Miguel, hijo de Elvira Lindo: es un erudito con el dibujo y vivió en Nueva York con Muñoz Molina
La conocida escritora de ‘Manolito gafotas’ se convirtió en madre con 23 años y en 1994 comenzó a salir con Antonio

Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina junto a sus hijos, en un collage. | Redes sociales
Dicen que ser madre es una de las cosas más gratificantes de la vida. Un sentimiento al que le acompaña —casi— siempre una pizca de orgullo que hace que todo lo que llevan a cabo los vástagos se vea con cierta ilusión. Y si no que se lo digan a Elvira Lindo, quien, siempre que puede, presume del hijo que tiene. Miguel nació de su primer matrimonio y ha vivido infinidad de aventuras por el mundo de la mano de su madre. Al poco de divorciarse, Elvira comenzó una relación con el también escritor Antonio Muñoz Molina, lo que llevó a la pareja a viajar por distintas partes del mundo como Nueva York o Lisboa.
Elvira Lindo nació en Cádiz a principios de 1962. Su vida personal ha sido tan rica y compleja como su obra literaria, marcada por experiencias que han influido profundamente en su escritura y en su visión del mundo. Desde muy pequeña, Elvira se acostumbró a viajar de un lado a otro debido al trabajo de su progenitor, lo que le permitió conocer distintas culturas y realidades dentro de España. Fue cuando tenía 12 años cuando se mudó a Madrid, donde comenzó a estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Sin embargo, decidió abandonar la carrera cuando se dio cuenta que no estaba haciendo algo que le apasionaba. Una máxima que le ha acompañado siempre.
Miguel, el hijo de Elvira Lindo que tuvo con 23 años
A los 21 años, Elvira se casó por primera vez y, a los 23, tuvo a su único hijo, Miguel Sánchez Lindo. La maternidad a una edad temprana fue un desafío que enfrentó con determinación. Su primer matrimonio terminó en divorcio cuando ella tenía 25 años. Posteriormente, en 1994, contrajo matrimonio con el escritor Antonio Muñoz Molina, con quien ha compartido tanto su vida personal como profesional. Su vida familiar, después de tanto tiempo juntos, se ha consolidado y es que, según Muñoz Molina, formó un «póquer» con los hijos de ambos de relaciones anteriores.
A lo largo de su vida, Elvira ha vivido en diversas ciudades, incluyendo Nueva York, donde residió durante el tiempo en que su esposo fue director del Instituto Cervantes. Esta etapa fue narrada en su libro Lugares que no quiero compartir con nadie, donde reflexionó sobre su experiencia en la ciudad estadounidense. Como decíamos, Elvira tuvo a su primer hijo durante su primer matrimonio. Un niño al que llamaron Miguel y que se dedica a la ilustración, el diseño y la maquetación. Es más, tal y como explican desde la página de TVE, «Miguel Sánchez Lindo es ilustrador, fotógrafo y diseñador editorial que firma las cubiertas de Círculo de Tiza y otras editoriales». Además, también cuenta con su propio perfil de Instagram que nutre de distintas imágenes cotidianas, del día a día, tomadas por su cámara analógica.
Su vida en Nueva York, ilustrador y con varios libros
Sin duda alguna, su perfil profesional refleja una creatividad y dedicación similares a las de su madre, aunque en un campo distinto. En cuanto a su vida personal, Miguel mantiene una relación cercana con su progenitora. Elvira Lindo ha expresado en redes sociales su orgullo y cariño hacia él, destacando su conexión y el apoyo mutuo que comparten. Además, Miguel también mantiene una estupenda relación con los tres hijos de Muñoz Molina, a quienes llama «hermanos». Aunque eso sí, el joven prefiere mantener su vida privada alejada del foco mediático, su perfil profesional y las publicaciones de su madre ofrecen una visión de su trayectoria y personalidad.
Y es que Miguel se ha criado con ellos como uno más de la familia. Elvira Lindo vivió en en la ciudad de los rascacielos durante varios años, una etapa que marcó profundamente su vida personal y profesional. Esta experiencia fue especialmente significativa para ella y su hijo Miguel, quien la acompañó en esta aventura. La familia se trasladó a Nueva York debido al nombramiento de Antonio Muñoz Molina como director del Instituto Cervantes en la ciudad. Este cambio implicó una adaptación tanto a nivel personal como familiar. Elvira Lindo ha mencionado que vivir en Nueva York les permitió experimentar la «grandeza del mundo», donde las relaciones personales se diluyen en la multitud, ofreciendo una perspectiva única sobre la identidad y la pertenencia. Esta vivencia contrastaba con su vida en Madrid, donde las relaciones eran más cercanas y personales.
Durante su estancia fuera de España, Elvira Lindo se dedicó a su labor como escritora y periodista, mientras que su hijo Miguel crecía en un entorno cosmopolita y diverso. La ciudad les ofreció una rica experiencia cultural, aunque también presentó desafíos, como el ritmo acelerado y la constante exposición pública, aspectos que Elvira Lindo ha señalado como aspectos negativos de la vida en la ciudad. Esta experiencia, además, hizo que se fortaleciera su unidad familiar y varios aspectos cotidianos que, en alguna que otra ocasión, se pasan por alto.