El día en el que la madre del Emérito murió en el palacio donde Sánchez veranea en Lanzarote
María de las Mercedes falleció, mientras dormía la siesta en La Mareta, durante unas vacaciones de Navidad

El rey Juan Carlos, en una imagen de archivo. | EP
El 2000 fue especialmente complicado para el rey Juan Carlos. El Emérito vivió la muerte de su madre, María de las Mercedes, a comienzos de año, a quien estaba muy unida y con quien estaba celebrando el Año Nuevo en Lanzarote. Concretamente en el Palacio de La Mareta, la residencia que sirve, en este mes de agosto, como la vivienda vacacional de Pedro Sánchez y su mujer. Fue allí donde falleció la progenitora del Emérito, un lugar que, hasta ese momento, había tenido un significado muy especial para la Familia Real. Allí pasaron las mejores celebraciones durante la juventud de sus tres hijos y, también, era el destino al que aprovechaban para viajar cuando su trabajo se le permitía. La casa pertenece a Patrimonio y han sido los presidentes del Gobierno, a lo largo de la historia, quienes la han ocupado.
Es más, fue el propio rey Juan Carlos quien decidió que un lugar como ese, en el que se junta el mar con las piedras volcánicas y los cactus, fuera para el disfrute, también, del jefe del Ejecutivo. Tanto es así que, por ejemplo, Zapatero, durante su etapa como Presidente, se enamoró de la isla y, un tiempo más tarde, decidió comprarse una casa en la zona de Famara, a la que, todavía, sigue yendo de forma habitual. Sea como fuera, ese palacio siempre le ha traído sentimientos agridulces para el que monarca, quien vivió allí uno de los momentos más dolorosos de su vida pero quien también es consciente la joya que era de su propiedad.
La vida de María de las Mercedes

María de las Mercedes fue una mujer hecha a sí misma. Nació a finales del 1910 en la ciudad de Madrid del matrimonio entre el príncipe Carlos de Borbón-Dos Sicilias y la princesa Luisa de Orleans. Desde su nacimiento tuvo tratamiento de Alteza Real, aunque no era infanta por decreto. Se casó con Juan de Borbón y Battenberg, conde de Barcelona, el 12 de octubre de 1935 en Roma. Juntos tuvieron cuatro hijos; Pilar, Juan Carlos, Margarita y Alfonso. Todos ellos pasaron sus primeros años de vida en Portugal, concretamente en la localidad de Estoril, donde se habían trasladado tras años convulsos en nuestro país. Fue ahí donde María de las Mercedes se dio cuenta que su hija, Margarita, tenía ciertos problemas de visión.
Toda la familia Borbón vivió entre Estoril, Cannes, Roma y Lausana. El matrimonio con Juan de Borbón no fue nada fácil; había tensiones por el papel político de su esposo y la educación de su hijo Juan Carlos. María de las Mercedes nunca fue reina oficialmente, pero actuó como figura de unión en la familia. Además, defendió la legitimidad dinástica de su marido frente a Franco y tras la designación de Juan Carlos como sucesor por el dictador en 1969, apoyó a su hijo, a pesar del malestar que eso provocó en su esposo. Fue a mediados de los años 70 cuando regresó, de forma oficial, a España, tras la restauración de la monarquía. En 1993 quedó viuda tras la muerte de don Juan. En todos sus años de vida, se la describió como una mujer amable, cercana, de carácter fuerte e independiente. También, como una mujer con gran pasión por la cultura andaluza, la moda española y el flamenco y que tenía gran afición por los toros y por el Betis.
Su muerte en La Mareta unas Navidades

Murió el 2 de enero del 2000 en La Mareta después de retirarse a echar una siesta al fallar su corazón. Allí se encontraba junto a su familia, quienes fueron testigos de los últimos momentos de María de las Mercedes. Fue una muerte inesperada, ya que pese a sus problemas de movilidad -usaba silla de ruedas por fracturas antiguas-, no estaba considerada en estado crítico. Tanto el rey Juan Carlos como la reina Sofía se encontraban, en ese momento, en La Mareta, al igual que otros miembros de su círculo más íntimo. Tras su muerte, el Gobierno activó el protocolo de honores de Reina de España, aunque María de las Mercedes nunca reinó, en reconocimiento a su papel histórico. Su cuerpo fue trasladado a Madrid en avión militar y velado en el Palacio Real de Madrid, en la sala de Columnas.

Dos días más tarde, se celebró el funeral de Estado en la Catedral de la Almudena con asistencia de autoridades, representantes de casas reales europeas y miles de ciudadanos. Además, fue enterrada en el Panteón de Reyes del Monasterio de El Escorial, junto a otros miembros de la dinastía Borbón. Esta se convirtió en la primera gran ceremonia de Estado del año 2000 en España y uno de los funerales más seguidos por televisión en la historia reciente del país. La prensa resaltó su figura como madre del Rey y símbolo de la legitimidad histórica de la monarquía durante el exilio.
La historia tras el Palacio de La Mareta
Tras la muerte de María de las Mercedes, La Mareta no quedó cerrada. En todo este tiempo, se ha utilizado para vacaciones privadas del Rey y la Familia Real en algunos años posteriores. Además, también se ha utilizado para alojar jefes de Estado y personalidades extranjeras, siguiendo su función como residencia oficial del Estado. Entre 2001 y 2010, tanto el rey Juan Carlos como la reina Sofía pasaron allí Navidades y algunas estancias privadas. Incluso en la última etapa del reinado de Juan Carlos, antes de su abdicación en 2014, La Mareta seguía siendo usada por la familia Borbón en determinadas ocasiones. Desde hace años, el lugar no ha sido visitado por la Familia Real, quienes prefieren dejarle esta residencia a los jefes del Ejecutivo.

El Palacio es uno de los más envidiados de la zona ya que cuenta con una ubicación privilegiada y hasta playa privada. Este fue construido en los años 70 por el rey Hussein de Jordania, en la zona de Costa Teguise. El arquitecto fue César Manrique, figura clave en la estética y desarrollo urbanístico de Lanzarote y Hussein la mandó edificar como residencia privada en Canarias, pero finalmente apenas la utilizó. A finales de los años 80, Hussein regaló la propiedad a Juan Carlos I como muestra de amistad y agradecimiento personal. Es más, el monarca jordano hizo este gesto porque tenía una gran relación con la Familia Real española, y también por el papel mediador de España en Oriente Medio en esa época. Fue el propio Emérito quien cedió el uso a Patrimonio Nacional, por lo que pasó a ser una residencia oficial del Estado.
A partir de ese momento, se convirtió en el lugar de vacaciones de la Familia Real, así como residencia protocolaria para jefes de Estado y personalidades extranjeras invitados por España. Durante años, fue un destino recurrente para Juan Carlos y Sofía en vacaciones, hasta que con el tiempo se redujeron esas estancias. La Mareta ocupa unos 30.000 m² con jardines, piscina y acceso directo al mar. Hasta allí llegó Pedro Sánchez el pasado fin de semana y pasará casi todo el mes de agosto en compañía de su mujer y sus hijas.