La lujosa finca que los Borbón no venden en Ciudad Real: con piscifactoría y un gran encinar
La Toledana forma parte de una de las fincas más especiales de la familia Borbón-Dos Sicilias por su actividad agrícola

Pedro Borbón-Dos Sicilias junto a su mujer, en la boda de Victoria Quesada. | Gtres
Una de las tradiciones más marcadas dentro de los Borbones —sobre todo en las generaciones más antiguas— es la caza. Sobre todo, el rey Juan Carlos fue un gran apasionado de esta práctica cuando todavía tenía habilidades para moverse de un lado a otro con rapidez. El Emérito recorrió varias fincas en nuestro país para practicar este tipo de actividad que, en alguna que otra ocasión, le causó un disgusto. Una de esas fincas más queridas por los Borbón-Dos Sicilias es La Toledana, un impresionante paraje que se encuentra en Ciudad Real, concretamente en la población de Retuerta del Bullaque. Allí, también, han pasado mucho tiempo las infantas, Cristina y Elena, donde han disfrutado de varias vacaciones de Semana Santa junto a sus hijos.
Esta se trata de una residencia tradicional castellana, construida en ladrillo visto a principios del siglo XX por el arquitecto Luis Eizaguirre. El diseño incorpora elementos procedentes de un convento del siglo XVI, añadiendo un matiz histórico y señorial al conjunto. Actualmente, pertenece a Pedro de Borbón-Dos Sicilias, un ingeniero agrónomo y apasionado del campo, ha estado al frente de La Toledana, dedicándose tanto a la explotación agrícola —cereales, olivos, etc.— como a la cinegética, incluyendo montajes de caza y una piscifactoría.
Entramos en La Toledana, la finca de los Borbón-Dos Sicilias en Ciudad Real

Además de La Toledana, la familia poseía La Dehesa de la Higuera, una finca de caza y agrícola contigua a La Toledana, gestionada por la empresa familiar Dehesa de la Higuera S.L.. Esta explotación fue heredada por Pedro y Cristina tras el fallecimiento de su padre, el infante Carlos. En 2023, sus aproximadamente 1 600–1 500 hectáreas fueron vendidas, aunque la casa principal de La Toledana sigue siendo propiedad de la familia. También, poseen una finca en El Crespo, Ciudad Real, que pertenece a la familia de Sofía Landaluce, esposa del duque de Calabria, y una de las más reconocidas para la práctica de la caza menor. Su propietario, José Manuel Landaluce —el suegro de Pedro—, la gestiona junto a La Toledana para eventos cinegéticos conjuntos. También, según fuentes especializadas en genealogía real, existe una propiedad heredada de la rama Borbón-Parma ubicada en Glashütte, cerca de Mönichkirchen (Austria). Esta finca tiene funciones forestales y cinegéticas, y ha estado vinculada a la familia por herencia desde 2003.
Si hablamos de La Toledana, esta esta situada en un paraje natural privilegiado en los Montes de Toledo, cerca del Parque Nacional de Cabañeros, rodeada por extensas dehesas de encinas, alcornoques y robles. A pesar de su gran finca de caza adyacente —de alrededor de 1 500–2 000 hectáreas—, en 2023 esa finca fue vendida. Sin embargo, la casa de La Toledana permanece en propiedad de la familia. Su historia se remonta a 1941 cuando el infante Alfonso y luego pasó a manos de su hijo, el infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias. Éste constituyó una sociedad —Dehesa de la Higuera S.L.— para su gestión, junto con su hija Cristina y su hijo Pedro, duque de Calabria. En todo este tiempo, La Toledana ha sido escenario de eventos familiares relevantes: por ejemplo, fue el lugar de las bodas de Cristina de Borbón-Dos Sicilias (1994) y de María Paloma de Borbón-Dos Sicilias (1996).
Quiénes son sus dueños y su fuerte vínculo con la Familia Real
Además, la finca ha servido como refugio familiar durante épocas festivas; incluso la infanta Cristina, la infanta Elena y sus hijos pasaron allí varios días de Semana Santa. Así, Pedro de Borbón-Dos Sicilias es administrador único de varias empresas vinculadas al manejo de la finca, incluyendo Agrocinegética Borbón, S.L. y Perdicampo, S.L. Se destaca por su dedicación al campo y la caza, y ha desarrollado iniciativas como piensos especiales para especies cinegéticas, además de actividades agrícolas como cultivo de cereales y olivos, y una piscifactoría en terrenos de la finca. Por su parte, Cristina, hermana de Pedro, es coadministradora de la sociedad familiar que gestionaba la finca hasta 2023, cuando se vendió parte de los terrenos agrícolas y cinegéticos, aunque la casa principal (La Toledana) se mantuvo en manos de la familia.

Tras el fallecimiento de Carlos de Borbón-Dos Sicilias esta fue heredada por sus hijos, Pedro y Cristina, y su mujer, Ana de Francia. Ana proviene de una combinación singular de la nobleza francesa y brasileña, lo que la convierte en un «raro espécimen» de la realeza moderna. Regresó con su familia a Francia en 1950 tras levantarse la prohibición para los pretendientes al trono francés. Se casó con Carlos de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria, infante de España. Se casaron civilmente el 11 de mayo de 1965 y religiosamente el 12 de mayo en la Capilla Real de Dreux (Francia). Su boda fue notable por las tensiones entre casas reales: el Conde de París inicialmente se opuso al enlace, pero al final dio su aprobación, lo que fue interpretado como emotivo símbolo de reconciliación. Tuvieron cinco hijos; Cristina, María, Pedro, Inés y Victoria.
Ana ha sido considerada parte de la familia real española por su estrecha relación con Don Juan Carlos y Doña Sofía, participando en importantes eventos oficiales y procesiones reales. Tras el fallecimiento de su esposo en octubre de 2015, fue titulada duquesa viuda de Calabria, título que asumió formalmente tras la muerte de su suegra, la infanta Alicia, en 2017. Ha acompañado en ocasiones compromisos oficiales e institucionales, como cuando entregó la bandera de combate a la fragata española Blas de Lezo en 2015. Durante décadas, Juan Carlos I y la reina Sofía mantuvieron una relación muy estrecha con los duques de Calabria, compartiendo eventos familiares, procesiones religiosas y vacaciones en Sevilla y en La Toledana —la finca familiar—. En varias ocasiones se ha dicho que Juan Carlos consideraba a Carlos y Ana de Calabria como sus grandes apoyos dentro de la familia Borbón. Es más, ha sido vista como una «tía cercana» para las infantas, más allá del lazo formal, y también sus hijos —Pedro, Cristina, María, Inés y Victoria de Borbón-Dos Sicilias— han mantenido trato con las infantas y con Felipe VI.