Cristina Abad: es Úrsula en 'Valle salvaje', dejó la universidad y su padre trabajó en la ONU
La actriz interpretar a la prima de Adriana, Pedrito y Bárbara en la ficción de TVE que se emite en la franja de tarde

Cristina Abad, en una imagen de TVE.
Cristina Abad es una de las grandes protagonistas de Valle salvaje. En la serie de TVE da vida a Úrsula Salcedo de la Cruz, la prima de Adriana, Pedrito y Bárbara. Este personaje llega al valle con una intención muy clara; ir provocando tensiones y trastocando dinámicas ya establecidas, especialmente entre Adriana y Rafael. Es más, Úrsula no es una figura convencional; Cristina Abad describe a su personaje como alguien activo, con múltiples facetas—divertida, ingeniosa y también retorcida—que está huyendo de Madrid, particularmente de la influencia de su padre, y viene al valle para cumplir «una promesa o una intención» impuesta por su tía Victoria.
En todos los capítulos, Úrsula ha intentado dinamitar la armonía del entorno, enerando una auténtica tormenta emocional con su llegada. Su vínculo con Rafael, que evoluciona rápidamente desde la cordialidad hacia algo más íntimo y estratégico, provoca una ruptura palpable entre él y Adriana, además de sembrar incertidumbre y celos. Así, se ha convertido en un personaje clave en la trama de Valle Salvaje, una prima enigmática y estratégica cuya llegada desestabiliza relaciones, potencia conflictos y se convierte en uno de los motores dramáticos de la serie.
Los inicios de Cristina Abad en televisión
Si hablamos de su trayectoria, Cristina Abad descubrió muy pronto que la interpretación iba a ocupar un lugar central en su vida. Con apenas once años comenzó a formarse en academias de teatro, impulsada por el interés de sus padres, aunque ninguno de ellos estaba relacionado con el mundo artístico: su madre trabajaba en la Universidad Autónoma de Madrid y su padre en la ONU en Nueva York. Pese a que inició estudios de Magisterio en la especialidad de Educación Infantil, a los diecinueve años tomó una decisión crucial: abandonar esa carrera y dedicarse por completo a su verdadera pasión. Para ello se formó con maestros de renombre como Roberto Cerdá, Fernando Soto y Laila Ripoll, y más tarde perfeccionó su técnica en el Estudio Juan Codina, donde encontró un espacio idóneo para crecer como actriz.
Sus primeros pasos llegaron en los escenarios. Cristina participó en obras de teatro, microteatro y pequeños montajes que le permitieron ganar tablas. Además, protagonizó cortometrajes como Fatum, Suspenso, Summer Is Crazy y Desconexión, este último reconocido con el premio a Mejor Actriz en la Gala Raccord de 2014. También se dejó ver en la webserie Hipsteria y en videoclips de artistas como Kitai, Maldita Nerea o Marwán. Esa etapa inicial, marcada por la diversidad de formatos, le sirvió para curtirse en distintos registros y demostrar que su talento podía adaptarse tanto al drama como a la comedia. El gran salto televisivo llegó en 2015, cuando fue elegida para interpretar a María Luisa Palacios en la serie diaria Acacias 38 de La 1. Tenía solo 22 años y se encontró de repente inmersa en un rodaje frenético que la obligó a aprender con rapidez lo que significa trabajar a diario en televisión, es decir, memorizar largas secuencias, rodar a un ritmo trepidante y mantener la energía del personaje durante años. María Luisa, una joven con carácter y con un arco narrativo complejo, le dio popularidad y le permitió integrarse en una verdadera «familia profesional». Permaneció en la ficción hasta 2018 y siempre ha reconocido que esa experiencia marcó un antes y un después en su carrera.
Su carrera como actriz
En 2019 regresó a la pequeña pantalla con un registro diferente; dio vida a la agente Paula Bremón en Servir y proteger. Con este papel se alejó del tono melodramático de su debut y exploró a una mujer con vocación de servicio, pero también con dilemas personales y emocionales. Estuvo en la serie hasta 2021 y ganó madurez interpretativa al sumergirse en historias de acción, investigación y tensión emocional. Posteriormente participó en No Muertos (2020), en Amar es para siempre como Aura Romero (2022) y en Escándalo, relato de una obsesión (2023), ampliando su versatilidad en distintos géneros.
Como decíamos, Cristina volvió a ocupar titulares gracias a su incorporación a Valle Salvaje, una de las apuestas más comentadas de Televisión Española. Allí interpreta a Úrsula, un personaje que ella misma ha definido como fascinante y demoníaco, capaz de generar tensión e incomodidad en la trama. Los seguidores de la serie destacan la fuerza con la que ha irrumpido en la historia, consolidándola como una actriz con gran capacidad para adaptarse a personajes complejos y llenos de matices. Si hablamos de su vida personal, lo cierto es que siempre ha sido especialmente discreta.
Su lado más personal
Más allá de su trayectoria profesional, Cristina Abad ha construido una vida personal discreta, alejada del ruido mediático. Aunque mantiene una presencia activa en redes sociales con decenas de miles de seguidores, su uso es mesurado: prefiere mostrar retazos de su cotidianidad y dar protagonismo a su trabajo, sin exponer demasiado su intimidad. Vive en Madrid, en el barrio de Prosperidad, en un hogar decorado de manera minimalista pero cargado de elementos personales, como plantas y libros. Su rincón favorito es el sofá, donde disfruta de las series y de los momentos de descanso tras las largas jornadas de rodaje.
En cuanto a sus rutinas de bienestar, la actriz apuesta por la sencillez. Comienza el día escuchando música o revisando el teléfono, y en su cuidado facial confía en productos como cremas hidratantes, geles de aloe vera o cosmética de Sensilis. En lo deportivo, practica kickboxing y entrenamiento funcional con un preparador, disciplinas que no solo le sirven para mantenerse en forma, sino también para liberar tensiones. En la alimentación es equilibrada, aunque no estricta, disfrutando de desayunos con zumo de naranja, café con leche y tostadas, y reconoce que siempre se permite un toque dulce tras las comidas.
Sus denuncias públicas
Cristina también se ha mostrado reflexiva sobre su profesión y las dificultades del sector. En alguna ocasión ha denunciado, incluso con un vídeo viral, los prejuicios que sufren los intérpretes, como los comentarios sobre su físico o la presión por tener muchos seguidores en redes para ser contratados. Este tipo de críticas no la han frenado; al contrario, han reforzado su voz como una actriz consciente y reivindicativa. Asimismo, ha afirmado no tener reparos en realizar escenas de desnudo si la historia lo requiere, defendiendo que el arte no debería estar limitado por mentalidades cerradas.
Todo ello dibuja el retrato de una intérprete camaleónica y firme en sus convicciones. Cristina Abad ha transitado desde pequeños escenarios y cortos independientes hasta convertirse en rostro habitual de las series españolas más seguidas. Su carrera refleja disciplina, talento y capacidad de adaptación, mientras que en lo personal transmite autenticidad, sencillez y equilibrio. Sin duda, su camino continúa en ascenso, y cada nuevo proyecto confirma que es una de las actrices jóvenes con más proyección en la ficción nacional.