Tana Rivera proyecta su futuro lejos de Manuel Vega: «Yo soy de convivir, casarme y tener hijos»
La hija de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera sigue trabajando por una vida anónima y alejada de las cámaras

Tana Rivera y Eugenia Martínez de Irujo posando para la portada de 'Vanity Fair' en 2025. | | 'Vanity Fair'
Cayetana ‘Tana’ Rivera ha crecido entre dos mundos y ahora lo sabe explicar. Su lazos con la aristocracia y el toreo le valieron la persecución mediática desde el mismo momento de su nacimiento; al mismo tiempo que se aprovechaba de la nueva protección de la imagen del menor y su cara siempre estuvo pixelada. A sus 25 años -nació el 16 de octubre de 1999-, ha dado un paso adelante y ha tomado las riendas de su discurso público. Este martes se ha estrenado como modelo en la portada de Vanity Fair. Ha compartido una sesión de fotos con su madre, Eugenia Martínez de Irujo, y una entrevista íntima en la que hemos podido conocer a la joven un poco más.
En una de sus pocas entrevistas públicas, la joven ha demostrado que tiene el mismo carácter y energía de su madre y de su abuela, la desaparecida Duquesa de Alba. Se ha reído con el periodista de la revista, ha bromeado sobre su padrastro Narcís Rebollo y ha apuntillado algunas de las confesiones de su madre sobre la dinámica familiar. No tiene miedo a opinar sobre gente ilustre de la historia de nuestro país, que para ella son sus abuelos y padrinos. «Ha llegado a la sesión de fotos puntual, vestida con camiseta blanca, vaqueros anchos a juego y una bandolera de piel. Es una joven de hoy», ha descrito la revista. Es una chica más.
Tana Rivera, sobre el interés por su figura
Su mayor rebeldía de juventud ha sido precisamente esa, ser una chica plenamente corriente. La prensa está fascinada con su discreción: no tiene redes sociales, apenas se pronuncia en público y todo lo que se filtra de su vida es blanco, sin polémicas. Tiene claro que la vida pública no es para ella, aunque trate con amabilidad a quien se le acerque con ilusión: «A mí no me molestan. Es raro que me paren por la calle y me pidan una foto. Me han enseñado desde pequeña que tenemos que lidiar con esto, pero que tu vida sigue». Ha sido clara con la posibilidad de ser influencer, como otras jóvenes en su situación: «Gracias a Dios, no me dedico a nada que tenga que ver con la prensa o con la televisión. Yo los respeto mucho a ellos y ellos me respetan mucho a mí».
Lleva con orgullo su lado profesional. Trabaja como organizadora de eventos en el Grupo Pacífico y colabora con frecuencia en el departamento creativo de la firma de moda E.R.A.X. Acaba de revelar que, en uno de los eventos de la marca al que acudió como embajadora, tenía miedo de que la prensa le preguntara por sus «debilidades». ¿Cuáles? «Mi familia, mis amistades, mi vida amorosa… Lo que a todo el mundo», ha confesado. Esta es su forma de rodear uno de los temas que más interés generan en torno a su figura. Tana Rivera acaba de cortar su relación con Manuel Vega, quien hasta hace un tiempo ha sido su novio formal durante cuatro años. El padre del sevillano confirmó esta noticia el 18 de septiembre pero no dio más detalles de la ruptura.

Hacía botellón y es «bastante tradicional»
Tana Rivera ha dejado atrás a su compañero, pero no sus sueños de futuro. Sigue soñando con formar una familia y a sus 25 años, es una opción que empieza a ser posible. No le asusta defender sus ideales familiares: «No soy nada moderna. Estoy abriendo un poco más mi mente -su madre acoge el comentario entre risas-, pero soy bastante tradicional». Antes de tener hijos, quiere pasar por el altar: «Si pienso en mi futuro, yo soy de convivir, casarme y tener hijos, por ejemplo. En ese sentido, soy de las cosas que se han hecho toda la vida». Aclara que esto no es familiar, pues «mi madre es muchísimo más moderna que yo. A la hora de vestir y en general. Yo soy más cerrada de mente. Pero bueno, lo respeto todo, no critico nada».

Si no habla de su vida sentimental y también evita exponer a sus amigos, sólo le queda hablar de su familia, la cual sí vive de cara a las cámaras. Tana ha hablado del legado que ha recibido de las mujeres de la Casa de Alba y de su padre, el torero Francisco Rivera. De todos ellos ha heredado «la pasión por Sevilla, los toros y el flamenco». También las ganas de celebrar, aunque ahora organice fiestas en bares y no en botellones como ha confesado que hacía de adolescente. Sus planes de fin de semana no tienen que tener grandes lujos, como algunos especulan: «Soy bastante sencilla y me adapto a todo. Me siento igual de cómoda en un bareto que en una cena muy formal».