The Objective
Gente

Gonzalo Miró, a sus 44 años: «No cambiaría mi calvicie por nada del mundo»

El colaborador de televisión ha admitido que siempre se ha aceptado y no ha pensado en someterse a ningún tratamiento

Gonzalo Miró, a sus 44 años: «No cambiaría mi calvicie por nada del mundo»

Gonzalo Miró, en una imagen de las redes sociales.

Gonzalo Miró nunca ha ocultado su calvicie; de hecho, la ha convertido en parte de su identidad pública con total naturalidad. Y es que el colaborador de televisión no ha tenido nunca problema en hablar sobre esta condición. Ahora, Miró paseará su físico también por TVE, donde se convertirá en copresentador de Directo al grano, el nuevo programa de actualidad política del que llevará las riendas Marta Flich. Así, el hijo de la histórica Pilar Miró dará el salto desde Atresmedia —donde trabaja como colaborador en varios de sus formatos— hasta la corporación pública, donde comenzará una bonita y consolidada relación.

Lo cierto es que en todas sus intervenciones, el colaborador ha dejado muy claro en qué lado del espectro político está y, también, ha abordado los distintos temas desde un punto de vista cómico. Una de las últimas noticias, por la que ha copado distintas portadas de revistas del corazón, tiene que ver con unas imágenes que se captaron de Gonzalo junto a Andrea Levy. En ese momento, se apuntó a que podían haber comenzado una relación. Pero nada más lejos de la realidad. El propio colaborador desmintió la información y apuntó a que ambos eran solamente amigos y que él podía tener personas de su círculo más íntimo de distintos partidos políticos, al igual que «del Atleti».

La relación de Gonzalo Miró con su calvicie

Como decíamos, tampoco Gonzalo ha tenido nunca problema en hablar sobre su calvicie. En una reciente intervención en Espejo Público, el programa abordaba los riesgos de ciertos tratamientos capilares y proyectaron dos fotografías: una actual, con la cabeza afeitada, y otra de su juventud, cuando lucía abundante cabello. Con humor y honestidad, Miró comentó: «Me suelo gustar mucho más a la izquierda, pero en este caso, más sin pelo que con pelo». Es más, siguió insistiendo en que la calvicie no es algo que le moleste, ni mucho menos. Es más, no cambiaría su imagen física por nada. «No cambiaría mi calvicie por nada del mundo. Nunca he tomado… Yo nunca he querido afrontar las consecuencias de los efectos secundarios que producen esos medicamentos. Me he negado», apostilló, dejando bien claro que no tenía ningún inconveniente con su falta de pelo.

Con esa respuesta, dejó bien claro que su relación con su calvicie es de aceptación total, libre de complejos, y lejos de la idea de «solución estética». Esta no ha sido la única ocasión en la que ha hablado sobre su condición. Es más, durante el programa El Partidazo, el tema volvió a saltar a la palestra, esta vez motivado por un caso deportivo: el futbolista Yeray Álvarez dio positivo en un control antidopaje relacionado con un medicamento usado para prevenir la caída del cabello. Miró aprovechó para reafirmar su postura de manera categórica. «Yo no me medicaría para que me creciera el pelo ni en un millón de años… Podía cobrar por ponerme pelo, pero ni aun así. No me veo con pelo», admitió.

«Nunca he querido afrontar las consecuencias de los efectos secundarios»

Esto no fue un comentario al pasar, sino la reiteración de su convicción de que, incluso tentado por ofertas económicas, no cambiaría su imagen. Otra vez se reafirma; para él, la calvicie no es una deficiencia estética, sino una elección consciente. Curiosamente, Gonzalo Miró no solo ha aceptado su calvicie, sino que incluso juguetea con su pasado capilar. En Espejo Público, reaccionó con simpatía cuando le señalaron que la fotografía elegida no era su mejor momento capilar: «Habéis cogido una foto poco adecuada porque yo he tenido el pelo más largo que Ángel Antonio… Puestos a comparar, habría alguna con el pelo más largo». Eso demuestra que sí sabe cómo lucía con melena, pero en lugar de mostrar nostalgia, lo asume con ironía. Es consciente de su pasado, sí —pero sin sentir obligación o deseo de regresar a él.

El trasfondo más serio de sus declaraciones viene acompañado de una crítica al glamur de soluciones rápidas. En Espejo Público, el tema surgió a raíz de un caso real; un hombre que había sufrido graves efectos secundarios tras tomar un fármaco para la calvicie. Ante esto, Miró dijo: «Nunca he querido afrontar las consecuencias de los efectos secundarios que producen esos medicamentos. Me he negado». Marta Robles, periodista presente en el programa, aportó una reflexión adicional: este tipo de medicamentos «no valen para todo el mundo —con una calvicie muy grande no te recomiendan tomar Finasteride. Tu caso era difícil»—. El colaborador asumió la indirecta con humo: «En mi caso ahora, porque hubo un momento donde a lo mejor tomando estos medicamentos podía haber estirado un poquito más el chicle».

Este juego de palabras resalta que el debate no es personal ni emocional, sino informado y consciente de los potenciales riesgos médicos. Es más, siempre ha resaltado por una aceptación plena, sin resignación, con orgullo y naturalidad. También, en público, lo aborda con buen humor y sin filtros y ha decidido no medicarse ni por estética ni por presión social. Además, conoce, a la perfección, los riesgos de los tratamientos y prefiere evitar los efectos adversos.

Publicidad