La fortuna de Ana Cristina Portillo: trayectoria en el sector marítimo y su propia marca de ropa
La hermana de Claudia, Alejandra y Eugenia ha ligado su vida profesional con la moda y la empresa familiar

Ana Cristina Portillo, en una imagen de archivo. | Gtres
Ana Cristina Portillo nació en 1993 en Jerez de la Frontera, Cádiz. Vino al mundo en el segundo matrimonio entre Sandra Domecq y el empresario gaditano y fotógrafo Fernando Portillo. En aquel momento, Sandra formaba parte del mundo del corazón después de haberse casado con Bertín Osborne, con quien tuvo tres hijas; Alejandra, Eugenia y Claudia. Ana Cristina se crio y creció junto a sus hermanas con quienes mantiene una relación muy cercana desde la infancia. La muerte de su madre en 2004, cuando ella tenía solo 11 años, marcó profundamente su vida. Desde entonces, encontró refugio y apoyo emocional en su familia, incluyendo a Bertín Osborne, a quien considera «como un padre más».
Ana Cristina tuvo una formación rigurosa y cosmopolita. Cursó parte de sus estudios en el prestigioso internado inglés Leonards Mayfield School, donde también estudiaron importantes figuras como Victoria Federica. Tras regresar a España, terminó la secundaria en el colegio Entreolivos, en Sevilla. Más tarde se trasladó a Madrid para estudiar Administración y Dirección de Empresas en el Centro Universitario Villanueva, continuando su formación con un año en el Berkeley College de Nueva York. Además, completó un máster en Iniciativa Emprendedora en la EOI, obtuvo la acreditación EFA para ser asesora financiera y complementó con cursos en el Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) sobre creación de modelos financieros.
La vida de Ana Cristina Portillo
Su trayectoria laboral comenzó en 2015 en atl Capital, dentro del departamento de Gestión de Patrimonios. En 2018 dio un paso hacia el sector marítimo al incorporarse al Grupo Ership, empresa dedicada a servicios portuarios y logísticos. Además, forma parte del consejo de administración de Agencia Marítima Portillo SL, fundada por su familia y valorada recientemente en 6,5 millones de euros, y es consejera de Sierraport SL, dedicada al sector inmobiliario, con activos valorados en varios millones de euros. Durante el confinamiento, Ana Cristina descubrió su pasión por la pintura, especialmente las acuarelas, y decidió seguir ese camino creativo. Hoy dirige su propia marca, Ana Cristina PD Design, donde plasma sus pinturas en telas únicas digitalizadas para confeccionar prendas y accesorios hechos a mano, sin dos piezas iguales.
Estas creaciones —como bolsos, camisas o complementos— tienen precios que oscilan desde los 65 € hasta los 650 €. Sin duda alguna, su enfoque artístico va más allá de la moda, pues se considera a sí misma «artista» antes que diseñadora, buscando crear piezas con sello personal y atemporal. Aunque no sigue de forma profesional el mundo del influencer, su estilo boho-chic ha hecho que destaque en redes y eventos sociales. Ha colaborado con marcas como Carolina Herrera, El Corte Inglés y trajes de flamenca de Lourdes Montes, a menudo en compañía de sus hermanas. Además, la joven es una amante de los deportes al aire libre y las disciplinas que favorecen el bienestar; practica yoga, surf y esquí cuando puede, además de una gran afición por la equitación, practicada desde niña y permitida por su educación en Inglaterra. Viajar es otra de sus grandes pasiones: ha recorrido lugares como Bali —una experiencia muy significativa—, Puerto Rico, Santo Domingo, Hawái, Nueva York, Ibiza y Menorca.
Su fortuna: su pasión por la moda y una larga tradición familiar
Ana Cristina ha hablado en varias ocasiones del impacto que la figura de su madre, Sandra Domecq, todavía ejerce sobre ella. Le dedica publicaciones emotivas en redes, recordando el legado y el amor que todavía siente. También participa con fundaciones vinculadas a la lucha contra el cáncer, como Juegaterapia, profundamente sensibilizada por la enfermedad que se llevó a su madre. En septiembre de 2024, Ana Cristina contrajo matrimonio con Santiago Camacho, tras siete años de relación. La boda tuvo lugar en la Catedral de Jerez de la Frontera, con celebración posterior en la finca familiar Santiago, ligada a su herencia materna. Lució un vestido de inspiración griega, diseñado por Jorge Acuña, con bordados de plata, velo largo y capa XL; el estilismo se complementó con joyas de Rabat y zapatos brillantes.
Ana Cristina es consejera en Agencia Marítima Portillo SL, una empresa dedicada a servicios portuarios y aduanas que representa la «joya de la corona» del grupo familiar. Esta sociedad está valorada en aproximadamente 6,5 millones de euros, según los últimos datos disponibles. Además, ocupa cargos de consejera y secretaria en Sierraport SL, especializada en el sector inmobiliario. Según sus últimas cuentas, esta empresa posee un activo total de unos 5 millones de euros. Durante el confinamiento, Ana Cristina canalizó su pasión artística hacia la moda, instaurando su propia marca llamada Ana Cristina PD Design. Esta firma se especializa en crear prendas y accesorios únicos estampados con sus acuarelas, por lo que cada pieza es irrepetible. Los productos oscilan entre 65 € para bolsos pequeños, 360 € para camisas, y hasta 650 € para bolsos de mayor tamaño. Aunque no hay datos públicos sobre el volumen de ventas, se entiende que es una actividad creativa e independiente predominantemente motivada por la expresión artística más que por un objetivo exclusivamente comercial.
Ana Cristina ha mantenido siempre un enfoque discreto en materia patrimonial y mediática. También, aunque cada vez se muestra más públicamente, ha intentado mantenerse en un segundo plano.