecho volverse a sentir pequeña y, sobre todo, revivir unas sensaciones que ya pensaba que formaban parte de su pasado. Y es que, como ella misma ha contado, su verdadera vocación siempre ha sido escribir. Es más, lo de dedicarse al mundo del periodismo vino más tarde.

«Cuando terminé este libro, dejé de escribir, respiré profundo y dije ‘lo he conseguido’. He conseguido que el lector, cuando termine de leer y cierre Solas en el silencio, experimente un profundo sentimiento de esperanza. Esto, en medio de la gravedad de lo que estoy narrando, era crucial para mí», contó a Vanity Fair. La periodista nació en Baracaldo a finales de los años 70. Proviene, como decíamos, de una familia «humilde» su educación fue la apuesta fundamental de sus padres. Desde pequeña sabía que no podía fallarles. Su abuelo era originario de Sástago, en Zaragoza, lo que influyó mucho en ella. Es más, fue él quien le contó historias de su infancia en el Ebro y le transmitió valores y el deseo de superación.

La primera mujer en ir a la universidad y muy unida a su familia

Fue, además, la primera mujer de su familia en ir a la universidad. «Antes que yo llegó a la universidad un primo segundo mío. Tengo mucho nivel de autoexigencia porque vengo de un pueblo pequeño y humilde que ha tenido que trabajar mucho para salir adelante», contó al mencionado portal. Es más, sus padres tuvieron que fiarlo todo a su educación. «Ellos son personas trabajadoras, y desde el primer momento supe que no podía fallar. Esto es algo que siempre tuve claro. Pero tampoco hizo falta que nadie me dijera: ‘Silvia, no puedes fallar’. Yo viví el esfuerzo que se hacía en mi casa y supe que tenía que responder con un esfuerzo aún mayor si era posible», apostilló. Algo que consiguió aprovechando «todas las oportunidades».

Es más, si la presentadora tiene que hablar de sus «maestros» en el Periodismo, no duda en mencionar a sus padres y sus abuelos. «Lo hicieron, primero, acercándome a la oralidad y a la necesidad de contar historias, de estar pegados a la radio y a la televisión para enterarnos de qué es lo que sucedía», explicó a Vanity Fair. Así, sus progenitores han sido fundamentales, tanto en su educación, como en el esfuerzo por construir la persona que es hoy en día. Sus padres no solo le dieron valores, sino que también la apoyaron emocional y moralmente para que estudiara y se esforzara, aunque fuera la primera mujer de su familia en ir a la universidad. Esto hace que siga manteniendo un vínculo muy especial y fuerte con su tierra, especialmente con Santurce, a donde vuelve cada vez que puede.

Su abuelo materno fue quien le enseñó su pasión por observar el mundo, darle valor a la verdad y desarrollar cierta sensibilidad hacia los más vulnerables. Es más, en entrevistas recientes, ha dicho que parte de su compromiso con el periodismo viene de «haber escuchado desde pequeña lo que otros no escuchaban», gracias a su abuelo.

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