Entramos en el cortijo de Morante de la Puebla en Sevilla que recuerda a un castillo medieval
El lugar es clave en la retirada del torero y se ha convertido en un enclave que se alquila para celebraciones o actos

Morante de la Puebla, en una imagen de archivo. | Gtres
Solamente contadas personas conocían que, el pasado fin de semana, iba a ser la última vez de José Antonio Morante Camacho —más conocido como Morante de la Puebla— en la plaza de Las Ventas. El torero se cortó la coleta, confirmando, así, que dejaba su etapa en los ruedos para dedicarse a una vida más tranquila rodeado de su familia. El matador nació en octubre de 1979 en La Puebla del Río, una pequeña localidad de Sevilla. Desde niño mostró una fuerte afición por los toros: sin provenir de familia taurina. Es más, pasaba mucho tiempo viendo capeas, becerradas y observando a los toreros locales. Cuando ya tuvo edad de decidir, un joven José Antonio tuvo muy claro que asumiría el riesgo y se pondría delante de un toro.
En estos años, se ha convertido en uno de los grandes nombres del mundo del toreo, lo que ha hecho que, sin duda, se engrose su bolsillo y mejore su situación económica. Además, desde hace tiempo, José Antonio es dueño de un cortijo andaluz en la localidad que le vio crecer, a muy pocos kilómetros de la capital hispalense. Allí pasa mucho tiempo junto a su familia, ya que, además, cuenta con una plaza de toros para seguir adelante con su gran pasión.
La retirada de Morante de la Puebla de los ruedos

Morante de la Puebla tomó la alternativa como matador en Burgos en 1997, con César Rincón como padrino, lo que marcó el inicio de su carrera profesional. Desde entonces Morante fue conocido por su enfoque clásico, estético y poético del toreo, valorando la pureza del capote y la muleta, heredero en estilo de los grandes del toreo sevillano. A lo largo de su vida ha pasado por plazas tan conocidas como la de Madrid, Sevilla, Francia y América Latina. En 2021 recibió el Premio Nacional de Tauromaquia, otorgado por el gobierno español, en reconocimiento a su capacidad para renovar el toreo clásico y mantener viva la dimensión artística del espectáculo en tiempos complicados. Uno de sus momentos más celebrados recientes fue en 2023, cuando cortó un rabo en la Maestranza de Sevilla, algo que no se veía desde hacía décadas, lo que reforzó su estatus de figura clásica y genuina.
En junio de 2025, además, consiguió abrir la Puerta Grande de Las Ventas, Madrid, un hito muy anhelado por muchos toreros, especialmente para alguien con una trayectoria tan ligada al arte más que a la acumulación de corridas. En estos últimos tiempos, Morante se ha sincerado sobre los problemas a los que ha tenido que hacer frente, sobre todo a nivel mental. Ha reconocido padecer un trastorno disociativo, acompañado de cuadros depresivos, que le han provocado periodos de retirada, momentos de crisis psicológica, pérdidas de motivación, incluso pensamientos suicidas. En varias ocasiones, se ha tratado con terapias intensivas, incluyendo terapia electroconvulsiva, para intentar superar los estados más incapacitantes.
Así es la Huerta de San Antonio, su cortijo andaluz con aires medievales

Sobre su vida personal, Morante ha estado casado hasta en dos ocasiones. La primera vez pasó por el altar junto a Cynthia Antúnez, con quien tuvo un hijo. Luego, contrajo matrimonio con Elisabeth Garrido, con quien fue padre hasta en dos ocasiones más. Mantiene un perfil personal relativamente reservado, aunque ha permitido que su lucha con su enfermedad sea de dominio público como forma de visibilizar y normalizar estos problemas. Su finca, que está bautizada bajo el nombre de la Huerta de San Antonio, se ha convertido en su mayor refugio. Está situada en Camino del Arca, en plena Puebla del Río, y se trata de un antiguo cortijo andaluz que recuerda a un castillo medieval por sus almenas y sus torres. Aunque eso sí, todas estas zonas están revestidas de cal blanca y adornado con cerámica y elementos alfareros.
Además, nada más entrar en la finca, nos encontramos con un camino de albero que conduce hasta dentro del cortijo. En su interior, Morante ha colocado los carteles más importantes de sus corridas con más repercusión, que adornan todas las paredes. Además, la Huerta de San Antonio no solamente sirve como refugio para Morante sino que, también, se ha convertido en un espacio para celebrar bodas, comuniones y otros eventos. Es más, cuenta con una plaza de toros portátil, un campo de fútbol y varios salones para celebraciones privadas o actos culturales. Como recogen en ABC, Morante, además de dar la oportunidad de disfrutar del complejo, también ofrece otras actividades como tientas y exhibiciones taurinas, paseos en catamarán por el Guadalquivir y rutas por carretera.
La finca, además, tiene un papel esencial durante la romería del Rocío, ya que sirve de paso para las hermandades y allí pueden descansar todas aquellas personas que se suman a la peregrinación. Y, sobre todo, está abierto para todo aquel que lo desee, con infinidad de oportunidades, actividades y momentos de reunión y celebración.