Un paseo por Bidart, la joya oculta de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin en Francia
Cuando estaban casados se compraron un apartamento en el centro de la localidad que fue clave en su divorcio

La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, en una imagen de archivo. | Gtres
Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina no se han reencontrado este verano en Bidart. Los dos han acudido a esta pequeña joya de Francia, con raíces vascas, para disfrutar de sus vacaciones. Allí se compraron, hace años, un bonito y coqueto apartamento muy cerca de la casa de la madre del que fuera duque de Palma. Durante su matrimonio acudieron de forma bastante continua a Bidart —a pesar de la distancia, ya que vivieron entre Washington, Barcelona y Ginebra durante mucho tiempo—, lo que se convirtió en su refugio y en el lugar en el que consiguieron pasar desapercibidos. También, el apartamento de Bidart fue una de las piedras angulares de su divorcio, ya que tardaron bastantes meses en llegar a un acuerdo. Finalmente se lo quedó la hija del Rey, pero con la condición de que Urdangarin podría disfrutar de él cada vez que quisiera.
En todos estos años, desde que tomaron caminos por separado, el que fuera duque de Palma ha estado en varias ocasiones junto a sus hijos. Lo que ha hecho que se convierta en un lugar de reunión para toda la familia. Sí que es cierto que el piso que se compraron es de dimensiones reducidas; tiene dos habitaciones, una pequeña piscina y está muy cerca de la playa, lo que le convierte en un lugar perfecto para gozar de mucha discreción.
Bidart, la joya oculta que todavía une a la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin

Bidart es una comuna situada en el suroeste de Francia, en el departamento de Pyrénées-Atlantiques, dentro de la región de Nueva-Aquitania. Forma parte de la provincia tradicional vasca de Labourd y se encuentra entre Biarritz y Guéthary. Se extiende a lo largo de casi 5 km de costa con acantilados escarpados y playas que dominan el océano Atlántico, y al mismo tiempo ofrece vistas hacia el sur, con panorámicas impresionantes de los Pirineos y la campiña vasca al oeste. El nombre «Bidart» proviene del vasco «bide artean», que significa «en el cruce de los caminos», refiriéndose al punto donde el sendero costero se junta con la desembocadura del río Uhabia. Su lema, «Bidartean zuzena onena» —en el cruce, el camino recto es el mejor—, refleja el carácter directo y firme de sus habitantes.
Aunque el pueblo ha evolucionado con el turismo, ha sabido conservar su espíritu auténtico. El centro, especialmente la Place Sauveur Atchoarena —con su iglesia, frontón y ayuntamiento—, irradia una atmósfera genuina, reflejando la hospitalidad vasca a través de establecimientos familiares y tradiciones vivas. Bidart posee seis playas a lo largo de su costa, cada una con un carácter distinto; desde zonas aptas para surfear hasta espacios ideales para familias. El famoso sendero litoral parte de Bidart y conecta con otras localidades como Hendaya, formando parte del gran sendero europeo E9. Hay rutas de senderismo que permiten descubrir los acantilados, la desembocadura del río Uhabia, lagos y el centro urbano. La Iglesia de Notre-Dame-de-l’Assomption, de estilo defensivo, data del siglo XVI y está protegida como monumento histórico. La capilla de Sainte-Madeleine, reconstruida tras un huracán en 1820, corona un acantilado con vistas espectaculares y fue parada para peregrinos del Camino de Santiago.
Playas extensas, un castillo y de tradición vasca

El Château d’Ilbarritz, construido a finales del siglo XIX, destaca por su historia fascinante y su arquitectura patrimonial. Cuenta con una fuerte tradición vasca, lo que también se extiende al deporte. La pelota vasca, el surf —especialmente en la ola de Parlementia, famosa por sus grandes olas—, el golf, el judo, el rugby y otras actividades deportivas tienen gran relevancia en la vida local. Todo esto hace que Bidart se convierta en el lugar más especial para, sobre todo, Iñaki Urdangarin, quien nunca ha olvidado sus raíces y ni sus tradiciones. Y es que, cada vez que puede, se marcha hasta Vitoria, donde se instaló hace unos años junto a su actual novia, Ainhoa Armentia. En sus visitas a Bidart hay algunos destinos que ni Urdangarin ni sus hijos ni la infanta Cristina no se pierden.

Uno de sus lugares más especiales es la Playa du Pavillon Royal, un lugar «semisalvaje, rodeada de vegetación y rocas», con olas destacadas para practicar surf. Es un espacio resguardado de las miradas indiscretas, perfecto para que la familia pase tiempo junta sin llamar la atención. También, frecuentan las playas realizando bodysurf, tomando el sol o paseando por la orilla, disfrutando de momentos cotidianos en familia. Irene, Juan, Pablo y Miguel Urdangarin suelen disfrutar de ver el atardecer en familia y dan paseos por el centro del pueblo y su paseo marítimo. Pero, sobre todo, Bidart representa para Cristina un refugio estival y emocional; un espacio donde prolongar la conexión con sus hijos y la familia Urdangarin lejos del foco mediático, especialmente tras etapas turbulentas.
La rutina de Cristina y Urdangarin en Bidart
Tanto Urdangarin como la infanta Cristina suelen mantener una rutina en sus vacaciones en Bidart. A primera hora de la mañana disfrutan de un desayuno en familia, generalmente con productos locales como pan de masa madre, bollería vasca y fruta fresca. También, dan caminatas en la Playa du Pavillon Royal o playas cercanas, disfrutando del aire fresco y del sonido del mar. Es un momento de conexión con sus hijos y de relajación antes de cualquier actividad más activa. A la hora de comer suelen optar por playa o en terrazas tranquilas, evitando espacios muy turísticos. Los medios mencionan que prefieren sitios discretos, alejados de grandes multitudes. Si no hay actividades deportivas, suelen recorrer el pueblo o descansar en el apartamento. Algunos días incluyen paseos por el sendero litoral para admirar los acantilados.

En estos años, han hecho visitas cortas a la Iglesia de Notre‑Dame‑de-l’Assomption, capillas cercanas, o simplemente paseos por el centro de Bidart, disfrutando de su arquitectura vasca. Para cenar suelen optar por restaurantes locales pequeños o preparan comidas en casa. Buscan ambientes tranquilos donde puedan estar sin ser molestados. Para cerrar el día disfrutan de la brisa y el paisaje nocturno de las playas o del paseo marítimo.