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La vida de novela de Antonio Muñoz Molina: un divorcio, tres hijos y un gran amor junto a Elvira

El escritor es un referente en la literatura y, desde hace 20 años, comparte su vida con la creadora de ‘Manolito Gafotas’

La vida de novela de Antonio Muñoz Molina: un divorcio, tres hijos y un gran amor junto a Elvira

Antonio Muñoz Molina junto a Elvira Lindo y su hijo Arturo. | Redes sociales

Cuando Antonio Muñoz Molina escribió El invierno en Lisboa muy probablemente todavía no sabía que esa ciudad iba a ocupar un lugar muy especial en su vida. La novela vio la luz a finales de los años 80 antes, también, de conocer a la mujer que formaría parte indispensable de su creación, no solamente literaria, sino, también, personal. Luego, publicó Ventanas de Manhattan, en la que quiso dejar constancia de una vida en Nueva York, marcada por su trabajo en la universidad y por unos años en los que se quedó totalmente prendado de la ciudad de los rascacielos. En todas esas experiencias, además, siempre ha habido un nexo en común; Elvira Lindo. Su pareja desde hace algo más de dos décadas, con la que ha formado su particular familia y su máxima inspiración siempre.

Pero Antonio Muñoz Molina no fue siempre tan internacional. Su infancia la pasó en la ciudad de Úbeda, donde nació en una mañana de invierno de 1956. Creció en un ambiente sencillo; su padre trabajaba en una huerta y vendía hortalizas en el mercado, y su madre se dedicaba al hogar —eran jóvenes aún cuando él nació, ambos, además, compartían experiencias duras de la Guerra Civil—. Sus primeros años de vida transcurrieron en la casa familiar, un lugar que él mismo definió como «el cuarto de la viga», una buhardilla alquilada donde fueron, además, muy felices.

Los comienzos de Antonio Muñoz Molina en la literatura

Antonio Muñoz Molina, en una imagen de achivo.

Fue allí donde comenzó a crear y soñar. En cuanto a su educación, hizo la escuela primaria en Úbeda en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, y el bachillerato en colegios como el Salesiano Santo Domingo Savio y el Instituto de Enseñanza Media San Juan de la Cruz. Intentó inicialmente estudiar Periodismo en Madrid, pero esa etapa no le satisfizo. Es más, él mismo cuenta que fue «un fraude». Más tarde, se trasladó a vivir a Granada, donde se licenció en Historia del Arte. Durante su estancia en Granada empezó a colaborar en el diario Ideal, lo que sería uno de sus primeros pasos públicos como escritor.

Su primer libro publicado fue El Robinson urbano (1984), una recopilación de artículos periodísticos, lo que muestra ya su inclinación por mirar la realidad contemporánea con mirada crítica y literaria. En 1986 apareció su primera novela, Beatus Ille, pero fue al año siguiente con El invierno en Lisboa cuando obtuvo reconocimiento amplio, al ganar el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa. Desde entonces, ha construido una obra muy prolífica que abarca novelas, ensayos, relatos, artículos, diarios, etc. Algunas de sus novelas más destacadas incluyen Beltenebros (1989), El jinete polaco (1991), Plenilunio (1997), Sefarad (2001), La noche de los tiempos (2009), Como la sombra que se va (2014), Un andar solitario entre la gente (2018) y Tus pasos en la escalera (2019).

También ha cultivado el ensayo —Todo lo que era sólido, etc.—, los relatos y los artículos periodísticos. En el terreno institucional, Muñoz Molina fue elegido académico de número de la Real Academia Española en 1995, tomando posesión del sillón «u» en 1996. Ha sido profesor visitante en varias universidades estadounidenses, entre ellas Virginia y la City University de Nueva York, lo que refleja su proyección internacional. Fue director del Instituto Cervantes en Nueva York entre 2004 y 2006.

Muñoz Molina llegó por primera vez a Nueva York a mediados de los años 90, cuando su matrimonio anterior ya se encontraba en crisis. La ciudad lo fascinó y, al mismo tiempo, lo abrumó. Ha contado en varias entrevistas que sus primeras estancias fueron solitarias, casi de explorador, en las que caminaba largas horas por Manhattan, observando barrios, edificios y escenas cotidianas que más tarde aparecerían en sus textos. Esa experiencia fue el germen de varios ensayos y novelas donde Nueva York es casi un personaje —por ejemplo, Ventanas de Manhattan (2004). En aquella época, el escritor estaba inmerso en un proceso de transformación vital: por un lado, alcanzaba prestigio internacional; por otro, atravesaba momentos de inestabilidad personal. Nueva York, con su anonimato y su energía, le sirvió de refugio y de laboratorio literario.

Su relación con Elvira Lindo entre Nueva York y Lisboa

Fue en 1994 cuando Muñoz Molina se casó con Elvira Lindo, escritora y periodista, creadora de Manolito Gafotas. Poco después comenzaron una vida compartida entre Madrid y Nueva York. Ambos vivieron en la ciudad durante largas temporadas, especialmente cuando él asumió la dirección del Instituto Cervantes de Nueva York (2004-2006). Esa etapa fue muy fértil para los dos: mientras él seguía escribiendo novelas y ensayos, ella se volcaba en su obra narrativa y en sus crónicas. Se convirtieron en una pareja creativa y cómplice, compartiendo proyectos, lecturas y reflexiones sobre la ciudad. Nueva York les ofrecía anonimato, libertad y la posibilidad de reinventarse lejos del foco mediático español. Además, sus paseos por barrios como Brooklyn o el Bronx, sus visitas a librerías, museos y cines, alimentaron una vida cultural muy intensa.

La ciudad de los rascacielos, además, fue un lugar muy especial para ambos. uñoz Molina la plasmó con minuciosidad en libros como Ventanas de Manhattan o Un andar solitario entre la gente. Elvira Lindo también la convirtió en tema de columnas y ensayos, desde una mirada más irónica y cotidiana. En entrevistas, él ha dicho que «Nueva York me dio la posibilidad de desaparecer y de observar», y que junto a Elvira vivió «un tiempo de aprendizaje mutuo, con la ciudad como maestra». Lisboa ha sido la última ciudad elegida por el escritor para establecerse, alternando la capital lusa con Madrid. Él mismo ha descrito Lisboa como un espacio de calma y contemplación, un sitio donde la vida transcurre más despacio, lejos del ruido y la presión mediática. Pasear por sus calles, recorrer librerías, observar el Tajo y convivir con la luz melancólica de la ciudad han marcado tanto su estado de ánimo como su escritura reciente.

Estuvo casado y es padre de tres chicos

Antes de comenzar a compartir su vida junto a Elvira Lindo, el escritor estuvo casado. Fue una relación larga que se desarrolló durante sus primeros años como escritor, en Úbeda y luego en Granada y Madrid. Esa etapa coincidió con sus inicios en la literatura, cuando comenzaba a publicar artículos y a dar forma a sus primeras novelas. Su divorcio fue algo especialmente complicado y doloroso, sobre todo porque era un momento en el que su carrera comenzaba a despegar. Juntos tuvieron tres hijos, de los que no suele hablar con mucha frecuencia, ya que siempre han querido mantenerse en un segundo plano. Aunque eso sí, si echamos un vistazo a las redes sociales de Elvira podemos ver que los vástagos, por parte de su marido, son, también, muy importantes en su vida. En los últimos años, ha mencionado cómo el contacto con sus hijos y con los jóvenes le mantiene conectado con una mirada distinta de la vida. También ha aludido a la importancia de ser agradecido con lo que ha recibido y con lo que puede darles, subrayando que la escritura no es su única herencia, sino también su forma de entender la ética, la memoria y el cuidado de la vida cotidiana.

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