Por qué Letizia prefiere no acompañar al Rey en bodas y otros actos sociales de su vida privada
La mujer de Felipe VI valora mucho sus ratos de descanso y, por eso, acude a contadas celebraciones privadas

Los Reyes, en una imagen de archivo. | Gtres
La reina Letizia cuida muchísimo cada uno de sus pasos. Y lo hace tanto en su vida personal como en la profesional. Es por eso que, cada vez que acude a un evento, intenta siempre estar informada al cien por cien de lo que está sucediendo, se preocupa por lo que pasa a su alrededor más allá de lo que ve e intenta siempre ir un paso más allá. Para ello, se prepara cada uno de los actos oficiales que tiene en su agenda desde su despacho, incluso en aquellos días en los que no tiene ninguna cita. También, se informa de las noticias de actualidad y defiende varios pilares fundamentales de su rutina profesional y que tienen que ver con distintas causas sociales. Es por eso que, cuando llega el fin de semana, la reina aprovecha para descansar y, sobre todo, desconectar. Y es que para ella, sus días de vacaciones son sangrados y suele aprovechar para pasar tiempo con su familia, a quien no ve tanto como le gustaría.
Es por eso que, al contrario que el rey Felipe, la reina suele siempre alejarse de sus compromisos sociales cuando no están en su agenda. Por ejemplo, el año pasado, el monarca estuvo presente en la boda de Victoria Quesada, su ahijada, pero no hubo ni rastro de la reina Letizia, quien prefirió quedarse en casa. Una máxima que sigue desde hace muchos años, en la que prima no dejarse ver en aquellas ocasiones que no están estrictamente marcadas. Pero ¿por qué lo hace?
Las tres razones por las que la reina Letizia valora mucho su tiempo libre

Lo cierto es que las cuestiones pueden ser variadas. Se comenta con frecuencia que Letizia no asiste para no eclipsar a los novios, dado el interés mediático que siempre atrae. Es por eso que prefiere no ser la protagonista, al contrario que sí sucede en su día a día, cuando cada uno de sus viajes y visitas oficiales se convierte en una gran concentración de gente que espera su llegada. De esta manera, también pretende huir de cualquier titular que pueda relacionarla con un evento en la que ella es una mera invitada. También, como decíamos, intenta siempre separar entre lo institucional y lo privado. Y es que la reina mantiene esa separación entre su papel como reina y su vida privada. Considera, como ha demostrado en todos estos años, que su presencia es obligatoria en actos oficiales, pero no en eventos sociales que no forman parte de la agenda institucional. De hecho, varias veces se ha resaltado que es estricta en distinguir lo que representa a la Corona de lo que pertenece a su vida personal.
Además, en estos años, ha demostrado que es una gran defensora de pasar tiempo con su familia, tanto con el Rey como con sus hijas, o dedicarse intereses personales en sus ratos libres. A diferencia de otras reinas consortes europeas, no le gusta estar permanentemente expuesta en compromisos sociales no obligatorios. Esto responde a una idea más moderna de conciliar vida personal y laboral, incluso dentro de la monarquía. También, le gusta controlar el relato mediático. Cuanto menos aparece en actos puramente sociales, menos se alimenta la narrativa de rivalidades, comparaciones con otras royals o especulaciones sobre su vida privada. Ella misma ha trabajado en medios y sabe cómo funcionan esas dinámicas.

Tampoco la reina ha ocultado nunca que es más reservada, independiente y discreta en su vida social. Incluso amigos cercanos han señalado que no disfruta de los grandes eventos mundanos tanto como el rey Felipe, que es más sociable por naturaleza. De esta manera, la reina valora su tiempo libre porque lo entiende como un espacio de intimidad y de control personal, distinto a su rol institucional. Y eso encaja con su estilo de ejercer la monarquía: más centrada en trabajo oficial y menos en lo social. Como decíamos, han sido varias las bodas que se han organizado en los últimos tiempos a los que sí que ha acudido el rey Felipe, pero la reina ha preferido no hacerlo.
Las bodas a las que sí hay ido el Rey, pero no Letizia

En la boda de Natalia Alfonsín Uranga, la hija de Jaime Alfonsín, el jefe de la Secretaría del rey Felipe, el monarca hizo acto de presencia. En ese momento se apuntó a que la reina no había querido «robar protagonismo» a los novios. Tampoco estuvo presente en el enlace de Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova, ya que la mujer de Felipe VI se encontraba en París, apoyando a la delegación española en los Juegos Paralímpicos. Tampoco estuvo en la boda del ahijado del Rey, Felipe López con Lorena Meana, ni en la de Martina Jáudenes. Una de sus ausencias más sonadas fue en el ‘sí, quiero’ de Verónica Urquijo y Roberto Truque Salto, donde se reunió la mayor parte de la Familia Real, pero donde Letizia no hizo acto de presencia. Sí que es cierto que, cada vez que sus respectivas agendas profesional y sociales se lo permiten, tanto el rey Felipe como la reina Letizia intentan pasar tiempo juntos.
Uno de sus planes favoritos es el de ir al cine, ya que es una de sus grandes pasiones compartidas. También aprovechan para hacer este plan cuando están sus hijas, quienes también han heredado este fanatismo por el séptimo arte. En solitario, el rey Felipe suele quedar con sus amigos para comer o cenar, mientras que la reina prefiere acudir a centros de belleza, irse de compras o apoyar a su círculo más cercano —como Sonsoles Ónega— de forma pública.