José Sacristán, más allá del actor: su 'affaire' con Mila Ximénez, su enfermedad y tres hijos
El icónico actor acude, esta noche, a ‘El hormiguero’ para hablar de su último proyecto y hacer un resumen de su carrera

José Sacristán, en una imagen de archivo. | Gtres
José Sacristán se sienta, esta noche, en El hormiguero, para presentar su nueva obra, El hijo de la comida. «En su última visita, el intérprete y director, declaró su amor por las tarimas, alegando que para las películas había que invertir un tiempo del que no disponía», explican desde la web de Antena 3. Lo cierto es que Sacristán es uno de los actores con mayor reconocimiento del panorama nacional y contará «cómo se prepara para un estreno a sus 88 años, después de más de 60 años de carrera teatral».
José Sacristán, nacido como José María Sacristán Turiégano el 27 de septiembre de 1937 en Chinchón, Madrid, es una de las figuras más emblemáticas del cine, teatro y televisión españoles. Su vida y carrera reflejan una dedicación inquebrantable al arte de la interpretación, marcada por una evolución constante y una profunda conexión con la cultura española. Criado en la posguerra española, Sacristán vivió en un entorno de dificultades económicas y sociales. Su padre, Venancio, militante comunista, fue encarcelado por motivos políticos, lo que sumió a la familia en una situación de precariedad. Su madre, conocida como La Nati, poseía una voz prodigiosa para las coplas y, a menudo, dejaba a José y su hermana al cuidado de su abuela mientras ella visitaba a su esposo en prisión. Este ambiente familiar marcó profundamente su sensibilidad artística y su visión del mundo.
La carrera de José Sacristán

Durante su servicio militar en Melilla, Sacristán decidió abandonar su oficio de mecánico tornero para dedicarse al teatro. Comenzó su formación en el Teatro Infanta Isabel de Madrid en 1960, donde debutó profesionalmente. Obras como Los ojos que vieron la muerte y Julio César le permitieron ganarse el reconocimiento en el ámbito teatral. Desde entonces, combinó su labor en el teatro con incursiones en el cine y la televisión, consolidándose como un actor polifacético. El debut cinematográfico de Sacristán se produjo en 1965 con la película La familia y uno más, dirigida por Fernando Palacios. A lo largo de las décadas siguientes, participó en más de un centenar de películas, destacando en títulos como Un hombre llamado Flor de Otoño (1978), La colmena (1982) y El muerto y ser feliz (2012). Su versatilidad le permitió interpretar una amplia gama de personajes, desde comedias hasta dramas profundos, siempre con una intensidad emocional que cautivaba al público.
A lo largo de su carrera, Sacristán ha recibido numerosos premios que avalan su talento y dedicación. En 2012, obtuvo su primer Premio Goya por su papel en El muerto y ser feliz, película que también le valió la Concha de Plata en el Festival de Cine de San Sebastián. Además, en 2021, fue galardonado con el Premio Nacional de Cinematografía, un reconocimiento a su trayectoria y contribución al cine español. Además de su labor en el cine, Sacristán ha mantenido una estrecha relación con el teatro. Ha participado en diversas obras y musicales, como El hombre de La Mancha y My Fair Lady, mostrando su versatilidad y pasión por las artes escénicas. Su compromiso con el teatro independiente y su búsqueda constante de nuevos retos artísticos le han permitido mantenerse vigente en el panorama cultural español.
Una vida personal convulsa: tres exmujeres y tres hijos
En su vida personal, Sacristán ha sido un hombre comprometido con sus ideales. Su orientación política de izquierdas y su defensa de los derechos humanos han sido constantes a lo largo de su vida. Además, ha mostrado una gran admiración por la copla y los juguetes, elementos que reflejan su sensibilidad y su conexión con la cultura popular española. A día de hoy, José Sacristán sigue siendo una figura central en la cultura española. Su legado como actor y su influencia en generaciones de intérpretes son incuestionables. Su capacidad para reinventarse y su pasión por la interpretación le han permitido mantenerse activo y relevante en el panorama artístico. Sacristán continúa siendo un referente de la profesionalidad y el compromiso en el mundo del espectáculo.

La encarcelación de su padre marcó mucho su infancia. Su madre, conocida como La Nati, tenía una voz destacada para la copla, y su influencia artística también se dejó sentir en José desde muy joven. La familia estuvo unida pese a las adversidades, y estas experiencias tempranas contribuyeron a su sensibilidad y a su capacidad de empatía, características que luego se reflejarían en su trabajo actoral. En cuanto a su vida sentimental, José Sacristán ha sido bastante reservado. Siempre se ha conocido que ha tenido relaciones estables y duraderas, pero ha protegido su intimidad de los medios. Sacristán se casó con su amor de juventud, Isabel, con quien tuvo dos hijos; José Antonio e Isabel. La pareja se divorció unos años más tarde y José conoció a Liliane Méric, con la que coincidió en la grabación de Lo verde empieza en los Pirineos. Con ella tuvo a su tercera hija, Arnelle.
Su ‘affaire’ con Mila Ximénez y su enfermedad
En los 90, el actor conoció a Amparo Pascual, una actriz que le enamoró. Ambos se casaron en mayo de 2008 en la Embajada española en Buenos Aires y siguen manteniendo una estable relación. Mantuvo, también, una corta relación con la periodista Mila Ximénez, a finales de los años 80. «Algo surgió entre nosotros sin darnos cuenta», contó la colaboradora de Sálvame.
A lo largo de su vida, José Sacristán ha sido coherente con sus ideales políticos y sociales. Ha mostrado simpatía hacia la izquierda y ha defendido los derechos humanos y la justicia social. Esta conciencia se refleja también en su trabajo, donde a menudo interpreta personajes que cuestionan la autoridad, la injusticia o los conflictos morales, aportando un compromiso ético a su arte. En varias ocasiones, Sacristán ha confirmado que padece labilidad emocional, también conocida como síndrome pseudobulbar. Este trastorno neurológico se caracteriza por episodios repentinos de risa o llanto descontrolados, que pueden ocurrir sin un estímulo emocional evidente o ser desproporcionados respecto a la situación que los provoca.

El actor ha compartido que, en el pasado, cualquier alteración en su estado emocional le provocaba problemas físicos como alopecia, inflamación de párpados y desmayos. Incluso recordó haberse desmayado mientras veía la película Las mil y una noches, durante una escena en la que torturaban al personaje interpretado por Turhan Bey. Esto le ha generado ciertos problemas en su vida diaria, afectando a su pelo y, también, a la visión.
