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Entramos en el dúplex de Sabina en Lavapiés con la música por bandera y «antiminimalista»

El cantante reformó dos pisos y los unió, conformando un espacio circular donde las estancias están conectadas

Entramos en el dúplex de Sabina en Lavapiés con la música por bandera y «antiminimalista»

Joaquín Sabina, en una imagen de archivo. | Gtres

Joaquín Sabina siempre ha estado muy orgulloso de sus raíces andaluzas. Pero fue hace mucho años cuando dejó atrás su Baeza natal para dar paso a una nueva vida en Madrid, donde se instaló en uno de sus barrios más castizos; el de Lavapiés. Allí vive junto a su pareja, Jimena Coronado, compone y, también, disfruta de la vida de barrio. Su casa, sin duda, es un fiel reflejo de su personalidad y, sobre todo, de su historia. Y es que la vivienda está decorada con distintos detalles musicales que ponen en valor no solamente la carrera de un cantante sino, también, de un gran compositor.

Como decíamos, Joaquín Sabina vive en el centro histórico de Madrid, en pleno barrio de Lavapiés. Su residencia se encuentra en un edificio tradicional de principios del siglo XX, con la fachada típica del barrio, techos altos y balcones que miran a la calle. La casa combina la atmósfera histórica del lugar con la personalidad del artista, creando un espacio muy acogedor y lleno de carácter. La vivienda es un dúplex de unos 300 metros cuadrados, resultado de unir dos pisos. Esto le permite tener espacios amplios y conectados, con techos altos y vigas a la vista que conservan la estética original del edificio. La luz natural entra a raudales gracias a sus numerosos balcones, iluminando tanto el salón como otras estancias principales.

El espectacular dúplex de Joaquín Sabina en Lavapiés

En cuanto a la decoración, la casa refleja un estilo ecléctico y personal, muy alejado del minimalismo. Sabina ha definido su casa como «antiminimalista y barroca». Está llena de muebles antiguos, alfombras orientales y objetos decorativos traídos de sus viajes, sobre todo de Latinoamérica. Las paredes albergan fotografías, recuerdos de conciertos, discos y objetos personales que marcan su historia y trayectoria artística. Uno de los elementos más llamativos es su biblioteca mural, que ocupa gran parte de las paredes y está repleta de libros. La distribución interior ha sido reformada para eliminar la mayoría de los tabiques, generando espacios fluidos donde el salón se conecta visualmente con la cocina y otras áreas. Además, cuenta con un estudio de grabación propio, donde Sabina trabaja en su música y composición, integrando su creatividad directamente en su hogar.

Además, la casa también cuenta con varios objetos que tienen un gran valor sentimental y artístico como un capote de torero de Manolete, piezas de arte y artesanía, y recuerdos de sus viajes. Cada rincón está pensado para inspirar y acompañar su vida artística, desde los objetos de colección hasta la decoración que mezcla lo clásico con lo exótico. Incluso los baños tienen un estilo más relajado y minimalista, en contraste con el resto de la casa más recargada. Con el paso del tiempo, su casa se ha convertido en su mejor refugio. Es allí donde compone pero, también, del lugar donde se refugió tras la grave caída que sufrió en uno de sus conciertos. Además, allí comparte vida junto a Jimena y sus momentos más especiales.

Una cocina de lo más especial, varios santos y arte

Joaquín Sabina ha hecho del barrio de Lavapiés su hogar durante más de cuatro décadas, y su vida en este entorno ha sido una constante fuente de inspiración para su música y poesía. En sus propias palabras, Lavapiés es un lugar que “está pasando algo”. La vida diaria de Sabina en Lavapiés está marcada por su amor por la cultura y la diversidad del barrio. Disfruta de paseos por el Rastro, donde se pueden encontrar desde cacharrerías hasta objetos curiosos que evocan recuerdos y emociones. Además, su afición por la gastronomía se refleja en su participación en la cadena de restaurantes mexicanos La Mordida, que abrió en 1995 junto a su amigo Julio Sánchez.

Joaquín Sabina junto a Jimena Coronado. | Gtres

En una entrvista con la revista de arquitectura AD, Sabina confesó en qué se había inspirado para decorar su casa. «Soy antiminimalista y barroco, compro mucho en los viajes, y he acumulado un buen número de objetos. La mayoría son de Latinoamérica, y cada uno tiene su historia», explicó. Fue su mujer, Jimena, quien siguió muy de cerca las obras que se hicieron dentro de la casa mientras él se dedicaba a comprar y a recolectar los elementos que iban a vestir la vivienda. Una de las grandes intervenciones dentro del piso fue la de tirar tabiques y dejar un espacio circular para que las habitaciones estuvieran conectadas en forma circular. De esta manera, se puede ver el salón desde la cocina y, por ejemplo, el office desde el dormitorio.

Un billar y mucha importancia a la música y los libros

Sin duda alguna, además de la música, otro de los grandes protagonistas son los libros. Estos están distribuidos por toda la casa, pero encuentran un hueco especial en una librería diseñada por el estudio de María Prado. En su despacho, Sabina tiene colocados varios manuscritos originales de varios escritores y artistas. También, tiene colocada una mesa de billar, flanqueada por estantería. La cocina es un lugar de lo más especial; está hecha a medida y diseñada en blanco con un fondo neutro. Además, también se incluye el amarillo que contrastan con la mesa y las sillas de comedor. En un pequeño rincón, Sabina también tiene colocados varios santos, ángeles y vírgenes, tanto españoles como mexicanos y peruanos que ha ido recolectando durante los años. El baño es minimalista y natural, donde también sigue predominando el blanco. También, ahí hay varios cuadros y pictogramas hechos por amigos. Sin duda alguna, cada detalle tiene su historia.

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