La nueva vida de Carla Vigo: su ilusión como auxiliar de enfermería y pasión por el flamenco
La sobrina de la reina Letizia salió de un piso tutelado hace algo más de un año y ha estado centrada en su salud

Carla Vigo, en una imagen de archivo. | Gtres
Carla Vigo se enfrentó a uno de los momentos más duros de su vida cuando todavía era una niña. Su madre, Érika, hermana de la reina Letizia, decidió quitarse la vida después de sufrir varios problemas personales. Todo esto hizo que la vida de la pequeña Carla diera un giro de 180 grados, se quedara a cargo de su padre y al cuidado de sus abuelos y sus tías. En todo este tiempo, la joven ha hecho una pequeña incursión en la actuación y, también, se ha dejado ver en alguno otro photocall. Aún así, su vida ha estado marcada por un trastorno en la alimentación que desembocó en una bulimia de la que ha tardado tiempo en recuperarse. Ahora, parece ser que Carla, como ella misma muestra en sus redes sociales, ha querido tomar un nuevo rumbo y enfocarse en el mundo del TCAE —Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería—.
Carla Vigo Ortiz nació en 2001 y es hija de Érika Ortiz —hermana de la reina Letizia— y del escultor Antonio Vigo. Como decíamos, su infancia estuvo marcada por la tragedia; en 2007 perdió a su madre cuando tenía apenas siete años. Desde entonces creció principalmente con su padre en Aranjuez, y su abuela materna, Paloma Rocasolano, también ha sido un apoyo importante en su vida. Con el paso de los años, Carla fue mostrando gran interés por el arte en diferentes vertientes; la interpretación, el canto y el baile. Ha participado en talleres de arte dramático, en proyectos teatrales y en algún cortometraje. Además, se ha dejado ver en el mundo del modelaje y las redes sociales, donde busca abrirse camino como creadora de contenido e influencer, sobre todo en TikTok e Instagram.
La carrera de Carla Vigo en el mundo de la interpretación

Sin embargo, su trayectoria personal no ha sido sencilla. Ha atravesado dificultades relacionadas con la salud mental, incluyendo trastornos de la conducta alimentaria como la bulimia y la anorexia. En algunos momentos, estas situaciones la llevaron a estar ingresada en un hospital psiquiátrico o a vivir en pisos tutelados gestionados por asociaciones que apoyan a personas con enfermedad mental. Estos entornos le han permitido recibir acompañamiento mientras avanzaba en su recuperación. En los últimos años, Carla ha intentado dar pasos hacia una vida más independiente. Ha dejado y retomado los pisos tutelados en distintas etapas, en función de sus necesidades. Al mismo tiempo, continúa trabajando en su faceta pública como influencer, compartiendo experiencias personales, mensajes de superación y contenido relacionado con moda y lifestyle. También ha participado en actividades solidarias, como labores de voluntariado en residencias de ancianos.
En todo momento, la sobrina de la reina Letizia ha sido muy sincera sobre cómo ha sido su vida. Desde la adolescencia ha tenido que luchar contra trastornos de la conducta alimentaria, como la bulimia y la anorexia, a lo que se sumaron episodios de ansiedad y un trastorno mixto. Estas dificultades llegaron a afectarla de forma seria, al punto de necesitar tratamiento especializado e incluso algún ingreso hospitalario en momentos delicados, como tras una ruptura sentimental. Es por eso que, hace algo más de un año y medio, vivió en un piso tutelado, un recurso gestionado por asociaciones que ofrecen alojamiento supervisado y apoyo terapéutico a personas con enfermedad mental. Estos centros no son instituciones cerradas, sino espacios donde los residentes pueden llevar una vida relativamente autónoma, pero con el acompañamiento de profesionales que les ayudan a gestionar su día a día, mantener rutinas y seguir sus tratamientos.
Problemas personales y siempre muy discreta
En varias ocasiones, Carla ha hablado públicamente de cómo este entorno le sirvió para encontrar estabilidad y tener un «punto de apoyo» mientras trabajaba en su salud. Allí convivió con otros jóvenes en situaciones parecidas, participando en actividades y recibiendo seguimiento psicológico. Con el tiempo, llegó a abandonar el piso tras recibir el alta, con la intención de independizarse, aunque también ha regresado en etapas en las que sentía necesitar de nuevo ese entorno protegido. Es por eso que centrarse en el mundo de la interpretación le ha servido para poder respirar un poco de su vida personal. Uno de sus primeros pasos fue trabajar con Rafael Amargo, el bailarín y coreógrafo, con quien colaboró en un espectáculo de danza. Además, ha participado en algún cortometraje y en montajes teatrales alternativos, experiencias que le han servido para ganar tablas y explorar su capacidad creativa en distintos registros.

Paralelamente, ha utilizado sus redes sociales —sobre todo TikTok e Instagram— como escaparate, donde combina baile, canto y pequeños fragmentos interpretativos. Allí ha conseguido reunir una comunidad que la sigue tanto por su autenticidad como por su interés en el mundo del espectáculo. Hace un tiempo, Carla decidió cerrar sus redes sociales y centrarse en cuidarse. Aún así,se puede observar esta nueva etapa que ha iniciado —gracias a su biografía de su perfil de Instagram— y que sigue siendo un apasionado de la música y, especialmente, del flamenco. Aunque en un segundo plano, la reina Letizia siempre se ha preocupado por lo que le sucedía a su sobrina. También, sus abuelos, especialmente Paloma Rocasolano, siempre ha estado echándole un ojo y preocupándose por su estado de salud.
Es más, en una de sus últimas hospitalizaciones, la prensa pudo captar a Paloma y Jesús recogiendo a su nieta y estando muy pendiente de ella. Sí que es cierto que, en lo que tiene que ver con la reina Letizia y sus primas, ha intentado pasar siempre desapercibida, ya que desde Casa Real, no gusta que se hable de cuestiones más privadas. En todo este tiempo, además, ha hecho amigos del mundo del espectáculo como Rafael Amargo o Amor Romeira.