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Las cinco responsabilidades que adquiere Bárbara Mirjan como nueva duquesa de Arjona

Tras casarse con Cayetano Martínez de Irujo, la joven se ha convertido, también, en condesa consorte de Salvatierra

Las cinco responsabilidades que adquiere Bárbara Mirjan como nueva duquesa de Arjona

Cayetano Martínez de Irujo y Barbara Mirjan en su boda. | Gtres

Bárbara Mirjan se convirtió, el pasado fin de semana, en duquesa consorte de Arjona y condesa consorte de Salvatierra, tras casarse con Cayetano Martínez de Irujo. El enlace, sin duda, paralizó la ciudad de Sevilla con un hijo de la duquesa de Alba muy enfadado y una sonriente y elegante Bárbara, tras algo más de diez años de relación. Ahora, la pareja comenzará una nueva etapa en su vida que, sin duda, marcará su sendero. Pero, también, Bárbara deberá asumir nuevas responsabilidades —aunque hasta ahora ejercía la mayoría de ellas— con su nuevo título nobiliario que, ahora, sí que sí, es oficial.

Bárbara Mirjan nació en Madrid y es la única hija de Javier Mirjan, un empresario de origen libanés, y Lourdes Aliende, que nació en el País Vasco. Desde pequeña, ha disfrutado de una educación privilegiada, asistiendo al International School of Madrid y al Runnymede College de La Moraleja. Posteriormente, se trasladó a Londres, donde se graduó en Filología Francesa y Gestión de Empresas por el King’s College en 2019. Además, domina cinco idiomas: español, árabe, inglés, francés e italiano. En el ámbito profesional, Bárbara ha trabajado en diversos sectores. Comenzó en la organización de eventos en la pastelería Mallorca, luego se incorporó a Mediapro y, más recientemente, se desempeñó como coordinadora de eventos en el periódico digital OK Diario.

Las nuevas responsabilidades de Bárbara Mirjan como duquesa de Arjona

Bárbara Mirjan y Cayetano Martínez de Irujo a la salida de su boda, el 4 de octubre de 2025. | Gtres

Su carrera ha estado marcada por su discreción y profesionalismo, cualidades que también ha mantenido en su vida personal. La relación con Cayetano Martínez de Irujo comenzó en 2016, cuando ambos coincidieron en círculos sociales relacionados con la equitación y la alta sociedad. A pesar de la diferencia de edad de 33 años, su relación ha sido sólida y estable, consolidándose con el tiempo. La boda fue un evento significativo, no solo por la unión de la pareja, sino también por los homenajes realizados a la duquesa de Alba, madre de Cayetano, quien falleció en 2014. Bárbara dejó su ramo de novia ante la lápida de Cayetana de Alba como muestra de respeto y afecto. 

Ahora, sí que es cierto que, legalmente, Bárbara no adquiere los títulos nobiliarios de su esposo. Sólo él puede ostentar los títulos que le corresponden como duque de Arjona o conde de Salvatierra. Sin embargo, sí se le puede conceder una cortesía social de «duquesa» o «condesa consorte», lo cual implica que en contextos sociales, mediáticos o ceremoniales pueda ser llamada de esa forma por deferencia, aunque no con todos los derechos legales que otorga realmente el título. Aunque los títulos nobiliarios antiguos aportan poca función formal en cuanto al ejercicio político o legal—no conllevan poder político per se—, ser parte de una casa aristocrática como la Casa de Alba tiene implicaciones concretas.

Funciones representativas, gestión patrimonial y su rol más personal

Como consorte, Bárbara deberá participar en eventos sociales, ceremonias, recepciones, actividades de beneficencia vinculadas a la familia, actos oficiales donde participe la nobleza, etc. Su presencia será importante para mantener la visibilidad de la casa, apoyar causas y representar la imagen de la familia. Además, formará parte de una de las casas más prominentes de la aristocracia española, lo cual implica participación en tradiciones, obligaciones familiares, relaciones con otros miembros de la misma casa, mantenimiento del legado, de propiedades, de patrimonio artístico, cultural, etc. Hay protocolos, obligaciones de cortesía, participación en reuniones y en decisiones familiares.

Cayetano Martínez de Irujo , Genoveva Casanova , Amina Martínez de Irujo Casanova , Luis Martínez de Irujo Casanova y Barbara Mirján
Bárbara Mirján junto a la familia de Genoveva. | Gtres

También, otro de los roles que asume es que tendrá que hacer frente y gestionar un mayor escrutinio mediático de su vida personal, de su papel en la familia, y de cómo ejerza su rol. La prensa ya sigue su actividad, su procedencia, sus estudios, su vestimenta, etc. Tendrá que acostumbrarse a un mayor grado de exposición pública. Aunque no será propietaria del título, podría colaborar en cuidar las propiedades, bienes artísticos, inmuebles, palacios, etc., que están bajo la Casa de Alba. En muchas aristocracias esto incluye ser anfitriona, ayudar en la organización de eventos familiares o sociales en dichas propiedades. En lo privado, hay también expectativas sobre su papel como esposa, posible madre, relaciones con los hijastros —los hijos de Cayetano de su matrimonio anterior—, y la armonía con otros miembros de la aristocracia. El papel humano, personal, de equilibrio entre lo público y lo privado será más exigente.

Sí que es cierto que no tendrá potestad legal sobre los títulos —no podrá, por ejemplo, transmitirlos o ejercer los derechos que solo corresponden al titular—. Tampoco su unión formal con Cayetano no cambia automáticamente el sistema de herencia o sucesión de esos títulos con su matrimonio; los herederos legales siguen siendo los hijos del duque —los mellizos Luis y Amina— conforme a la normativa española vigente. Su posición de duquesa consorte es algo más ceremonial, simbólico y social, por lo que no implica funciones administrativas o legales por sí mismas.

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