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Ana Belén nació en el barrio más castizo de Madrid: «Soy la niña de la calle del Oso»

La cantante nació en pleno centro mientras que su madre trabajaba en una portería y su padre de cocinero en El Palace

Ana Belén nació en el barrio más castizo de Madrid: «Soy la niña de la calle del Oso»

Ana Belén, en una imagen de archivo. | Gtres

Ana Belén es madrileña hasta la médula. Y no porque haya vivido los mejores años —y también los más duros— en la capital, sino porque nació en una de las arterias principales de la ciudad. La cantante vino al mundo en la archiconocida calle del Oso, por lo que ella misma se denomina como «la niña de la calle del Oso». Lo hizo en una familia humilde y bajo el nombre de María del Pilar Cuesta Acosta. Más tarde, adoptaría el nombre artístico de Ana Belén. Nació a finales de mayo de 1951 cuando el país se encontraba sumido en una dictadura. Más adelante, con sus canciones, comenzó con una ardua carrera de música-protesta, junto a Víctor Manuel, por la que ha recibido infinidad de críticas.

Como decíamos, Ana Belén nació en una familia sin demasiados recursos, aunque nunca les faltó de nada. Su madre era portera de la finca familiar, mientras que su padre, Fermín Cuesta, trabajaba como cocinero en el prestigioso Hotel Palace. Su infancia transcurrió en un ambiente normal, en el centro de Madrid, y llena de vida y autenticidad. Es más de una ocasión, la cantante ha recordado cómo salía del colegio, su madre le daba un bocadillo y salía a la calle a jugar con niños del vecindario. Las calles eran un escenario de comunidad y alegría donde la gente cantaba y celebraba a cualquier excusa. Había también un profesor de música, el maestro Estebarena, que vivía en la misma calle y le impartía clases de solfeo y piano, muchas veces de forma generosa y gratuita.

Ana Belén es «la niña de la calle del Oso»

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Ana Belén creció en uno de los barrios más castizos de Madrid. | Gtres

Desde muy pequeña, Ana Belén mostró inclinación por lo artístico. Estudiaba solfeo y piano, y ya participaba en concursos infantiles de radio como Gran VíaConozca usted a sus vecinos o Vale todo —un programa de Radio España dirigido por Bobby Deglané—, donde empezó a hacerse notar por su voz. Con apenas 10 años, interpretó La novia, y al año siguiente ganó con La flor de la canela en un concurso radiofónico. Cada verano, además, la familia se trasladaba al pequeño pueblo segoviano de Cabezuela, de donde procedía su padre y donde su abuela, Matilde Bravo, era maestra en la escuela local. Allí vivió momentos felices y sencillos de su infancia. Ese mismo pueblo le ha rendido homenaje nombrando una calle en su honor, y Ana Belén ha regresado en alguna ocasión, emocionada, para reencontrarse con esas raíces tan queridas.

Aún así, lo que más le marcó, sin duda, fue su infancia en la calle del Oso, situada a pocos metros de la glorieta de Embajadores y en pleno barrio de Lavapiés, uno de los más céntricos y castizos de la capital. La calle del Oso está en pleno barrio de Lavapiés, en el distrito Centro de Madrid. Es una calle corta y estrecha, de origen antiguo, que conecta la calle de Embajadores con la calle del Amparo. Su nombre viene de una antigua taberna y mesón del Oso, que existía en el siglo XVII y servía como punto de encuentro de carreteros y comerciantes que pasaban por la zona. En ella se conservan casas bajas y corrales de vecinos, muy representativos de la arquitectura popular madrileña. Es, además, una calle cargada de historia popular, conocida porque allí nació Ana Belén en 1951 y porque fue escenario de la vida cotidiana de muchas familias humildes del Madrid castizo.

Creció en uno de los barrios más castizos de Madrid

El barrio de Lavapiés. | Enlavapies.com

Por su parte, Lavapiés se ha convertido en uno de los barrios más antiguos, mestizos y vibrantes de Madrid. Su nombre viene de una antigua plaza donde había una fuente en la que los vecinos lavaban los pies antes de entrar en la iglesia de San Lorenzo, situada en la zona. Originalmente fue un barrio de artesanos, jornaleros y gentes humildes, con viviendas colectivas llamadas corralas: casas alrededor de un patio interior donde las familias compartían lavaderos y espacios comunes. En el siglo XIX y buena parte del XX, Lavapiés era un barrio obrero y muy popular, lleno de tabernas, cines de barrio, mercados y ambiente callejero. Fue, también, cuna del casticismo madrileño, con chotis, verbenas y el habla castiza de Madrid.

La calle del Oso. | Música y Pitanzas

En las últimas décadas se ha transformado en un barrio multicultural. Alberga comunidades de inmigrantes de origen africano, latinoamericano y asiático, lo que le da un carácter cosmopolita. Es también un polo cultural alternativo, con salas de teatro (como el Teatro Valle-Inclán o el Teatro del Barrio), festivales y espacios artísticos. Aún conserva ese aire bohemio y popular, mezclando tradición madrileña con diversidad global. Tanto Lavapiés como la calle del Oso son el corazón de un Madrid castizo, humilde y comunitario, con una enorme carga cultural. De allí salieron historias como la de Ana Belén, pero también la memoria de un barrio que siempre fue símbolo de convivencia y resistencia popular.

Ana Belén tiene muy buenos recuerdos de lo que fue infancia. «Lo que me enseñaron fue a ser buena persona», confesó en una entrevista. En varias ocasiones, además, ha hecho referencia a que la escalera y los patios del edificio donde vivió «conservan en su memoria el olor a puchero y a lejía, y la ropa tendida en el patio interior igual que un mosaico de altiva miseria». Tuvo, además, una adolescencia muy «normal». «No pude tener la edad del pavo; tenía un horario, levantarme temprano e ir a rodar», ha lamentado. También ha confesado que su infancia fue feliz, y que volver a Lavapiés ha sido como volver «a encontrarte con la tierra y con tus raíces».

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