El escondite de Macron al sur de Francia: un fuerte medieval con piscina y cala privada
El presidente francés pasa todos los veranos en esta residencia oficial construida en 1483 y recién reformada

El presidente Emmanuel Macron el 24 de julio, antes de empezar sus vacaciones. | | Europa Press
Emmanuel Macron tiene un destino favorito para pasar las vacaciones de verano. Todos lo tienen: Felipe y Letizia, en Mallorca y Grecia; Pedro Sánchez, en Lanzarote; Trump, en Escocia; Friedrich Merz, en Baviera. En el caso del presidente francés, el lugar que nunca falla es el Fuerte de Brégançon. Año tras año elige este mismo escondite al sur del país galo y allí se cobija de la presión y la atención mediática que son inherentes a su cargo público. La primera vez que exploró esta fortaleza medieval fue en mayo de 2018, desde entonces ha quedado marcado en el mapa como su particular zona de retiro.
Se convirtió en la residencia oficial de los presidentes de la república francesa en 1968, bajo el mandato de Georges Pompidou. Desde entonces, su escalinata ha visto pasar a todos los hombres que han alcanzado el cargo, a algunos en bermudas, como a Jacques Chirac en los 90s. Teniendo todo el país y miles de destinos internacionales para veranear, todos ellos han regresado a este fuerte en la localidad de Bormes-les-Mimosas. La zona es conocida por otras ciudades como Marsella y Niza, y tiene a una hora en coche la glamurosa cala de Saint-Tropez. Teniendo todos estos parajes a su alrededor, la fortaleza sigue siendo de interés por sí misma, y es que tiene seis siglos de historia entre sus muros.
La fortaleza donde Macron se esconde en agosto
Macron veranea en una fortaleza que se construyó en 1483 por Jean de Baudricourt. Está situada a 35 metros sobre el nivel del mar en un islote frente a la Riviera francesa. Se conecta con el continente mediante una pequeña calzada y no tiene más entrada o salida que este istmo artificial. Desde las alturas y la distancia con otros pueblos vecinos, los presidentes han podido gozar allí de la discreción, silencio y remanso que añoraban durante el curso laboral. Sus aguas, privadas; sus bosques, cerrados al público; y la zona edificada, reservada para la familia presidencial durante estos días estivales. Macron es su más reciente huésped, junto a su mujer, Brigitte Macron, y los hijos de ésta -fruto de una relación anterior-.
Todo el complejo se organiza en 1,7 hectáreas de terreno. Desde el exterior se puede dar cuenta de sus murallas de piedra, torreones y patios interiores, dando la imagen de un castillo costero. También se mantienen los jardines con olivos, buganvillas y lavanda. El interior se puede conocer en las visitas guiadas que se organizan durante el año, cuando no están los presidentes de descanso. La zona que ellos habitan ocupa la parte superior y más resguardada del fuerte. Allí se encuentran el dormitorio principal, con vistas panorámicas al mar; habitaciones para familiares y nietos; un salón privado de uso familiar y acceso directo a una amplia terraza. La decoración de estas estancias es sobria y funcional, siguiendo el estilo heredado del medievo, con predominio de tonos claros y muebles resistentes, adaptados a las nuevas necesidades de sus huéspedes.

Los huéspedes más famosos, de Putin a los Clinton
En la planta principal Macron cuenta con un despacho equipado con teléfonos seguros y conexión satelital, que permiten al presidente seguir asuntos de Estado incluso en vacaciones. Y es que en numerosas ocasiones este lugar de descanso ha hecho las veces de sala de reuniones. En 2019 recibió la visita de Vladimir Putin, en 2018 la de Angela Merkel y en 2022 la de la primera ministra, Élisabeth Borne.
Otras personalidades políticas y mediáticas han dormido en Bregançon. Bill y Hillary Clinton visitaron el castillo en los 90s como invitados de Mitterrand. Tony Blair fue invitado durante la presidencia de Chirac. La modelo Carla Bruni fue otra visitante habitual desde 2007 por su relación -y posterior matrimonio- con el presidente de entonces, Nicolas Sarkozy. Volviendo al ámbito profesional, Macron tuvo que usar el enclave para grabar, en 2021, un mensaje de urgencia hacia sus ciudadanos en el contexto de la pandemia de COVID-19.
Las funciones de el Fuerte de Bregançon alternan lo oficial y lo informal. La familia presidencial aprovecha la quietud del lugar para practicar actividades lúdicas como tomar el sol, practicar deportes de agua o pasear por la playa. Esta misma semana, Brigitte ha sido fotografiada en el camino hacia el mar con su equipo de buceo en las manos, preparada para una jornada de observación submarina. Si quieren evitar de todas las formas a los fotógrafos del exterior del fuerte, siempre pueden hacer uso de la piscina prefabricada instalada en el interior de la finca. Se colocó en 2018 con un coste de 34 000 euros, y despertó duras críticas por el gasto y el impacto ambiental, especialmente en un contexto de tensiones sociales por la crisis de los chalecos amarillos.
A resguardo de las polémicas y el duelo

A lo largo de las décadas se ha restaurado el fuerte para su uso en el interior, pero cada reforma ha debido preservar la estética histórica del siglo en que fue levantado. Según fuentes locales, el mobiliario más desgastado o patrimonial ha sido reemplazado por otros objetos más resistentes, adecuados para recibir a niño, familiares y visitantes. Los medios franceses también reportan que el presidente trata de permanecer en el interior, sin dejarse ver de camino a la cala privada. Ocupa sus días con deportes como el boxeo y el running. Este verano empezó sus días de vacaciones en 25 de julio pero se nublaron por una polémica sobre el sexo de su mujer. También han sufrido dos duras pérdidas familiares. Tienen un fin de semana más hasta que regresen a su residencia en París, el Palacio del Elíseo –Palais de l’Élysée-.