La vida personal de Pepa Bueno: encontró el amor en RTVE, su familia en Badajoz y su hija
Tuvo una adolescencia complicada antes de mudarse a Madrid y encontrar su pasión en el periodismo

Imagen de Pepa Bueno durante su paso por 'El País'. | | Europa Press
Pepa Bueno vuelve este lunes a TVE. Se reincorpora como presentadora al Telediario de la noche, al mismo programa que ya presentó 13 años atrás. En todo este tiempo su carrera y su vida personal han sufrido unos cambios ineludibles, como su paso por la dirección de El País, numerosos reconocimientos a su labor pública o una ruptura sentimental. Hoy se completa un círculo simbólico en su vida, y es que en esta misma casa encontró sus primeros trabajos como becaria y el amor. Esta periodista de 62 años es el relevo que la cadena pública ha elegido tras la marcha de Marta Carazo, quien fue nombrada jefa de la Secretaría de la Reina y dejó la televisión. El puesto es ahora de la extremeña y se estrena este 1 de septiembre con una prueba de fuego. Después de la emisión del informativo, entrevistará en directo al presidente del gobierno, a Pedro Sánchez.
La vida de Pepa Bueno se explica en cambios e inconformismo. Dejó su pasión por la interpretación para estudiar Periodismo. Después de labrarse una carrera como periodista en Madrid, se mudó de vuelta a su ciudad, Badajoz, para cuidar de su familia. Su ambición le ha llevado a ejercer en radio, televisión y prensa escrita, además de publicar un libro como autora. También ha experimentado la aventura de la maternidad y las pérdidas de familiares muy cercanos, como su madre. Este currículo humano se ha reflejado luego en sus oportunidades laborales, llegando a un nivel de influencia que pocos alcanzan en toda una vida. Dirigió El País de 2021 a 2025, presentó el Telediario de TVE de 2009 a 2012 y ha colaborado con la Cadena SER, el grupo Prisa, Cuarto y Telecinco. Así es sencillo de contar que en 2022 fue incluida en la lista Forbes de las 100 mujeres más influyentes de España.
La «terrible» adolescencia de Pepa Bueno
Su nombre completo es María José Bueno Márquez, pero en la profesión siempre se le ha conocido como Pepa. Nació el 25 de enero de 1963 y es natural de Badajoz. Es la tercera de cuatro hijas y en alguna ocasión ha hablado públicamente de las dificultades que pasó en su infancia y adolescencia. «Fui la clásica adolescente que nadie querría tener como hija», confesó en una entrevista. Se toma con humor esta etapa tan dura de su vida, de esta actitud salen comentarios como: «Cada vez que los padres de Pepa Bueno entraban en una juguetería… las muñecas del escaparate se echaban a temblar». A los 15 años seguía siendo una adolescente conflictiva, «terrible, terrible», que ha empezaba a encauzar su vocación a la comunicación y la transparencia. «Era pedante, leía compulsivamente a Sartre y a Camus sin entender casi nada, pensaba en el suicidio, todo era un desastre», dijo en otra ocasión.
Una ávida lectora con ganas de generar debates que también sentía pasión por la interpretación. Se dedicó unos años a la actuación y formó parte del Centro Dramático Regional de Extremadura. Dejó aparcado el sueño de ser actriz por sacer adelante la carrera de Periodismo. Su vocación no vino de familia, pues su padre fue agente de policía y su madre ama de casa, pero sus intereses humanísticos desembocaron en esta carrera que luego encontró ideal. Estudió en la Universidad Complutense de Madrid, al igual que otros periodistas de renombre como la reina Letizia o Álex Grijelmo. En 2021 su facultad le nombró Alumni Ilustre, reconociendo su trabajo desde sus primeras prácticas con 19 años a su, en ese momento reciente, puesto de dirección en El País.
De la radio a la maternidad, pasando por un gran amor

Su carrera profesional arrancó con unas prácticas en Radio Badajoz, ya que tras perder a su madre quiso volver a su ciudad natal para estar con su padre y su hermana pequeña. Consigue nuevas oportunidades en Plasencia, Teruel y Zaragoza, donde además de crecer en su faceta profesional, encontró al que sería su marido y padre de su hija. Conoció a José Ángel García Longás, un periodista más conocido como Chimi, durante su etapa en RNE Aragón. Compartían su pasión por el periodismo y con los años se convirtieron en un equipo también en el plano personal. Empezaron a salir a finales de los 80 y en 1999 se convirtieron en padres de Manuela, su única hija. A pesar de compartir décadas de trabajo, familia y experiencias, la pareja se separó hace unos años.
Ahora Manuela tiene 26 años y es una joven profesional, como también lo fue Pepa Bueno a su edad. Pero en el caso de la hija de la periodista no se tienen más datos de su carrera. La familia ha protegido su intimidad y ha desvelado pocos detalles de la carrera que ha estudiado la joven o si vive cerca de sus padres. En un reportaje de Marie Claire de 2013, madre e hija posaron juntas cuando Manuela apenas tenía 14 años. En esta publicación mostró su interés precoz por las carreras de Psiquiatría o Relaciones Internacionales, lejos del Periodismo que enamoró a sus progenitores.
Sus intereses más actuales: lectura y vino
El perfil de Pepa Bueno no se termina en sus premios y puestos de responsabilidad. Esta mujer también se define por su gusto por la lectura y el arte. Ha confesado que sigue conectada con el teatro y cuando puede asiste como espectadora a obras por la capital. Hace años que se instaló en Rivas, una ciudad residencial al este de Madrid. La lectura sigue siendo parte de su rutina como cuando era adolescente, pero ahora tiene menos tiempo y concentración para disfrutarla. «Me cuesta mucho leer dos horas seguidas, como hacía antes, sin consultar Twitter o Facebook… hay días que por la mañana, solo mirando mi Twitter, ya he leído muy buena prensa internacional», contó en 2015.

En 2021 convirtió este pasatiempo en otra opción laboral, y es que publicó su primer libro como autora. Lo tituló Vidas arrebatadas: los huérfanos de ETA, publicado por la Editorial Planeta, y en él exploró las experiencias de los hijos de víctimas de los atentados acometidos en 1987. Está comprometida con otras causas sociales, como la educación de las niñas en Camboya. Colabora activamente con la Asociación Escuela para Todas, un ente sin ánimo de lucro y cuyo principal objetivo se centra en la escolarización de estas pequeñas. También tiene otras aficiones más desconocidas, como su gusto por el vino. Este año ha sido nombrada Magistra Bona Dea y embajadora de honor del vino de Montilla-Morilesse, así como la tercera mujer en ser parte de la célebre Cofradía de la Viña y el Vino, junto a figuras como Mario Vargas Llosa y Antonio Gala. En 2009 recibió la medalla de Extremadura y hoy vuelve a la televisión como una de las extremeñas más conocidas de la industria de la comunicación.