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El trastorno que sufre Ester Expósito y que le impide dormir bien por las noches

«Suelo tener sueños como turbios, pero porque estoy medio consciente y mi cerebro se va a lugares oscuros»

El trastorno que sufre Ester Expósito y que le impide dormir bien por las noches

Ester Expósito | Gtres

La actriz Ester Expósito sorprendió este jueves en El hormiguero al hablar con total naturalidad de un fenómeno que afecta a millones de personas en todo el mundo: la parálisis del sueño. Lejos de la imagen glamourosa que proyecta en su vida pública, la intérprete confesó que convive con episodios realmente perturbadores. «Suelo tener sueños como turbios, pero porque estoy medio consciente y mi cerebro se va a lugares oscuros», relató.

Explicó que en esos momentos su cuerpo permanece inmóvil mientras su mente se mantiene despierta. «Un sueño con el que lo paso fatal es que no puedo correr. Me despierto con mucha angustia terrible. También tengo otro que es que había matado a alguien hace tiempo y se me había olvidado». La experiencia, angustiosa por naturaleza, llegó a repetirse en su caso «todas las noches», hasta obligarla a buscar ayuda médica.

La parálisis del sueño, un fenómeno neurológico reconocido

La parálisis del sueño está catalogada dentro de las parasomnias, es decir, trastornos del sueño relacionados con conductas o experiencias anómalas durante el descanso. Se produce cuando existe un desajuste entre la actividad cerebral y el control muscular en la fase REM, aquella en la que soñamos con mayor intensidad.

En condiciones normales, el cuerpo permanece inmovilizado en esta etapa para evitar que ejecutemos físicamente lo que soñamos. Sin embargo, cuando la mente despierta antes de que cese la atonía muscular, se produce la desconexión que provoca esa sensación de estar consciente pero completamente paralizado. Ester Expósito lo definió con precisión tras escuchar la explicación de su neuróloga: «Lo que ocurre es que el sistema locomotor se duerme antes que el nervioso. Entonces tu cerebro piensa que te estás muriendo y te manda señales y ruidos para que te despiertes, pero como estás despierta, pues los oyes».

Prevalencia y factores de riesgo del trastorno que sufre Ester Expósito

Diversas investigaciones estiman que entre el 20% y el 30% de la población ha experimentado este fenómeno al menos una vez en su vida. La prevalencia es mayor en personas jóvenes, en pacientes con trastornos como narcolepsia, y en contextos de estrés crónico o privación de sueño.

El caso de la actriz demuestra precisamente uno de los desencadenantes más habituales: las épocas de mayor presión y exigencia personal o profesional. La falta de descanso reparador, los horarios irregulares y el cansancio acumulado actúan como caldo de cultivo para que se produzcan estos episodios.

Un fuerte impacto psicológico

Aunque los episodios suelen durar apenas unos segundos o pocos minutos, la parálisis del sueño puede resultar aterradora. El hecho de no poder moverse, unido a la aparición de alucinaciones auditivas o visuales, contribuye a aumentar la angustia. Muchas personas describen presencias en la habitación o sensaciones de amenaza, lo que explica por qué históricamente se ha asociado la parálisis del sueño con mitos y leyendas sobre seres sobrenaturales.

Ester Expósito reconoció haber sentido miedo y confusión, hasta que comprendió el origen médico del trastorno. Entender qué ocurre en el cerebro y en el cuerpo durante esos instantes es clave para reducir la ansiedad que generan y evitar que se conviertan en un círculo de miedo anticipatorio al momento de dormir.

A pesar de ello, los expertos insisten en que, aunque impactante, la parálisis del sueño es benigna en la mayoría de los casos. Mantener una correcta higiene del sueño, con horarios regulares, evitando el consumo de sustancias excitantes y reduciendo los niveles de estrés, son medidas fundamentales. En los casos recurrentes, se pueden aplicar técnicas psicológicas para controlar la ansiedad y, en determinadas situaciones, valorar tratamientos farmacológicos que regulen la fase REM.

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