La manía que tiene David Broncano con las series que ve: nunca acaba el último episodio
Ha confesado que nunca acaba el último episodio de las series de televisión que le gustan mucho. Lo analizamos

David Broncano | Gtres
Este miércoles, en La Revuelta, David Broncano confesó algo que sorprendió a muchos espectadores: nunca ve el último episodio de una serie que le gusta mucho. Una costumbre extraña a primera vista, pero que encierra una verdad emocional más profunda de lo que parece.
Broncano aseguró que, por ejemplo, ha estado viendo Los Soprano, pero que no es capaz de ver el último episodio porque no quiere que la serie acabe. Una costumbre que no es tan extraña. ¿Qué hay detrás de todo esto?

Terminar una serie es, en cierto modo, una despedida. Después de horas compartidas con personajes, tramas y universos ficticios, el último capítulo marca un punto final inevitable. Broncano, con su habitual mezcla de humor y melancolía, parece haber encontrado una forma de evitar ese pequeño duelo: no llegar nunca al final.
No ver el último episodio es una estrategia de resistencia. Es mantener viva la ilusión de que la historia sigue abierta, de que los personajes siguen ahí, esperando en pausa. Es una forma de alargar el placer de una ficción que nos hizo felices.
Broncano, un espectador romántico
Hay algo romántico en la idea de dejar una historia sin cerrar. En un tiempo en el que el consumo audiovisual es voraz —maratones, spoilers, series que se devoran en un fin de semana—, Broncano propone lo contrario: detenerse justo antes del final, no por falta de interés, sino por cariño. Es como guardar la última onza de chocolate, el último sorbo de vino o la última página de un libro para un momento que quizás nunca llega.
Esa actitud revela una relación emocional con la ficción que va más allá del entretenimiento. Ver series, para muchos, no es solo seguir tramas, sino construir vínculos con personajes que se sienten parte del día a día, sobre todo cuando la serie es larga. Y cuando una historia termina, algo dentro del espectador también se despide.

Paradójicamente, lo inacabado tiene su aquel, su belleza. Dejar una serie sin terminar es una manera de mantenerla eterna, suspendida en su mejor momento, sin el riesgo de que el final decepcione o cierre puertas que uno prefería abiertas.
La confesión de Broncano puede ser, por tanto, más que una rareza personal, y más un espejo de cómo muchos vivimos nuestras emociones frente a la cultura. Nos resistimos al final de lo que nos gusta y nos ha hecho felices, ya sean series, relaciones o etapas de la vida.
 
        